STEFANO PORCILE
Boca y River protagonizará una histórica triología de partidos a partir de este domingo, donde disputan mucho más que simples encuentros deportivos. La historia, sus raíces y hasta las tradiciones de cada uno obligan a la prensa internacional a posar todos los ojos en esta nueva seguidilla de superclásicos.
STEFANO PORCILE
ESPECIAL
BUENOS AIRES. “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera…” recita la frase más célebre de “El Gaucho Martín Fierro”, obra cumbre de la literatura argentina. Pero no todos los hermanos nacieron para estar unidos. Surgidos de la misma madre, el barrio de La Boca en la Ciudad de Buenos Aires, el Club Atlético Boca Juniors y el Club Atlético River Plate parecen ser la excepción a la regla de este famoso escrito de José Hernández. Es que en la tradición más popular de las tradiciones locales, el fútbol, no hay espacio para el amor entre hermanos cuando comienza el partido.
El mundo del balón volverá a sacudirse con los encuentros entre estos dos equipos. Todo comenzará este domingo cuando Boca y River disputen el partido correspondiente a la Liga Argentina, y seguirá el 7 y 14 de este mes con la ida y vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores. Los afiches en las calles, las cargadas y los cánticos comienzan a caldear la previa de una rivalidad de más de 100 años de antigüedad.
Tan importante es este acontecimiento que hasta exjugadores analizan los partidos contra su eterno rival. Enzo Francescoli, exdelantero y ahora dirigente de River Plate, aseguró a la cadena de noticias TyC Sports que “enfrentar a Boca es increíble. Si bien es una semana estresante y de muchos nervios esta bueno. Quien pierda el superclásico estará triste y tendrá que aguantar las gastadas del prójimo”.
La prensa internacional también se hace presente cada vez que se acerca la cita futbolística del año. Algunos medios reconocen que es el partido más impactante del mundo. El país se paraliza, la ciudad de Buenos Aires pasa de ser un caos de tránsito a transformarse en el desierto del Sahara en sólo cuestión de minutos. Los controles policiales se duplican durante estos acontecimientos para evitar batallas campales entre ambas hinchadas por toda la capital. Ancianos, adultos y niños comulgan frente a los televisores para no perderse del evento del que se hablará por los próximos seis meses.
La pasión por este encuentro despierta emociones no sólo en los futbolistas sino también en los periodistas locales, quienes no titubean al momento de demostrar su amor y fanatismo por los colores. Juan Ignacio Erreca, periodista argentino, admite que “es un partido aparte por el significado que le doy como aficionado. Eliminar a River de una copa es como haberla ganado. Prefiero resignar el partido por la Liga si eso me asegura eliminarlos de la Copa Libertadores”. Erreca reconoce que no siente odio por su rival ya que enfrentarse a River “alimenta este deporte tan lindo que se llama fútbol”.
De los 217 partidos jugados, Boca Juniors ganó 80, River Plate 70 y empataron en 67 oportunidades. Según el portal especializado en cotización de jugadores, Transfermarkt, para la seguidilla de encuentros que se disputarán durante mayo, Boca Juniors cuenta con un plantel valuado en casi $ 50 millones, siendo Daniel Osvaldo el jugador más caro, tasado en $ 8 millones. Por su parte, el plantel de River Plate llega a los $ 46 millones, con el delantero uruguayo Rodrigo Mora como su jugador más valioso en $ 5 millones. Entre ambos suman 121 títulos, 67 Boca y 57 River.
Fiel a las costumbres locales, la violencia tiene un papel protagonista en estos partidos. En más de una oportunidad, insultos, patadas, heridos y hasta muertos mancharon las páginas del superclásico. Uno de los casos más conocidos fue la “Tragedia de la puerta 12”. El episodio sucedió en 1968, en la cancha de River, cuando una multitud de Boca intentó salir del estadio. Los accesos estaban bloqueados y la gente comenzó a aglomerarse en las inmediaciones del portón. Esto causó el aplastamiento y muerte de 71 personas, la mayoría menores de edad.
En Argentina tal es el fervor por el fútbol que hasta las mujeres palpitan de manera especial un superclásico. María Paula Piñeiro, fanática de River, reconoce que “es un partido aparte, donde todo puede pasar. Se duplican las emociones, el peso de la camiseta, la responsabilidad. Preferiría ganarle a Boca por goleada los tres partidos a salir campeón de la Liga Argentina”. En la vereda de enfrente, Agustina Devincenzi destaca el amor que siente por su equipo: “Soy fanática de Boca desde que tengo uso de razón. Los superclásicos se viven en mi casa como una verdadera fiesta. En esta clase de partidos se reaviva y fortalece el sentimiento por la camiseta”.
River o Boca, Boca o River. Los hermanos se volverán a encontrar en una triología imperdible a partir de este fin de semana. Sólo uno podrá clasificarse a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Sólo uno alcanzará la (pasajera) gloria. El peso de la derrota recaerá en el perdedor, dejándolo vulnerable hasta que vuelvan a enfrentarse.
