IVÁN GONZÁLEZ ROMERO
El inicialista de los Tigres de Detroit llega a este torneo convertido en el pelotero más temible de las mayores, incluso por encima de un grupo de peloteros notables de estos tiempos
IVÁN GONZÁLEZ ROMERO
@ivanGonRom
Si no fuese por el hecho de lograr las cosas con tanta facilidad, y si no fuese por algunas barreras más allá del terreno de juego, Miguel Cabrera sería con toda facilidad la cara que ilustraría todo el béisbol. No sería Mike Trout, ni Bryce Harper, ni Clayton Kershaw ni Andrew McCutchen. El nombre del venezolano sería el más sonoro.
Pero eso no quiere decir que pueda llegar a lograrlo. Hasta ahora ha conseguido casi todo lo que sueña hacer un jugador de béisbol.
Miguel Cabrera podría tener más cuesta arriba la posibilidad de lograr sus hazañas. No es que no tenga cómo lograrlas, sino que la lista es tan amplia y los acontecimientos tan brillantes, que pareciera misión imposible superarse.
Una revisión de lo hecho en su carrera de 13 años comienza por logros notables, muy difíciles para otros que son grandes estrellas en el deporte. Hasta ahora ha alcanzado la triple corona de bateo, 45 años después de su antecesor más reciente. En el 2013, un año después de esa faena, el inicialista de los Tigres de Detroit superó su promedio de bateo para llevarse su tercera diadema en promedio de bateo, al terminar con .348. Repitió la dosis de vuelacercas (44) y remolcó dos rayitas menos (137), pero no volvió a ganar la triple corona porque Chris Davis le superó en estos dos renglones y porque jugó limitado por las lesiones.
Sin frenos
La impresión que suele dar Cabrera es que su esfuerzo es mínimo sobre el terreno de juego. No se trata de que no le ponga empeño a su accionar (todas las estadísticas lo refrendan), sino que cada paso que da parece hacerlo sin mayor esfuerzo. Al preguntarle sobre esa naturalidad, alguna vez pidió no repetir demasiado esa impresión. “No digas eso, que bastante que me esfuerzo para lograr todo esto”, disparó ante la pregunta.
Hasta este momento, lo único que Cabrera no ha conseguido es ganar el Guante de Oro. En su listo de cosas por hacer está ese galardón, que le ha sido esquivo, entre otras razones, por el prejuicio que opera en su contra. En lo referente a lo defensivo ha ido de posición en posición, con idas y vueltas a la antesala y la inicial, cumpliendo el reto de jugar allí sin que se note un bache sustancial.
El venezolano fue firmado como un campocorto por los Marlins de Florida, y una semana antes de subirlo, en la campaña de 2003, apenas tuvo una semana para prepararse y jugar como jardinero izquierdo. Hizo la conversión, subió a las mayores y con sólo 20 años llegó hasta la Serie Mundial, donde impresionó al dispararle cuadrangular a Roger Clemens, para entonces una súper figura de los Yankees de Nueva York.
Hasta ahora, Clemens no ha sido la única víctima de su ensañamiento, pues ha castigado por igual a cualquier lanzador. Mariano Rivera, con lo mejor de su repertorio, fue víctima de sus batazos. Los errores en los turnos en su contra se pagan. Una vez Freddy García describía lo que ocurría cuando se le deja algún pitcheo en territorio. “Eso se paga con jonrones”, aseguraba.
Cabrera sigue teniendo el espíritu del muchacho que firmó para jugar al profesional con un poco más de 16 años. Para él el béisbol sigue siendo algo divertido. Es por ese mismo goce que pareciera no tomarse en serio las cosas dentro del terreno. Por suerte sus números desdicen la impresión. Lo malo es que al no tener dominio del inglés, el gran público de este deporte se ha perdido tanto de sus salidas jocosas como de la explicación que hace sobre el bateo y otros aspectos del juego.
PASO REDOBLADO
Miguel Cabrera cumplirá 33 años el próximo 18 de abril y su carrera está en el punto más productivo como atleta. Por lo pronto va a la par de figuras como Frank Robinson, Hank Aaron, Ken Griffey, Mel Ott y Willie Mays, todos inmortales del béisbol, con números en sus registros para convertirse en inolvidables.
LA ADMIRACIÓN DE SUS COLEGAS
"Los fanáticos olvidan cuán bueno es él en realidad. No lo ven robando bases y volviendo locos a los receptores. Deben entender que cuando ven a alguien como él bateando, estás presenciando a la grandeza". Torii Hunter (Expelotero).
"Le lanzas pegado y jala la bola. Le lanzas afuera y puede poner el batazo entre center y right. No hay una sola manera para lanzarle o para tratar de hacerlo out. Tienes que tratar de reinventarte en cada ocasión”. C.C. Sabathia (Yankees de Nueva York).
"Es el bateador más relajado que yo haya visto jugar. Es un bateador inusual, porque tiene '8' como bateador y '8' como bateador de fuerza". (8 es el resumen de 80, el punto más alto que otorga un buscador de talento). Alex Rodríguez (Yankees de Nueva York).