La vida de cualquier persona puede cambiar por completo de un momento a otro y eso fue exactamente lo que sintió el lanzador Nic Enright, tan solo cinco días después de que los Marlins de Miami lo seleccionaran en el Draft de Regla 5 en diciembre del año pasado.
Enright, de 26 años de edad, despertó una mañana con lo que él pensaba era solo una tortícolis en el cuello; sin embargo, al día siguiente, sus ganglios linfáticos estaban inflamados, por lo que el joven serpentinero prefirió no correr ningún riesgo adicional y asistió a la sala de emergencias.
Allí, después de algunas evaluaciones, Enright fue diagnosticado el 23 de diciembre con linfoma de Hodgkin en Estado 2, con predominio nodular.
"Me sentía bien. Sentía que estaba en el tope de la montaña y de pronto todo se vino abajo con este diagnóstico”, le comentó el lanzador al portal oficial de los Marlins. "Pero ahora siento que tengo un buen plan de aquí en adelante sobre cómo combatir esto y vencerlo", agregó.
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El nativo de Virginia trabajó en Doble A y Triple A con los Guardianes de Cleveland en la contienda pasada y registró una efectividad de 2.88 en 48 apariciones (una de ellas como iniciador) y ponchó a 87 rivales en un total de 65 entradas y dos tercios de labor.
Además de las muestras de cariño recibidas de amigos y familiares, Enright también ha encontrado motivación en la historia de otros jugadores profesionales de béisbol que batallaron frente a frente con el cáncer y lograron continuar sus carreras, tales como el primera base de los Yanquis, Anthony Rizzo, y el lanzador venezolano de los Mets, Carlos Carrasco.
"No es un 'si', sino un 'cuándo'. Cuando supere esto, entonces podré ayudar al equipo a ganar varios juegos”, sentenció Enright.
FUENTE: Andrés Espinoza Anchieta