jueves 14  de  marzo 2024
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De emigrante a fabricante de muebles de lujo

Dio Rodríguez es un singular empresario cubano, guajiro de origen, que confecciona muebles a la medida para clientes interesados en obtener un producto de alta calidad
Diario las Américas | CÉSAR MENÉNDEZ
Por CÉSAR MENÉNDEZ

“He dedicado toda mi vida al interiorismo, el diseño y la fabricación de muebles. Desde muy pequeño siempre tuve la inquietud de decorar mi casa, buscando una mejor organización. Creo que nací con una predisposición para el interiorismo”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS el joven empresario cubano Dio Rodríguez, quien nos recibió en un flamante “show room” ubicado en su fábrica de muebles, en pleno corazón de Wynwood, Miami.

Rodríguez asistió a la universidad para estudiar Diseño Industrial, pero se aburría en las clases porque “ya conocía en la práctica las materias que le impartían”. Por ello abandonó los estudios y se puso a trabajar por su cuenta.

Mueblero cubano

Sus primeros pasos en la fabricación de muebles los dio en Cuba donde, para asombro de sus vecinos, montó para un pequeño taller en el garaje de su casa. “Somos oriundos de Holguín, pero nos mudamos para La Habana al reparto Casino Deportivo".

"Cuando comencé a montar mi primer taller en el garaje de mi casa, los vecinos me preguntaban con alguna sorna ¿Guajiro, qué vas a hacer? Al final, cinco de aquellos jóvenes incrédulos fueron mis empleados y, con el tiempo, casi toda la cuadra estaba en mi nómina”.

Fabricar muebles en Cuba es una tarea muy complicada, reconoce Rodríguez. “Acá nos preocupamos por el marketing para conseguir clientes que deseen nuestros productos. Allá todo era un gran problema, no había forma de hacer marketing, era muy difícil conseguir un cliente y, cuando lográbamos a alguien con dinero, entonces teníamos que inventar para ver cómo fabricábamos el mueble. La escasez era total, nunca tenía los materiales para finalizar un encargo”.

Emigración

Llegó a Miami en el año 2000 y enseguida mostró su disposición para hacer cualquier tipo de trabajo. Tuvo la suerte de que un amigo le recomendara continuar haciendo lo que él ya sabía y le apasionaba desde Cuba. Y le conminó a desoír a quienes les advertían que hacer muebles en EEUU era una pérdida de tiempo, argumentando que “aquí los muebles los tiraban en la calle”.

“Es una coincidencia, pero mi primer trabajo lo encontré en las páginas de clasificados de DIARIO LAS AMÉRICAS. Fui a la entrevista laboral en una fábrica de muebles aquí en Wynwood y al día siguiente comencé a trabajar como tapicero. Estoy hablando de cuando esta área era el Viejo Oeste, una zona muy deprimida”, rememora el joven empresario.

Como empleado trabajó todas las facetas de fabricación de un mueble. Hizo diseño, carpintería, tapicería, el acabado y la venta. En 2003 fundó su primer negocio en Miami y le llamó Casa Dio. “Al principio lo hacía todo yo solo y, poco a poco, en la medida que iba vendiendo, iba incorporando empleados. Trabajando mucho llegué a este punto”.

Casa Dio

Casa Dio es una tienda especializada en interiorismo y muebles a medida. Sus diseños tienen un corte moderno, suelen ser piezas únicas que dan al cliente la oportunidad de crear en su hogar el ambiente de su preferencia. Está ubicada en el Design District, en la 23 del NE y la 2da avenida. “En realidad fabricamos todo tipo de muebles, diseño todo lo que va dentro de una casa, escritorios, mesas, sillas, sofás…”

“Nuestra especialización son los muebles customer, con la tela, las medidas y la suavidad, que el cliente exija. Contamos con un showroom donde el comprador escoge los materiales a su gusto, las pieles, las plumas de los rellenos y las medidas del producto a crear. La única condición es que solo trabajamos materiales de la más alta calidad”, recalca el fabricante.

“En nuestra cartera de clientes abundan los deportistas, quienes poseen unos estándares físicos muy específicos. Nosotros les hacemos sus muebles con la medida, la profundidad y la suavidad que deseen. Decoramos sus casas, les colocamos las alfombras con la medida perfecta, las cortinas adecuadas, al igual que los sofás o las camas”.

“Venir a Casa Dio es como visitar a un sastre donde, tras tomar las medidas, se escoge el corte, la tela, el forro y los botones. Aquí todo lo hacemos perfecto, porque trabajamos para clientes muy exigentes que pagan muy bien por nuestro trabajo”.

Made in USA

Casa Dio tiene su propia fábrica, donde trabajan 20 empleados. No se produce de forma masiva porque todo sale por encargo. Los carpinteros, cortadores, tapiceros, ayudantes, empaquetadores y personal de reparto trabajan por horas y sus salarios comienzan en los $18 hasta los $26 la hora.

“Solo el 10% de nuestra producción es comercial. Colaboramos con algunos constructores e interioristas que desean tener muebles muy específicos en sus proyectos. Hemos decorado algunos lobbys de hoteles, restaurantes y bares de alto standing. Pero nuestro fuerte es el trabajo residencial”.

Los proyectos de Dio Rodríguez se pueden disfrutar en ciudades como Nueva York, Paris, Madrid, Barcelona, México o Dubai y lugares como el restaurante Steak 954 y el bar Whiskey Blue en el W Hotel. También el confort de algunos aviones privados se ha beneficiado de los muebles salidos de las manos de este exquisito interiorista.

El polo

Me sorprendió sobremanera cuando le pregunté a qué le gustaría dedicarse si no fuera fabricante de muebles.

“Jugador profesional de polo”, contestó sin pensárselo dos veces. “Esa es mi segunda pasión después del diseño. Mucha gente asombrada me pregunta cómo un cubano llega a la práctica de un reporte tan remoto para nosotros. Realmente no lo sé. Lo primero fue aprender a montar porque ni eso sabía. Aprendí y entonces me picó el bichito y allí me quedé atrapado”.

"Los caballos, las carreras, la adrenalina es algo que disfruto sobremanera. Soy jugador amateur, pero tengo un equipo donde juego como patrón. El polo es el único deporte del mundo donde puedes contratar a jugadores profesionales, siendo uno un amateur. Cuando salgo a jugar entre profesionales suelo ser el peor, pero me divierto a tope".

El futuro

"Cuando entré a trabajar como tapicero en la primera fábrica cerca de aquí me imaginé dueño de un negocio. Lo más importante es visualizar y querer las cosas con fuerza. Al interiorizar una idea realizas todo lo necesario para alcanzarla. Muchas personas están esperando que les llegue el momento. Mi consejo es que visualicen y trabajen duro. Ese momento no se presenta de una forma concreta. Los sueños se realizan con la actitud y, sin darte cuenta, de repente estás viviendo como te lo imaginaste", reflexionó.

Por ello en el futuro me veo trabajando para grandes casas, no solo en proyectos residenciales, sino con clientes comerciales de todas partes del mundo, con aquellos que deseen tener un producto de exquisita calidad.

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