MIAMI— En aras de sembrar temor y dudas entre los votantes, los asesores del presidente Joe Biden al parecer le han indicado que intensifique su agresividad en los ataques contra la figura del líder republicano Donald Trump.
MIAMI— En aras de sembrar temor y dudas entre los votantes, los asesores del presidente Joe Biden al parecer le han indicado que intensifique su agresividad en los ataques contra la figura del líder republicano Donald Trump.
El presidente 45 de Estados Unidos se mantiene como un muro indestructible y se encamina, con el respaldo de la mayoría de los conservadores, a ser nuevamente candidato presidencial. Hasta ahora, todas las encuestas así lo indican, porque su amplia ventaja en la intención de voto para las elecciones primarias aumenta, lejos de disminuir.
“Algo peligroso ocurre en Estados Unidos”, dijo Biden este jueves al revivir sus advertencias de que Donald Trump y sus aliados representan una amenaza existencial para las instituciones democráticas del país, un discurso muy similar al que amplificó la expresidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, durante todo el mandato de Trump.
Nancy Pelosi y el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, llegaron a alertar a los altos mandos militares de Estados Unidos sobre las intenciones de Trump de crear una Tercera Guerra Mundial por su férrea postura frente a la expansión y el espionaje de China.
Mientras Pelosi diseminada todas sus aseveraciones, el presidente 45 de EEUU concretaba un histórico acuerdo de Paz entre Israel- Emiratos Arabes Unidos y Bahrein en el 2020, que dio un giro de 180 grados a la situación en el Medio Oriente, en una importante alianza contra un enemigo común: Irán.
Ese mismo año, y después de 18 meses de presión sobre el más poderoso régimen comunista en Asia, China se vio obligada a firmar un trascendental acuerdo sobre aranceles que otorgó justicia al intercambio bilateral con Norteamérica y puso a EEUU en el lugar que le correspondía.
Mientras los demócratas y los grandes medios de prensa de izquierda advertían de un supuesto "desequilibrio mental de Trump", el jefe de la Casa Blanca ponía de rodillas a Irán con fuertes sanciones, junto a los regímenes autoritarios en el mundo y en Latinoamérica como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Además de destruir militar y económicamente o frenar el avance de grupos terroristas como el Estado Islámico (ISIS), Al Qaeda, Al Shabaab en Somalia, el ejérctio de Liberación de Beluchistán en Pakistán, Boko Haram en Nigeria; entre muchos otros.
Como patrocinador del terrorismo, Irán mantiene un rol fundamental directo e indirecto junto a otras naciones que sirven de fuentes de suministros, respaldo financiero, entrenamiento y reclutamientos. De ahí la eliminación en Bagdad, con la orden de Trump, del comandante iraní de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución, Qasem Soleimani.
Por otra parte, Trump realizó una histórica visita a Corea del Norte y se reunía en son de paz y poderío militar estadounidense con Kim Jong-Un, que detuvo los lanzamientos de misiles de corto y mediano alcance y que en estos momentos los ha intensificado durante el gobierno de Joe Biden.
En la Europa del Este, el entonces presidente Trump mantenía a raya a Vladimir Putin en una relación de respeto mutuo, al tiempo que dialogaba con el mandatario ucraniano, Vladimir Zelenski, sobre temas importantes y el latente conflicto entre Moscú y Kiev.
A modo de resumen, el "pronosticado 'protagonista' de la Tercera Guerra Mundial" no dio cabida a un solo conflicto bélico en el planeta, a diferencia del legado de su predecesor Barack Obama: ocho años continuos de guerras.
Frente a los resultados de las encuestas en las que Trump avanza de forma acelerada, pese a todos los intentos por inhabilitarlo, y en las que Biden cae en picada, la Casa Blanca intensifica los ataques contra el exmandatario y las acusaciones judiciales sin precedentes en la historia del país. Sobre la estrategia de la izquierda y de la ideología "Woke" socialista, decenas de millones de estadounidenses han despertado del letargo político y comprenden o se suman al movimiento Hacer Grande a América Otra Vez (MAGA, por sus siglas en inglés).
Como una idea del interés que despierta Trump, la reciente entrevista del exconductor estrella de Fox News, Tucker Carlson, al expresidente, acaparó en vivo la audiencia de 78 millones de personas contra poco más de 12 millones registrados por la cadena de television.
“Hay un movimiento extremista que no comparte las creencias básicas de nuestra democracia. El movimiento MAGA”, dice Biden en extractos del discurso del jueves en Arizona, difundidos con antelación por la Casa Blanca.
Aunque las votaciones de las primarias republicanas de 2024 no comienzan hasta dentro de unos meses, el enfoque de Biden refleja el estatus de Trump como favorito indiscutible para la nominación de su partido, a pesar de enfrentarse a cuatro acusaciones judiciales, dos de ellas relacionadas supuestamente con sus intentos de anular la dudosa victoria de Biden en las elecciones de 2020, cuando varios estados demócratas aprobaron controversiales medidas de última hora antes de los comicios generales de ese año para transformar el sistema electoral.
El discurso de Biden es el cuarto de una serie de alocuciones sobre el tema por los intentos de permanecer en el cargo, incluso frente a los bajos índices de aprobación por sus fallidas medidas económicas, de política nacional y exterior que se unen a la preocupación generalizada de los votantes por su edad, 80 años, y por su visible deterioro mental y físico. Sin embargo, el Partido Demócrata insiste en apoyarlo pese al rechazo popular de más del 70%.
Biden estuvo meses tratando de aprobar su presupuesto que tuvo que ser fragmentado y remodificado varias veces. Su plan inicial de más de 6 billones de dólares se vio reducido a menos de la mitad mediante la Ley de Infraestructura y la mal llamada Ley de Reducción de la Inflación, que hasta el nombre tuvo que reajustar para poder firmarla en la Oficina oval.
Ahora Biden atraviesa otras de sus constantes y comunes tormentas ante la necesidad de un nuevo aumento del techo de la deuda de EEUU que supera los 32 billones de dólares o la parálisis del gobierno federal. Mientras, los republicanos de la Cámara de Representantes realizaron la primera vista de su investigación para la posible destitución del jefe de la Casa Blanca, sin muchas posibilidades de avanzar en el Senado, donde los demócratas tienen mayoría.
Pero de cualquier manera, la investigación pone al descubierto lo que los conservadores y medios de prensa han confirmado sobre Joe Biden como posibles pruebas de corrupción, desde que era vicepresidente en el gobierno de Barack Obama y su influencia directa en los negocios turbios de su hijo menor, Hunter Biden, en Ucrania y China.
FUENTE: Con información de AFP