Starlin Castro extraña Nueva York. Evoca sus días en el campo de entrenamiento de Tampa y aunque aseguró que nunca, al menos personalmente, pidió ser canjeado de los Marlins de Miami después de que recalara en el equipo tras llegar en el cambio que envió a Giancarlo Stanton a la Gran Manzana, no puede ocultar que le gustaría estar con los que fueron sus compañeros por dos temporadas.
“No quería que los Yankees me cambiaran”, reconoció el dominicano al diario Newsday. “Me sentí muy mal cuando lo hicieron. Jugué en Nueva York por dos años. Me sentía muy bien allá. Buen equipo. Buenas personas. Buenos compañeros. Fue difícil para mí”.
Pero tras reconocer que el béisbol no es más que un mercado de compra y venta, el infielder confesó que ahora mira hacia adelante, hacia lo que le espera con los Marlins, lejos de las luces de neón que encandilan a Nueva York, y que probablemente para 2018 brillen más con la llegada de Stanton.
“Ahora estoy acá. Esta es mi casa y me siento bien”, apuntó.
Pero la nueva casa de Castro pudiera quizás no serle tan receptiva, al menos en términos ofensivos, para el que será el nuevo tercer bate de los peces.
Proyección pesimista
Castro viene de una campaña sólida, en la que dejó el mejor porcentaje de slugging (.454) y OPS (.792) de su carrera, pero en Marlins Park las cosas pudieran ser diferentes.
El camarero de 27 años viene de jugar en uno de los estadios que favorece a los bateadores con respecto al promedio de los parques de las Grandes Ligas, el Yankee Stadium. Ahora le tocará bajar a Miami, una instalación particularmente complicada para los que empuñan el madero y de hecho, según Fangraphs en los últimos cinco años, sólo un terreno de béisbol en la Liga Americana –de donde venía Castro- es más hóstil para los toleteros que el del sur de Florida.
El Yankee Stadium tiene un efecto particularmente positivo para dar jonrones. De hecho, es el tercer estadio en todas las mayores que más beneficia a los toleteros derechos a la hora de sacar la pelota, mientras que Marlins Park es el antepenúltimo en ese apartado. Castro pegó 25 de sus 37 estacazos en los dos años que estuvo en Nueva York en casa. El domo de la Pequeña Habana, no obstante, favorece a los bateadores derechos a la hora de dar dobles, pero en general, en el momento de batear imparables, es uno de los más complicados.
Quizás de ahí que tanto Fangraphs como Baseball-Reference proyectan que Castro tendrá una campaña con números bastante inferiores en 2018, con un promedio de bateo alrededor de .270 y un OPS rondando los .750.
Optimismo en casa
Pero desde el campo de los Marlins hay optimismo con Castro, quien por cierto, inició el spring training con un rendimiento bastante lento con el madero.
Don Mattingly, mánager de los peces, está confiado en que el dominicano será un toletero efectivo en el medio de su alineación.
“Él puede batear”, aseguró. “No le voy a pedir que salga a dar jonrones o algo así. Sencillamente que conecte sus hits y así va a empujar unas cuentas carreras”.
Como tercer bate de por vida, Castro tiene promedio de .264 con .291 de porcentaje de embasamiento y .400 de slugging además de 11 jonrones y 61 fletadas en 135 turnos al bate.
En contraste, Christian Yelich conectó para .287 con .370 y .444 de slugging mientras estuvo alineado por de tercero en la contienda pasada con los Marlins.
Para Castro no hay, sin embargo, ninguna motivación para sentir presión extra.
“Bateo en cualquier parte de la alineación. Siempre salgo con el mismo enfoque sin importar donde estoy bateando”, señaló.
De acuerdo con Gary Denbo, presidente de desarrollo de peloteros de los peces y quien estuvo con Castro en los dos años con los Yankees, el toletero derechos será de gran beneficio para la ofensiva de Mattingly.
“Tiene la habilidad para batear para promedio y para ser un segunda base también tiene fuerza”, aseguró. “Starlin Castro es un buen jugador. Tiene una de las mejores manos que he visto para un bateador. Es capaz de pegarle a la pelota con la parte gruesa del madero incluso cuando queda sin balance ante envíos difíciles”.
Pero más allá del optimismo del bando marino, Castro tendrá un reto complicado en el sur de Florida, en un equipo en reconstrucción y en donde tendrá una de las mayores responsabilidades ofensivas.
El 11 de diciembre pasado cuando se enteró que iría a Miami, Castro no sonrió. Y el 29 de marzo próximo cuando le toque enfrentarse por primera vez con el uniforme de los peces a las grandes sabanas del Marlins Park probablemente tampoco tenga muchos motivos para hacerlo.
Con el objetivo puesto
Estas son las metas individuales que pudiera lograr Starlin Castro en la venidera temporada de las Grandes Ligas:
*100 jonrones: Al toletero dominicano le falta un solo estacazo para llegar a esa cifra. Al completarlo se convertirá en el 43ro pelotero de su país en lograrlo. La lista la encabeza Albert Pujols con 614.
*500 impulsadas: Al empezar la campaña, Castro lo hará con 496 impulsadas. Un total de 42 jugadores de su país lo han hecho, y la lista la encabeza también Pujols con 1918.
*1300 hits: Castro tiene 1280 incogibles. Con 20 más se sumará al grupo de 43 dominicanos en esa marca.
*100 bases robadas: Castro tiene 81 estafadas, y aunque en las últimas cinco campañas no ha robado más de diez por año, en dos ocasiones, se escamoteó más de 20.