Es una realidad: el huracán Irma pone a prueba a las pequeñas aseguradoras llegadas al mercado de la Florida hace menos de cinco años cuando Citizens Property Insurance puso en venta grandes lotes de sus pólizas con el objetivo de reducir sus riesgos ante una gran catástrofe.
La enorme devastación del huracán Andrew en la Florida en 1992, calculadas en $27.000 millones, provocó que muchas aseguradoras huyeran de lo que consideraron un mercado de alto riesgo. Es el caso de Prudential y State Farm, que pusieron sus negocios en territorios más alejados de los vientos huracanados que de vez en cuando reverberan en el Caribe.
Citizens Property Insurance, que se creó en 1993 y dominaba casi en solitario el mercado de la Florida, a partir de 2011 compartió con pequeñas aseguradoras privadas grandes lotes de sus pólizas con el objetivo de disminuir su exposición al mercado de seguro.
Por eso el panorama de los seguros de la Florida se compone en gran parte de compañías pequeñas lo que hace que el reaseguro juegue un papel muy importante en los esfuerzos de recuperación para los floridanos en los próximos meses.
El reaseguro permite a las empresas transferir parte de su exposición a otras empresas bien capitalizadas, pero agrega una reducción en las ganancias de las aseguradoras. Ese es el motivo por el cual las grande empresas del seguro abandonaron Florida hace dos décadas. Las empresas aseguradoras que actúan en este estado se ven obligadas a comprar cada año más reaseguros al ritmo indetenible de la subida de los precios de las viviendas, porque en caso de catástrofe, ellas son las que deben desembolsar el capital para las reparaciones.
Después de Andrew, el estado creó una entidad reaseguradora que puede ayudar a estas pequeñas compañías de seguros a sobrevivir los desastres naturales. Florida Hurricane Catastrophe Fund es la reaseguradora estatal creada en 1993, que al momento de la irrupción de Irma disponía de 17.000 millones de dólares para hacer frente a este tipo de eventos.
Hay que recordar que cuando el huracán Andrew arrasó con Florida en 1992 y los daños alcanzaron 27.000 millones de dólares, más de una veintena de pequeñas aseguradoras quebraron, lo que dejó a cerca de un millón de asegurados descubiertos.
Pero en este caso las pruebas de estrés realizadas a las aseguradoras más grandes determinaron que estaban preparadas para soportar una tormenta de la magnitud de Andrew.
En caso de que una aseguradora agote todos sus recursos en un año de tanta virulencia climática, léase Harvey e Irma, deberá cerrar y un mecanismo de garantía liderado por el estado tomará el control y tratará de pagar a los propietarios asegurados los términos de su póliza, pero en este caso sería muy improbable que las reclamaciones sean cubiertas en su totalidad. Este es el momento de las aseguradoras , esperemos que respondan como se espera de ellas.