domingo 20  de  julio 2025
Super Bowl

Miami, la ciudad donde el Super Bowl se llenó de sol, color y tradición

Desde que celebró su primera final en enero de 1968, Miami se transformó en una de las sedes habituales y más pintorescas del Super Bowl, consiguiendo el récord de efectuar más ediciones del clásico de la NFL junto a la ciudad de New Orleans, con diez cada una
Por ROGERIO MANZANO

El próximo 2 de febrero de 2020, el Super Bowl regresará nuevamente a Miami. El evento volverá a una ciudad que, al decir de Eddie Jones, presidente de los Dolphins entre 1996 y 2005, tiene “todas las cosas que se pueden ofrecer en una propuesta para ser la sede”.

Y es que la metrópoli floridana posee una de las más ricas y largas tradiciones dentro de la historia del fútbol americano de todos los tiempos. No obstante, para realizar un recuento de las celebraciones del máximo clásico de este deporte en Miami no es posible hacerlo sin antes mencionar la historia del Orange Bowl, el sitio donde germinó la semilla de la portentosa leyenda que convirtió a la Ciudad del Sol en una de las áreas urbanas favoritas para efectuar un partido final por el título de la NFL (National Football League).

Todo comenzó en el Orange Bowl

En julio de 1936, el equipo de los Hurricanes llegó un acuerdo con la Ciudad de Miami para construir un nuevo estadio que pudiera funcionar como sede principal del seleccionado universitario. La edificación se completó un año después en un terreno aledaño a la Pequeña Habana, a un costo de $340.000 dólares, y fue denominado Burdine Stadium. Con una capacidad inicial para 23,330 espectadores, el 10 de diciembre de 1937 se efectuó el primer partido entre las universidades de Miami y Georgia.

Por esas fechas el fútbol universitario había alcanzado un pico de popularidad en todo el país, Miami no era la excepción. Debido a esta gran afluencia de público, el estadio pronto necesitó incrementar su capacidad en 10.000 asientos más, lo que elevó el número de sillas hasta 35.030. En años posteriores la cifra continuó creciendo hasta que en la década de 1960 llegó a conseguir un aforo superior a los 70.000 espectadores. Entre 1977 y 1980 se logró la máxima expansión del graderío, que pudo albergar en esas temporadas hasta 80.045 fanáticos. Al cerrar sus puertas en 2007, la concurrencia total que podía admitir la instalación había bajado hasta 72.300 personas.

En 1959 el estadio cambió de nombre y fue rebautizado con el de Orange Bowl. Apenas siete años después, los Miami Dolphins, el primer equipo profesional de la ciudad, se unía a la American Football League (AFL). La nueva franquicia efectuó su desafío inaugural el 2 de septiembre de 1966 y durante los siguientes 20 años ubicaría su cuartel general en el emblemático coliseo de la Pequeña Habana.

En el Orange Bowl también de produjo la única temporada perfecta en la historia de la NFL, que protagonizó el equipo local en 1972, así como la mayor cantidad de victorias logradas en una campaña de un club jugando en casa, con 31.

El Super Bowl descubre al Orange Bowl

Solo una ciudad como Los Ángeles, y su admirable Memorial Coliseum, pudieron arrebatarle a Miami la sede del primer partido por el campeonato en 1967, luego de producirse la fusión de la American Football League (AFL) y la National Football League (NFL). De hecho, a diferencia de hoy, que la locación para este magno evento se selecciona hasta con tres años de antelación, Los Ángeles fue escogida apenas seis semanas antes del kickoff.

Teniendo en cuenta que, en la regla oficial para este tipo de partido se estipuló que la celebración del encuentro siempre se disputaría en una cancha neutral, para el siguiente certamen de 1968, donde Green Bay Packers y Oakland Raiders lucharían por el título de campeón, la ciudad de Miami y su Orange Bowl no tuvieron rivales para ser elegidos como sede de este importante choque.

Aunque todavía no se le conocía como Super Bowl, Miami volvió a acoger otra final en 1969, pelada esta vez por New York Jets y Baltimore Colts. El clásico del año 1970 le sería entregado a New Orleans, pero Miami volvió a vestir sus mejores galas para ser el terreno neutral del, ahora sí, denominado Super Bowl, entre Baltimore Colts y Dallas Cowboys. La ciudad del sol no volvería a celebrar otro Super Tazón hasta su décima edición en 1975, cuando se enfrentaron Pittsburgh Steelers y Dallas Cowboys.

La última vez que el Orange Bowl vio un partido por la discusión del trofeo Vince Lombardi fue en 1979, cuando, curiosamente volvió a reeditarse la final de 1975 entre Pittsburgh y Dallas.

Un estadio, diez nombres y otras cinco finales

Para cuando el Super Bowl regresó a Miami diez años después, en 1989, muchas cosas habían ocurrido. Por ejemplo, el Orange Bowl ya había perdido su lugar como la casa matriz de los Dolphins y ahora el equipo disponía de un nuevo parque en la ciudad de Miami Gardens, el por entonces denominado Joe Robbie Stadium.

La moderna instalación, construida en 1987 a un costo de 115 millones de dólares, no solo sería la guarida oficial de los Dolphins desde entonces, sino también la nueva propuesta que, a partir de entonces, postularía el área metropolitana miamense para alojar partidos finales de la NFL.

Entre el certamen de 1987 y la próxima versión del 2020, Miami acogió los Super Bowl XXIX (1993), XXIII (1999), XLI (2007) y el XLIV (2010). Aunque, el evento del 2020 tendrá como sede un renovado Hard Rock Stadium, este es apenas el décimo nombre utilizado por el recinto desde su primera temporada entre los que han sido familiares también entre los fanáticos el de Pro Player Stadium, Dolphins Stadium, Land Shark Stadium o Sun Life Stadium, entre otras variantes más o menos cortas de estos mismo nombres.

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