MIAMI- Cuando aún muchos precios minoristas siguen en ascenso y otros se mantienen en niveles muy altos, el gobierno de Joe Biden afirma que la inflación a 12 meses en Estados Unidos se redujo más de lo esperado en octubre.
Según el Departamento de Trabajo, el índice de precios IPC o inflación se ubicó en un 3,2% en octubre, medio punto porcentual menos que el de septiembre (3,7%)
MIAMI- Cuando aún muchos precios minoristas siguen en ascenso y otros se mantienen en niveles muy altos, el gobierno de Joe Biden afirma que la inflación a 12 meses en Estados Unidos se redujo más de lo esperado en octubre.
De acuerdo con los datos oficiales de Departamento de Trabajo, el Índice de Precios al Consumo (IPC) registró un 3,2% en los 12 meses terminados en octubre, medio punto porcentual menos que la inflación interanual registrada en septiembre (3,7%).
Quienes no ven estos datos como un alivio real son los consumidores estadounidenses que continúan pagando altísimos precios por los bienes básicos de consumo como los alimentos, en especial los productos lácteos y cárnicos.
La inflación se mantuvo sin cambios en el comparativo mes a mes en octubre respecto a septiembre, aunque se registró una fuerte caída mensual en los precios de la energía, según afirma el gobierno.
Los precios de la gasolina se mantienen por encima de los 3.50 dólares el galón regular. Y en ese nivel, en el 2022 la inflación superaba el 7% interanual.
Analistas independientes y conservadores discrepan de las actuales cifras de inflación que ofrece la administración Biden y las consideran una "manipulación política" a menos de un año de las elecciones presidenciales.
El nuevo informe del gobierno de Biden indica caídas de precios de alojamiento en hoteles, alquiler de autos y pasajes de avión. En cambio continuaron en alza los valores de alimentación, vivienda, seguros de autos y cuidados de salud.
La inflación subyacente, que excluye precios volátiles como alimentación y energía, también tuvo un fuerte descenso, a su nivel más bajo en dos años, 4% a 12 meses, y 0,2% en un mes frente a 0,3% en setiembre.
La Reserva Federal y el Departamento del Tesoro estuvieron más de un año, mientras se disparaban los niveles inflacionarios, reiterando que no había nada de qué preocuparse sobre los altos precios y que los conservadores exageraban la situación con fines partidistas.
La inflación llegó al 9,1% en junio de 2022, la peor en casi cinco décadas y expertos consideraron también que esa cifra era bastante moderada en comparación con la estrepitosa subida del costo de vida para los estadounidenses. Fue entonces que la Reserva Federal reaccionó, después de más de un año de alza mensual consecutiva.
En estos momentos, expertos tampoco coinciden en los datos que ofrece el gobierno actual.
De acuerdo con lo que publican las grandes cadenas de prensa -de tendencia de izquierda en EEUU- tanto las cifras anuales como las mensuales estuvieron por debajo de las expectativas promedio de los economistas encuestados por la consultora MarketWatch.
Por otra parte afirman que la moderación de los precios al consumo por los valores energéticos, se vio parcialmente contrarrestada por un alza -indican- en el sector de bienes raíces, cuando por lógica los altos niveles de intereses hipotecarios y la caída de las ventas de propiedades durante casi dos años hacen caer los precios.
La Reserva Federal (Fed, banco central) de Estados Unidos mantuvo recientemente su tasa de interés de referencia en máximos en 22 años (en un rango de 5,25% a 5,50%), por segunda reunión consecutiva.
La decisión llevó a algunos analistas y operadores a predecir que la Fed ya había dejado de lado el endurecimiento de su política monetaria.
Sin embargo, varios responsables del Banco Central, entre ellos el presidente de la Fed, Jerome Powell, han indicado que en caso de necesidad están dispuestos a subir las tasas nuevamente.
Con esa elevada tasa referencial de intereses, los medios de prensa y el gobierno de Biden sostienen que el consumo sigue alto y que la economía marcha bien, cuando decenas de millones de estadounidenses apenas llegan a fin de mes y la mayoría utiliza las tarjetas de crédito para poder pagar rentas, hipotecas, alimentos, seguros, vehículos y muchos otros gastos que se han duplicado, en algunos casos casi se han triplicado.
La agencia de calificación crediticia Moody’s Investors Service rebajó su perspectiva sobre la deuda del gobierno estadounidense a “negativa” desde “estable”, citando el costo del aumento de las tasas de interés y la polarización política en el Congreso.
Moddy's dijo que "en un contexto de altas tasas de interés y sin medidas presupuestales para reducir los gastos del gobierno o aumentar ingresos" puede esperarse "que los déficits de EEUU sigan siendo muy importantes, debilitando así el acceso al crédito".
Lo anterior demuestra el cerco en que se encuentra no sólo la enorme deuda pública de EEUU, que supera los 33 billones de dólares, sino la economía estadounidense.
Moody’s mantuvo su máxima calificación crediticia AAA para la deuda pública estadounidense, aunque es la última de las tres principales calificadoras crediticias en hacerlo.
Fitch Ratings rebajó su calificación de AAA a AA+ en agosto, y Standard & Poor’s rebajó la calificación de Estados Unidos en 2011. Sin embargo, una perspectiva reducida aumenta el riesgo de que Moody’s eventualmente pueda retirar también su calificación AAA.
Debido al aumento de las tasas de interés que puso en marcha la Reserva Federal (Fed, banco central) para frenar la inflación, el costo de la deuda para Estados Unidos aumenta considerablemente.
Esto significa que se pagaron 879.000 millones de dólares en intereses, 162.000 millones de dólares más que en 2022.