El presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, extendió la huelga a 38 centros de distribución y repuestos estadounidenses de General Motors y Stellantis, donde las negociaciones -según los sindicalistas- están estancadas.
Sin embargo GM informó a los medios de prensa que ha presentado cinco ofertas “históricas” sobre salarios y seguridad laboral.
“La escalada de hoy (viernes 22 de septiembre) por parte de la cúpula de la UAW es un chantaje”, manifestó la empresa en un comunicado. “La cúpula de la UAW está manipulando el proceso de negociación para sus agendas personales”.
Stellantis indicó por su parte que hizo una “oferta muy competitiva” el jueves con la que se les pagaría a todos los empleados de tiempo completo que ganan por hora entre 80.000 y 96.000 dólares en un período de cuatro años y siete meses, y permitiría “estabilidad en la fuerza de trabajo” durante ese tiempo. La empresa dijo que el UAW no ha respondido.
En lugar de implementar paros el viernes en más plantas de producción, el UAW decidió afectar centros que distribuyen autopartes a los talleres de servicio de las distribuidoras de automóviles. Eso podría hacer que pronto los consumidores se vean arrastrados al pleito, si es que las distribuidoras se quedan sin recambios.
El UAW dijo que los nuevos paros afectarán a otros 5.600 trabajadores, además de los casi 13.000 que se declararon en huelga la semana pasada en tres plantas de ensamblaje de Ford, GM y Stellantis. Esas huelgas originales continuarán, informó el sindicato. En total, el paro implica a casi 19.000 empleados.
Fain no amplió el paro en Ford, donde todavía hay lagunas importantes, pero que ha ofrecido importantes concesiones desde que se inició la huelga hace una semana.
"Como hemos dicho durante semanas, no vamos a esperar eternamente para obtener contratos justos en los Tres Grandes", dijo Fain en una sesión informativa.
Fain explicó que Ford había mejorado propuestas anteriores al restablecer una medida sobre el costo de vida que había sido suspendida en 2009. La empresa también ofreció un sistema mejorado de participación en las ganancias y concedió al sindicato el derecho de huelga por el cierre de plantas.
"Aún no hemos terminado en Ford", agregó el presidente del sindicato. Sin embargo, "reconocemos que Ford se toma en serio el deseo de llegar a un acuerdo", señaló.
"En GM y Stellantis, la historia es diferente". La estrategia del UAW de ampliar gradualmente su acción es parte de lo que Fain ha denominado la "huelga de pie" -en alusión a la histórica huelga de "sentados" del UAW en la década de 1930- que apunta a maximizar la influencia negociadora del sindicato, debido a la riesgo de que se eliminen plantas adicionales.
Bajo el liderazgo de Fain, el UAW ha adoptado una postura agresiva en las conversaciones, acusando a las empresas de "codicia corporativa" y criticando los salarios de los directores generales de los "Tres Grandes", de más de 20 millones de dólares cada uno.
La ampliación de la huelga planteará nuevos desafíos para Stellantis y GM. Un paro general durante semanas tendría un impacto devastador en la industria y en la economía estadounidenses.
Huelga general
De acuerdo con la Asociación Nacional de Distribuidores de Automóviles (National Automobile Dealers Association) el precio promedio de venta de un vehículo en EEUU es de 30,000 dólares.
Analistas consideran que [una huelga general] por varias semanas o quizás meses dispararía aún más el valor de los vehículos, a causa de un incremento considerable del costo de producción por las pérdidas y la reducción de las entregas a los concesionarios, que se traduce en una caída de los inventarios de ventas de automóviles nuevos.
Como una reacción en cadena, la inflación subiría a la par de las condiciones que surjan, pero de igual manera existe la posibilidad de que merme la compraventa de estos medios de transporte.
Desde el viernes 15 de septiembre se paralizaron tres plantas: una de General Motors en Wentzville (Missouri), otra de Stellantis en Toledo (Ohio) y una filial de Ford en Wayne (Michigan).
Protesta simultánea
El conflicto, hasta ahora, abarcaba a más de 13.000 de los 150.000 afiliados al UAW que trabajan en estas compañías y que producen más de 14.000 vehículos a la semana.
Nunca antes había ocurrido una huelga simultánea en las tres grandes empresas de la industria automotriz en EEUU, puntales de la economía estadounidense.
Las consecuencias tanto para el sector como para la economía estadounidense se perfilan como muy serias. De extenderse el litigio por varias semanas o convertirse en paro general por unos dos meses, las pérdidas pudieran llegar a decenas de miles de millones de dólares.
La firma internacional Goldman Sachs prevé que la protesta en el sector ocasionaría a los fabricantes de autos de Detroit, Ford y GM, una pérdida estimada de entre $100 millones y 125 millones de dólares cada semana por concepto de ingresos.
El banco destacó que Ford en Wayne produce las camionetas Bronco y Ranger, mientras que GM fabrica en Wentzville modelos como la GMC Canyon y la Colorado.
Según Anderson Economic Group (AEG), una huelga (no ampliada) de 10 días resultaría en una pérdida salarial de 859 millones de dólares y en el caso de los fabricantes, la cifra ascendería a 989 millones de dólares.
“Si sólo un fabricante de automóviles como Ford sufriera un cierre total relacionado con la huelga, tendría pérdidas en los primeros 10 días de $665 millones. En este escenario, AEG estima una caída de $341 millones en salarios directos y $325 millones en pérdidas para toda la empresa”.
Además, el Producto Interno Bruto de Estados Unidos caería $5.600 millones y la economía de Michigan entraría en una recesión. Todo lo anterior, sin agregar el desplome de las acciones de la compañía en el mercado bursátil (Wall Street) y los costos y penalidades por atrasos en las entregas de producción, entre otros importantes elementos.
Si la parálisis de Ford, como ejemplo, perdura semanas o unos dos meses, las estadísticas se tornarían en un caos histórico.
Las amenazas
Stellantis hizo una nueva propuesta, pero una portavoz de la compañía dijo que cubría principalmente asuntos no económicos.
El presidente del sindicato, Shawn Fain, había anunciado nuevos objetivos de la huelga a menos que haya un “avance serio” rumbo a acuerdos con GM, Stellantis y Ford.
"Si no recibimos mejores ofertas (...) vamos a amplificar esto aún más", amenazó Fain en el programa de entrevistas de la cadena CBS "Face the Nation". General Motors, Ford y Stellantis "no tienen excusa" para no resolver los conflictos salariales dados sus enormes beneficios en los últimos años, agregó.
"Estamos rezagados desde hace décadas", comentó y luego explicó que los trabajadores que representa "están hartos".
Los fabricantes han aceptado subidas salariales en los próximos cuatro años en un 20%, pero los dirigentes sindicales exigen el doble de esa cifra.
Los analistas consideran que el peor escenario económico sería una huelga prolongada que afectara el consumo de los trabajadores, que se llevan a casa 500 dólares semanales en lugar de sus salarios normales. Pero luego de una reducción considerable de las ganancias de los fabricantes, habrá miles de despidos adicionales a los ya realizados y cierres temporales de fábricas con un gran impacto en la producción y la distribución de vehículos para exportación y para los concesionarios nacionales.
La crisis en la industria automotriz amenaza nuevamente con subir el precio de los vehículos en EEUU.
Otra crisis para Biden
La huelga ocurre en otro de los momentos amargos para el gobierno de Joe Biden, inmerso entre todas las crisis creadas en EEUU en cruciales negociaciones sobre el presupuesto en el Congreso en Washington para evitar un cierre federal y de importantes servicios públicos, además de que en julio y agosto la inflación volvió a repuntar, según las contradictorias datos de la Reserva Federal.
El Banco Central ha dicho que los niveles inflacionarios se han moderado de forma consecutiva en los últimos 10 meses, pero las cifras de esa disminución no concuerdan con la realidad de precios a que se enfrentan los consumidores desde hace casi tres años. El alivio o reducción de la inflación sólo lo perciben las instituciones de la administración Biden y la Casa Blanca. Los consumidores estadounidenses [no].
La inflación
Y esta es precisamente una de las causas de la protesta de los empleados de la industria automotriz, que en los últimos 30 meses han sufrido una merma considerable de su poder adquisitivo con salarios estancados y un costo de vida casi insostenible para la mayoría de los estadounidenses; para gran parte de las familias trabajadoras.
Este conflicto sucede también en un contexto en el que, según bloomberg, los ingresos de los hogares estadounidenses ajustados a la inflación registraron en 2022 la mayor caída en más de una década y el mayor reajuste de ingresos per cápita por familia en las últimas casi cinco décadas.
Biden "lideró una política que provocó la peor inflación en 40 años", dijo el exvicepresidente Mike Pence, aspirante a la nominación presidencial republicana, al ser interrogado sobre la huelga en la cadena CNN.
"Los trabajadores del sector automotor sufren la misma situación que millones de estadounidenses; es decir, los salarios no están a la altura de la alta y persistente inflación", afirmó Pence.
El sindicato UAW reclama aumentos salariales del 40% en cuatro años, el restablecimiento de las pensiones con prestaciones definidas para todos los trabajadores y una semana laboral de 32 horas con pago de 40 horas.
Propuestas y México
Los fabricantes de vehículos han ofrecido un incremento en torno al 20% junto a otros beneficios, pero se resisten con firmeza a aceptar otras exigencias de los sindicalistas.
General Motors indicó que el paro interrumpió las actividades en una ensambladora en Kansas con unos 2.000 trabajadores porque “no hay trabajo disponible”. La planta depende de las partes troqueladas en la instalación de la zona metropolitana de San Luis.
El gigante automotriz señaló que no prevé reanudar las actividades de la planta hasta que concluya la huelga, y no hará pagos suplementarios a los trabajadores. La compañía agregó que los despidos mostraron “que nadie gana en una huelga” y estas afirmaciones revelan el nivel de aspereza existente entre ambas partes.
Stellantis, que fabrica los vehículos Jeep, Chrysler y Dodge, anunció el despido de más de 300 trabajadores en Ohio e Indiana, debido a “restricciones de almacenamiento” causadas por la huelga de UAW en la fábrica en Toledo, Ohio.
Las preocupaciones por la huelga no ocurren sólo dentro de EEUU, sino también en otros países como México, el principal proveedor de componentes o autopartes para la industria estadounidense.
La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), que representa en México a los fabricantes de vehículos, dijo en un comunicado que era difícil prever el impacto exacto de la huelga en el mercado mexicano, y que éstos dependerán de factores como el tiempo de duración de la huelga, las líneas de producción afectadas y la cantidad de plantas involucradas.
Según estimaciones de la Industria Nacional de Autopartes (INA), si el escenario actual persiste, la producción de autopartes a nivel nacional podría disminuir entre $80 millones y 100 millones de dólares por cada semana, [sin que ocurra el cierre de otras fábricas].
La industria de autopartes en México experimentó un crecimiento significativo en la demanda por parte de las plantas ensambladoras de EEUU en los últimos años.
De acuerdo con INA, México acaparó el 42.72% del mercado estadounidense de autopartes y componentes en la primera mitad de 2023, en comparación con el 39.28% del año anterior.
Una de las empresas mexicanas afectadas por el conflicto en EEUU es Nemak, que obtiene más del 50% de sus ganancias de Norteamérica y que es proveedor de Ford, General Motors y Stellantis.
El final de la huelga es incierto y la magnitud de las consecuencias genera una mayor incertidumbre. De cualquier manera, el impacto ya comenzó en los primeros siete días a pesar de que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, manifestó que era pronto para una evaluación de los daños.
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