La exención de impuestos a la propiedad inmobiliaria es un beneficio que es otorgado, en los Estados Unidos, a aquellas viviendas que son habitadas por sus propietarios y que a la vez sirven como residencia principal de los mismos. Representando esta medida un gran alivio a la carga impositiva.
El monto total de la exención que será deducido a los impuestos a pagar por la propiedad, como concepto de impuesto por amillaramiento, corresponde a la política establecida a los efectos por el Estado, en coordinación con el condado y el municipio, en que esté erigido el inmueble.
En muchos estados, como por ejemplo en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, la exención de impuestos dependerá del valor de amillaramiento de la propiedad en sí, no existiendo una cantidad única establecida para las propiedades registradas como vivienda principal.
En otros estados como Florida, por ejemplo, el monto de la exención de impuestos es una cuota fija, independientemente de la valoración del inmueble, que será determinada en su amillaramiento.
Por regla general las municipalidades abren el registro de inscripción de propiedades y aceptan solicitudes al efecto, durante los dos primeros meses de cada nuevo año, exigiendo como requisito principal que el propietario haya tomado posesión legal del inmueble el año anterior y que quien reclama la exención pueda demostrar que es su sito principal de residencia.
El dinero que se recauda mediante el cobro del impuesto inmobiliario es distribuido entre los condados y los municipios pertinentes, siendo en muchas ocasiones la fuente principal de ingreso de estos centros gubernamentales y es utilizado, en parte, para realizar obras públicas y sociales. ¡Y eso está bien!
Lo que si no encuentro bien e inclusive me ha resultado inexplicable, en cada ocasión que me detengo a pensar sobre ello, es por qué razón en estados como la Florida, por citar un ejemplo, luego de pasado el llamado “boom inmobiliario”; el cual disparó los precios de las propiedades inmuebles al infinito, los impuestos se mantienen tan elevados, inclusive en propiedades en las cuales no se justifica el valor de amillaramiento que las ciudades y el condado, otorgaron a las mismas.
Es mi humilde opinión, que se hace totalmente necesario una revalorización de las propiedades inmuebles, ahora que ya ha pasado la fiebre inmobiliaria y por consiguiente la escalada de los precios; más en estos momentos en que muchos propietarios están pagando impuestos por sus propiedades que están basados en valorizaciones irreales, las cuales difieren, del valor que las mismas pueden alcanzar actualmente en el mercado.
Tony Ruano es autor del libro “Bienes raíces. Manual práctico de compra, venta y administración”. [email protected]