El dueño de los Medias Rojas de Boston, John Henry, se reunió con eñ dominicano Rafael Devers tras su molestia por un cambio de posición
El viernes, el dueño de los Medias Rojas de Boston, John Henry, viajó personalmente junto al jefe de operaciones Craig Breslow y Sam Kennedy para reunirse con Rafael Devers, luego de que el slugger dominicano expresara su descontento con el equipo por haberle solicitado jugar en la primera base, tras la lesión de Triston Casas.
La situación estalló cuando Devers afirmó públicamente sentirse traicionado por la directiva:
"No siento que se mantuvieron fieles a su palabra... Me dijeron que iba a jugar como DH y ahora están retrocediendo."
La reunión, que también contó con la presencia del mánager Alex Cora, fue calificada como "productiva", aunque Breslow aclaró que aún no hay un plan concreto para que Devers practique en primera base, aunque seguirán evaluando la posibilidad.
Cabe recordar que esta no es la primera vez que Devers muestra su descontento por cambios de posición. Durante la temporada baja, fue desplazado a bateador designado tras la firma de Alex Bregman, un tercera base con Guante de Oro, relegando a Devers tras años como antesalista titular, donde acumuló 141 errores y -62 carreras defensivas salvadas.
La mejor alternativa para Devers, en caso de que no se logre una solución satisfactoria con los Red Sox, sería solicitar un cambio de equipo (trade) hacia una franquicia que respete su deseo de tener un rol fijo y evite transiciones defensivas que puedan afectar su desempeño y salud.
Desde el punto de vista de la organización, si la relación se vuelve insostenible, intercambiar a Devers por talento joven y profundidad en el roster podría beneficiar la reconstrucción y mejorar la química del club, especialmente si el jugador no está dispuesto a aceptar cambios de rol por el bien del equipo.
Aunque las reuniones parecen haber reducido tensiones, la falta de claridad en los roles y la historia de desacuerdos entre Devers y la gerencia podría desembocar en una separación. El futuro de ambas partes dependerá de su capacidad para priorizar los intereses comunes sobre los individuales.
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