sábado 9  de  noviembre 2024
EXPANSIÓN ASIÁTICA

Rusia en Ucrania: la invasión que beneficia a China

Para China, este conflicto bélico no solo representa nuevas oportunidades comerciales, sino también la posibilidad de establecer un nuevo orden mundial
Diario las Américas | RAFAEL MARRERO
Por RAFAEL MARRERO

A río revuelto, ganancia de pescadores. Justamente eso es lo que podría estar pensando ahora mismo la República Popular China (RPC) a juzgar por las diversas maneras en que podría beneficiarse de la invasión de Rusia contra Ucrania.

Es que para el espectador comunista chino que ve la guerra desde las gradas, este conflicto bélico no solo representa nuevas oportunidades comerciales, sino también la posibilidad de establecer un nuevo orden mundial, en el que China, naturalmente, esté a la cabeza.

Nuevo matrimonio a la vista

Mientras Occidente, en general, y Estados Unidos, en particular, condenan enérgicamente la invasión a Ucrania e imponen medidas de corte económico para obligar a Rusia a terminar con los ataques, Pekín y Moscú podrían estar a punto de darse el “sí, quiero” a partir de las circunstancias resultantes de la guerra.

A la China comunista no le importa que el Ejército ruso invada al territorio ucraniano, destruya su infraestructura y ocasione la muerte de civiles, que hoy suman más de 1.110, entre ellos, decenas de criaturas inocentes, según un reporte de la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas.

Con su no condena a la invasión, la China comunista se desentiende del conflicto y solo mira hacia el lado de la guerra que, por obra y gracia del destino, le conviene más; aquel que le sirve de algún provecho, que le fortalece o le pone en una mejor posición económica de la que está.

Gregory Copley, presidente de la Asociación Internacional de Estudios Estratégicos, de Washington, considera que la economía china ha estado en una implosión gradual en los últimos años, por tanto, "lo realmente significativo de la guerra en Ucrania, es que ha salvado al Partido Comunista Chino (PCCh) en gran medida, porque ha hecho que Moscú regrese a los brazos de Pekín".

En declaraciones ofrecidas a EpochTV, citadas en un artículo de "The Epoch Times", Copley dijo que, "a medida que la economía se deteriora cada vez más bajo el liderazgo del PCCh, la guerra entre Rusia y Ucrania presenta oportunidades comerciales y de inversión que pueden permitir que la élite gobernante de China se mantenga un paso por delante de los disturbios sociales y extienda su dominio".

En opinión de este analista, "Moscú podría estar repentinamente dispuesta a hacer negocios con China a precios muy favorables para la nación asiática", lo que se traduce en que Beijing podría adquirir productos rusos que los ciudadanos chinos necesitan con urgencia a precios realmente bajos.

Desde luego, se trataría de nuevos productos con etiqueta rusa, toda vez que Rusia ya es el segundo mayor proveedor de petróleo de China (equivalente al 15,5 % de las importaciones totales del gigante asiático, según estadísticas de 2021), así como también un importante exportador de gas y carbón para el régimen asiático.

Entre los nuevos productos de facturación rusa que China podría recibir figuran los alimentos. O, al menos, eso es lo que se desprende del análisis realizado por Copley, cuando valoró estos supuestos: de un lado, la nación asiática es la que más alimentos importa a nivel global, dada su colosal demografía; del otro, EEUU es uno de sus principales suministradores, lo que, aparte de salirle caro, la hace bastante dependiente de Washington.

Atando cabos: "La realidad es que la guerra de Ucrania significa que Rusia ahora no puede vender gran parte de su producción agrícola, sus productos alimenticios y excedentes al mundo exterior, así que los alimentos estarán disponibles para la República Popular China a un precio más bajo", resaltó el experto.

Estamos hablando de un negocio redondo en el que cada uno resolvería su problema sin tener necesidad de acudir a Occidente para sus operaciones comerciales en esta área, aunque, según Copley, también existe la posibilidad de que Rusia desvíe a China otros productos energéticos que ya no puede vender a los mercados occidentales.

De concretarse el amorío entre Moscú y Pekín, la primera tendría una vía de escape para darle salida a su producción alimentaria; la segunda, un medio para recibir importaciones imprescindibles y, de paso, consolidar un nuevo bloque económico distante e independiente de EEUU y cualquiera de sus aliados.

China ya lo ha dejado bien claro. En lugar de oponerse abiertamente a la guerra, como dicta el sentido común, no solo ha dejado entrever su puesto al lado de Rusia, sino que también ha calificado la relación chino-rusa de sólida como una roca.

Nuevo orden mundial

Desde que empezó la invasión en Ucrania, no son pocos los que ya hablan del posible establecimiento de un nuevo orden mundial, teniendo en cuenta los intereses de China y Rusia al respecto, así como su potencial alianza estratégica a propósito de la guerra.

Cuando el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se reunieron en febrero, lejos de dialogar para tratar de reducir las tensiones ruso-ucranianas, más bien se enfocaron en temas acordes a su conveniencia. De hecho, fuentes cercanas a ese encuentro lo catalogaron como una muestra de solidaridad entre los dos regímenes.

A juzgar por lo que revela otro reporte de The Epoch Times, la ocasión estuvo marcada por una larga "declaración conjunta" de 5.000 palabras en la que los dos países anunciaron una asociación "sin límites" y su oposición a “una mayor ampliación de la OTAN”.

Para el teniente coronel retirado Robert Maginnis, citado por la mencionada fuente, esa declaración tan detallada definió claramente el objetivo de la relación emergente entre China y Rusia, esto es, entre Xi y Putin, quienes están empeñados "en sofocar a Occidente, desmantelar a la OTAN y crear un nuevo orden mundial".

Maginnis considera que China le ofreció a Moscú respaldo político y garantías financieras a fin de ayudarle a contrarrestar el efecto económico de las sanciones occidentales. En su opinión, "que el régimen chino no haya criticado al ruso por su ataque a Ucrania, podría ser una señal del apoyo silencioso de Pekín".

Este militar retirado también cree posible que "Xi se sienta alentado por lo que Occidente está haciendo o, más apropiadamente, por lo que no está haciendo", es decir, enviando tropas a Ucrania, en especial, Estados Unidos, su más grande y poderoso contrincante.

Maginnis considera, asimismo, que el presidente chino ayudará al Gobierno ruso, en general, y a Putin, en particular, a lavar sus finanzas para seguir adelante, al tiempo que busca establecer un nuevo orden mundial, como lo demuestran muchos de sus escritos y discursos.

"Este nuevo orden mundial, agregó, es uno que acepta mucho más un régimen autoritario, en lugar de los valores liberales que formularon el orden establecido después de la Segunda Guerra Mundial".

Alicia García-Herrero, economista jefa de la división Asia-Pacífico del banco francés Natixis, dijo a BBC Mundo, por su parte, que en un nivel más geopolítico la relación económica entre ambos países se basa en que tienen una visión parecida sobre lo que debería ser un nuevo orden global.

«Tienen un acuerdo de caballeros: Rusia vuelve a ser la 'Gran Rusia' y China consolida su poder», es decir, según esta experta, a estas dos naciones las une la visión de un mundo donde la hegemonía es china, pero hay espacio para "el bulldog" o el "perro que ladra", que es como en el país asiático le llaman a Rusia, en el sentido de que son ellos (los rusos) quienes aportan el potencial nuclear.

Una misma visión

En este mismo sentido, un reporte de "El País" resaltó que Putin y Jinping comparten una misma visión en cuanto a los derechos humanos, el deseo de un nuevo orden global que les garantice a ambos un papel protagonista, y el rechazo a Estados Unidos y sus alianzas.

Según esta fuente, las economías, los intereses y las áreas de influencia de estas dos naciones son casi complementarios, de ahí que no sea de extrañar su marcado interés en unirse en función de un propósito que las beneficie, única y exclusivamente, a las dos.

En lo que la invasión termina o no, lo cierto es que China debe estar frotándose las manos porque, tanto en el área económica como en el terreno geopolítico, la guerra contra Ucrania la beneficia. Es más: según el asesor económico presidencial de Ucrania, Oleg Ustenko, China es el único país que saldrá satisfecho con este conflicto armado.

Es que, a partir de ahora, la nación asiática podrá contar más con Rusia en cuanto a importaciones y exportaciones se refiere, dependerá menos de los Estados Unidos en muchos sectores y seguirá intentando imponer un nuevo orden mundial, fiel a su objetivo de ganarle a Washington la pelea como gran potencia global. Remarco, “intentando”, porque -como ya sabemos- una cosa es querer y otra, poder.

Desde la primera hora de la invasión a Kiev, al régimen chino debe haberle quedado claro que EEUU nunca se ha quedado de brazos cruzados, ni ante directos adversarios en una guerra declarada, ni ante naciones oportunistas que velan por su propio beneficio mientras inocentes mueren.

Porque eso es lo que es China: un país oportunista al que esta invasión le viene como anillo al dedo para lograr muchos de sus planes.

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