domingo 20  de  julio 2025
CASA BLANCA

China sin opción frente a los aranceles estratégicos de Washington

El presidente de Estados Unidos Donald J. Trump sabe que se encuentra en una fuerte posición de ventaja frente al llamado gigante asiático, que se ha debilitado internamente

Por Leonardo Morales

La imposición de aranceles -como parte del megaplan económico del presidente Donald J. Trump- sigue en la mira de los países afectados y bajo las críticas de analistas, la mayoría de ellos aliados de la izquierda.

Pocos se han detenido a descifrar el verdadero rol de los aranceles de Washington, más allá del nuevo orden en el comercio mundial en busca de justicia, competencia y equidad real de derechos.

Antes de asumir Trump su cargo, los medios liberales y los demócratas comenzaron su campaña para atemorizar a los estadounidenses y al mundo sobre una inminente y automática gran recesión económica a causa de los aranceles. La propia realidad hizo esfumarse esa hipótesis.

Al mismo tiempo la emprendieron sobre la desestabilización del comercio mundial, la ruptura de las cadenas de suministros y por último un supuesto incremento descontrolado de la inflación.

Hasta ahora los anteriores pronósticos han quedado en un alarmismo infundado e impulsado en contra del gobierno conservador en Estados Unidos.

A merced de los medios de izquierda, activistas y congresistas demócratas, China y Europa serían las grandes víctimas del látigo arancelario de Trump.

Sin opción: El aumento de las exportaciones

En junio, las exportaciones de China hacia EEUU crecieron un 5,8% interanual y se dispararon un 32,4% respecto al mes anterior, contrario a todos los pronósticos negativos de algunos analistas.

El comercio exterior de China alcanzó niveles récord el año pasado, que supuso un gran sostén para una economía lastrada y sumamente debilitada por una prolongada crisis inmobiliaria, el bajo consumo y el alto desempleo juvenil que se sitúa en el 15%.

Mientras, la fuerza laboral que le dio el empuje económico a China se debilita y envejece y se topa con otro problema: el insuficiente dinero de jubilación en medio de un altísimo costo de vida.

Esta crisis en las jubilaciones ha desencadenado en otra aún más alarmante: la desmotivación de los jóvenes a seguir la ruta de trabajo y esfuerzo de sus padres, tíos y abuelos.

De acuerdo con cifras oficiales, casi 90 millones de viviendas se encuentran vacías por ejecución hipotecaria o porque nunca se han podido vender, frente al declive cada vez mayor del poder adquisitivo de los chinos. Los jóvenes ya no ven las perspectivas concretas de un futuro prometedor y cercano.

La clase media china prácticamente ha desaparecido: los menos se han vuelto más ricos y la inmensa mayoría se ha empobrecido en los últimos 15 años. Millones han visto desaparecer sus ahorros de décadas en inversiones de pequeños negocios que han fracaso o han sido adsorbidos por las grandes transnacionales, que -a su vez- han sembrado un visible cambio de costumbres socioculturales hacia patrones occidentales modernos.

Un puñal contra el control del régimen

Lo que en un principio fue un “boom de desarrollo” y adiós a la “cultura de pobreza”, se ha convertido ahora en un grave puñal para el control sociopolítico y cultural del régimen comunista.

La influencia occidental ha calado bien profundo en las últimas tres generaciones, mediante la penetración de las grandes empresas estadounidenses y europeas asentadas en China, donde se sigue produciendo mucho más de lo que se consume en el mercado interno.

Junto a la dependencia energética, que no ha podido ser paliada por las medidas de las llamadas “energías alternativas” emprendidas bajo el gobierno expansionista de Xi Jinping, se encuentra el fracaso de los programas de financiamiento para la industria de semiconductores, lo cual ha agravado aún más los problemas económicos.

China incluso acude -como nunca antes- a desarrollar la industria del carbón, como línea estratégica ante un déficit energético insostenible.

El secretario del Tesoro Scott Bessent ha reiterado: “China no se encuentra en condiciones de superar otra guerra comercial extendida contra EEUU".

La primera en 2019 le causó gravísimos problemas a la economía asiática, un terreno que le ha costado muchísimo recuperar sólo en parte. Aún quedan muchas secuelas de ese enfrentamiento, que terminó con un acuerdo histórico logrado por Trump con Pekín y firmado en enero de 2020.

Este año, a pesar de las falsas “turbulencias” de la denominada guerra arancelaria lanzada por la Casa Blanca, las ventas al exterior continúan a buen ritmo.

Los datos divulgados por la Administración General de Aduanas mejoran la previsión de un 5% formulada por los economistas consultados por la agencia Bloomberg, especializada en temas económicos.

También las importaciones, que aumentaron un 1,1%, superaron lo previsto por estos expertos (+0,3%).

La falsa "tormenta"

No sólo en el comercio se ha impulsado el “sobresalto”, sino también respecto a la deuda de EEUU, con declaraciones de algunos congresistas demócratas y del presidente ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, quien dijo que el país se encaminaba hacia una "grieta o un desplome del mercado de bonos".

El secretario del Tesoro le respondió de inmediato: “Dimon ha hecho con frecuencia "predicciones como esta" y "ninguna se ha cumplido".

"Conozco a Jamie desde hace mucho tiempo y durante su carrera ha hecho muchos pronósticos similares. Afortunadamente, ninguno se ha cumplido. Por eso es banquero, un gran banquero. Intenta mirar a la vuelta de la esquina", declaró Bessent en una entrevista en el programa "Face the Nation" de CBS.

“El gobierno del presidente Trump, como nunca antes en la historia de EEUU, trabaja para reducir su déficit y la administración actual busca "dejar al país en excelente forma económica y financiera en 2028".

Bessent ha recalcado que la imposición de aranceles, además de ser una medida que “persigue la creación de un comercio mundial justo y equitativo verdaderamente”, “no hará subir la inflación como predicen algunos analistas opuestos” al megaproyecto económico del inquilino de la Casa Blanca.

Hay tres factores esenciales en el incremento acelerado de la inflación en cualquier país: 1) impresión descontrolada de dinero sin respaldo económico. 2) Desempleo descontrolado y con tendencia sostenida al alza. 3) Subida estrepitosa de los precios de energía.

Contra estos tres elementos trabaja desde el primer día la administración Trump.

La Casa Blanca combina diversos indicadores fundamentales para el incremento económico y la salud financiera de EEUU.

Entre estos movimientos se encuentra el aumento de la producción (récord de 13,4 millones de barriles diarios) y exportaciones de petróleo y sus derivados para hacer caer los precios de energía y por ende la inflación; disminuir de forma temporal el valor del dólar para disparar las inversiones extranjeras (como ocurre en estos momentos con más de $5 billones [trillions] entre acuerdos concretados y potenciales)

Se suman al plan estratégico hacer aumentar el valor del oro (como ha ocurrido) para que los bancos centrales compren de forma masiva el metal valioso a través de sus grandes reservas de dólares estancadas en sus arcas; y así liberar el doble o el triple de liquidez en el mercado financiero global; la reindustrialización del país y la imposición de aranceles que reduzcan al mínimo posible el déficit comercial, el fiscal y la deuda pública de la nación.

Además de importantes acuerdos arancelarios con el Reino Unido, Vietnam e Indonesia y pactos de inversiones concretados por un valor superior a los 5 billones (trillions) de dólares, Trump acaba de anunciar convenios para el desarrollo de infraestructura y producción de energía por 92.000 millones de dólares, que apuntan a la creciente demanda de la inteligencia artificial.

Durante la inauguración de la Cumbre de Energía e Innovación de Pennsylvania en la Universidad Carnegie Mellon, gran parte de su mensaje estuvo enfocado en vencer a China en la carrera global de la IA.

"Los compromisos de hoy aseguran que el futuro se creará (...) aquí mismo en Pennsylvania, en Pittsburgh, aquí mismo en Estados Unidos", manifestó el inquilino de la Casa Blanca.

Régimen comunista de China en S.O.S

Todo este megaplan lo ha descifrado China, pero no tiene condiciones para una segunda guerra comercial y tecnológica contra EEUU, porque además de los graves problemas económicos y sociales internos, Pekín también depende para su supervivencia del gigantesco y sostenido consumo de los estadounidenses.

Desde que el Presidente anunció los aranceles a China, cientos de fábricas comenzaron reducir sus producciones y despedir a decenas de miles de empleados; algunas cerraron, lo que derivó en masivas protestas en las calles.

Al final, el jefe del régimen comunista chino, Xi Jinping, tuvo que bajar el tono de su bravuconería inicial, dar marcha atrás a sus respuestas de enfrentamiento arancelario y buscar un nuevo acuerdo, que debe ser de mayor magnitud que el anterior firmado en 2020.

En un artículo publicado por China Economic Review se afirma que “muchos gobiernos locales en 13 grandes regiones del país asiático se encuentran en una situación financiera precaria y recurren a los fondos de pensiones a largo plazo para cubrir necesidades más urgentes en su funcionamiento y para la población”.

Lo anterior confirma la malversación de fondos públicos y corrupción a gran escala casi fuera del control del Partido Comunista y de Xi Jinping. Se habla incluso de su sustitución ante el cúmulo de problemas que no ha podido solucionar, sino que se han agudizado. Entre rumores y predicciones, el nombre de Wang Yang resalta como posible nuevo líder que prepara el Partido Comunista.

No sólo es la crisis inmobiliaria, también sucede la contracción de su industria, que se espera sea mayor con los aranceles de EEUU.

Gran parte de las empresas estadounidenses se están reubicando en otros países de Asia como Vietnam y Tailandia, otras decidieron regresar a EEUU. Las que han optado quedarse por ahora para evitar los altos costos de traslado se encuentran en un proceso de reorganización general y reducción de costos frente a la guerra comercial entre Washington y Pekín. También subsisten bajo la encrucijada de ataques del Partido Comunista con cada vez más vigilancia y regulaciones.

Tácticas ilegales de Pekín para evadir impuestos

En estos momentos, Pekín paga el 20% por muchos productos, pero ha utilizado tácticas ilegales para burlar ese gravamen en muchos de sus productos.

Otro de los objetivos de la administración Trump es frenar la evasión de tarifas aduaneras por parte de China.

Las empresas chinas son acusadas de recurrir al transbordo, una práctica que consiste en realizar el ensamblaje final de los productos en otro país para que no sean considerados "fabricados en China".

"El transbordo de mercancías para eludir aranceles más altos estará sujeto a un recargo adicional", advirtió Trump en cartas emitidas a una serie de países, principalmente asiáticos.

Los aranceles que ha impuesto Trump -y que entran en vigor el 1ro de agosto para todos los países que no han llegado a ningún acuerdo con Washington- son inferiores a los que cobra la mayoría de las naciones por la importación de productos estadounidenses.

La Casa Blanca puso gravámenes al aluminio, al acero y a los vehículos entre el 25% y el 50%, sin posibilidad de variación de tarifas. Ahora estudia incluir el cobre.

El Presidente aclaró que estos impuestos son para proteger la industria estadounidense, que durante el gobierno de Joe Biden permaneció en una contracción sin precedentes durante más de dos años y medio.

Ingresos financieros de EEUU por aranceles

Gracias a la actual política de aranceles de Trump, en apenas cuatro meses el país ha recaudado más de 110.000 millones de dólares, la mejor forma de hacer regresar el dólar estadounidense a las reservas financieras nacionales.

Como dijo Bessent en la última reunión del gabinete en la Casa Blanca, se prevé que -antes de que finalice el 2025- EEUU obtenga más de 300.000 millones de dólares en el cobro de impuestos a empresas extranjeras, sin contar con la entrada de los que comienzan a partir del 1ro de agosto.

Después de caer significativamente en abril y mayo, las exportaciones de China hacia Estados Unidos se recuperaron con fuerza en junio, después de la tregua en la disputa comercial firmada entre ambos países.

El gigante asiático vendió bienes valorados en 38.200 millones de dólares al país norteamericano en junio, contra 28.800 millones en mayo y 33.000 millones en abril, según los datos de la administración aduanera.

Los expertos apuntan, sin embargo, que la situación es todavía incierta ante la falta de un acuerdo definitivo entre Washington y Pekín.

Washington está decidido a no tolerar más las acciones ilegales y monopólicas de China en el comercio mundial, en especial las que afectan directamente a EEUU. Lo anterior lo han reiterado en diferentes medios de prensa el presidente Trump y los secretarios del Tesoro y Comercio.

"Los aranceles probablemente seguirán siendo altos", afirmó Zichun Huang, economista para China de Capital Economics. "Por lo tanto esperamos que el crecimiento en las exportaciones se ralentice en los próximos trimestres, pesando sobre el crecimiento económico", agregó.

En el análisis cabe lo atípico de junio respecto a los dos anteriores meses donde las exportaciones chinas mermaron. Existen varias razones.

A la espera de un acuerdo, en el que EEUU impondrá casi seguramente aranceles por encima del 20%, los empresarios chinos se apresuran a incrementar sus exportaciones.

Sin embargo, también pudiera ser el comienzo de una tendencia sostenida en los próximos meses cuando las empresas se readapten a la nueva realidad y costos arancelarios. Por esa tendencia es la que aboga el gobierno estadounidense.

Contra la pared o dentro de un pantano

De todas formas, en medio de la adecuación al nuevo orden del comercio mundial, a China no le queda otra opción que continuar adelante con un pacto. Hasta ahora, parece buscar tiempo para que los exportadores se acostumbren a la idea, aunque para los chinos las trampas son métodos predilectos desde hace décadas, sin mucho respeto a las normas a nivel global.

Más que el tema de los aranceles, China se encuentra sobre un terreno pantanoso y muy sombrío. Y su paranoia sobre el espionaje, lo que más ha hecho el régimen comunista en los últimos 30 años, ha conducido a los chinos a cerrar su radio de control.

El Ministerio de Comercio de China incluyó otras 10 grandes empresas estadounidenses a su lista de “entidades no fiables” y 15 a su lista de “control de exportaciones”.

En un comunicado, el ministerio informó que las empresas agregadas a la primera lista incluyen TCOM Limited Partnership, Stick Rudder Enterprises LLC, Teledyne Brown Engineering Inc., Huntington Ingalls Industries Inc., S3 AeroDefense, Cubic Corporation, TextOre, ACT1 Federal, Exovera y Planate Management Group.

El ministerio recordó que la empresa estadounidense Illumina Inc. fue añadida a la lista de entidades no fiables el mes pasado, prohibiéndole exportar secuenciadores genéticos a China.

A estas empresas se les prohíbe ahora participar en actividades de importación y exportación relacionadas con China y realizar nuevas inversiones en el país asiático.

Además, otras 15 empresas estadounidenses fueron sumadas a una segunda lista, entre ellas: Leidos, Gibbs & Cox Inc., IP Video Market Info Inc., Sourcemap Inc., Skydio Inc., Rapid Flight LLC, Red Six Solutions, Shield AI Inc., HavocAI, Neros Technologies, Group W, Aerkomm Inc., General Atomics Aeronautical Systems Inc., General Dynamics Land Systems y AeroVironment.

El régimen comunista ordenó a estas 15 empresas la restricción de exportación de artículos de doble uso y les paralizó de inmediato todas las actividades de exportación en curso relacionadas con ese mandato.

Las prohibiciones son “legales” y se aplican para proteger “la soberanía y la seguridad nacionales” del país, indicó el comunicado.

La situación para las empresas estadounidenses dentro de China se ha tornado caótica frente al acoso y control al que están siendo sometidas. ¿Se esperaba algo diferente dentro de un régimen comunista? Un sistema totalitario como este, con rostro de democratización y con un único partido rector, prefiere hundirse más en su pantano que cambiar el rumbo político; y para sobrevivir frente al poderío de EEUU a China no le queda otro camino que negociar sobre altos aranceles y exportar con urgencia todo el excedente que produce.

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FUENTE: Con información de AFP, Blomberg News, Reuters, The New York Times, cadena BBC, Financial Times y Fox Business

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