MIAMI- Más de 76 millones de estadounidenses han votado de forma anticipada en estas elecciones presidenciales. Si no es un récord, se encuentra entre los comicios de mayor participación en los días previos al gran momento de la votación general.
Una victoria de Donald J. Trump lo convertiría en el primer presidente, perseguido y acosado constantemente por sus oponentes políticos en la Casa Blanca. Lograría el poder para terminar con el hostigamiento judicial insólito de los demócratas
MIAMI- Más de 76 millones de estadounidenses han votado de forma anticipada en estas elecciones presidenciales. Si no es un récord, se encuentra entre los comicios de mayor participación en los días previos al gran momento de la votación general.
Estas elecciones han estado marcadas por la agudización del acoso del gobierno de Joe Biden y Kamala Harris a su oponente político, el expresidente Donald J. Trump, a través del Departamento de Justicia; la destitución del presidente de EEUU a su posibilidad ampliamente ganada en las urnas de los comicios primarios del Partido Demócrata y el nombramiento a dedo del vicepresidente para la carrera por la Casa Blanca. A todo esto se suman tres intentos de asesinato en menos de tres meses, uno de ellos casi le quita la vida al exmandatario, y las renuncias de importantes figuras de la izquierda que se han sumado a la campaña de Trump como Elon Musk, Robert F. Kennedy y la exveterana de guerra y exlegisladora federal, Tulsi Gabbard, entre otros.
El candidato presidencial republicano Donald Trump tuvo cuatro mítines en tres estados. Comenzó en Raleigh, Carolina del Norte y siguió hacia dos paradas en Pennsylvania con eventos en Reading y Pittsburgh, áreas que Harris también visitó este lunes. El también expresidente terminó su campaña de la manera en que concluyó las primeras dos, con un evento nocturno el lunes en Grand Rapids, Michigan.
Por su parte, Kamala Harris pasó el lunes en Pennsylvania, cuyos 19 votos del Colegio Electoral representan un importante premio entre los estados que se espera determinen el resultado. La vicepresidenta demócrata visitará áreas que incluyen Allentown, y terminará con un mitin nocturno en Filadelfia que incluye a Lady Gaga y Oprah Winfrey.
En las últimas dos semanas, Kamala se ha dedicado a los conciertos y a los espectáculos con artistas, más que a hablar del desastre que deja su administración en economía, inmigración, asuntos domésticos y política exterior. Su gira forzada por los grandes medios de comunicación no le fue nada bien. Sus disparates y sus respuestas evasivas o vacías en programas en vivo se han convertido en decoraciones de su campaña.
Kamala lleva tres meses con promesas de lo que hará que no ha hecho en cuatro años, pero cuando le preguntaron en una entrevista en CNN qué haría diferente a Biden la respuesta fue después de su meditación: "No se me ocurre nada".
Ebony Coots, una asistente en el J.S. Dorton Arena en Raleigh, donde Trump inició su día de campaña, dijo que lamentaba mucho haber votado por la demócrata Hillary Clinton en 2016 y ahora apoya a Trump, pero está nerviosa por la elección del martes. “Sabes, en realidad, podría intentar ir a otro planeta”, dijo Coots, si Harris ganara.
Con la masiva participación de forma anticipada, cualquier resultado el día de las elecciones producirá un efecto histórico.
Una victoria de Trump lo convertiría en el primer presidente, perseguido y acosado constantemente por sus oponentes políticos en la Casa Blanca, y lograría el poder para terminar con el hostigamiento judicial insólito de los demócratas y la extrema izquierda contra él por cuatro años consecutivos, que en realidad suman ocho, porque estuvo bajo la misma situación en su mandato presidencial con la gran mentira sobre la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones de 2016.
Durante su mandato se enfrentó a dos procesos de destitución, sin ningún motivo razonable. Ambos quedaron enterrados, pero la presión y los cuestionamientos sobre su trabajo ocurría a diario, con el apoyo vergonzoso de una prensa vendida a los intereses liberales.
Trump también se convertiría en el segundo presidente en la historia en ganar mandatos no consecutivos en la Casa Blanca, después de Grover Cleveland a finales del siglo XIX.
Harris compite por convertirse en la primera mujer, y primera mujer de origen indio en llegar a la Oficina Oval, cuatro años después de haber roto las mismas barreras al convertirse en la segunda al mando del presidente Joe Biden.
La vicepresidenta fue puesta a dedo bajo muchos cuestionamientos en la cima del boleto demócrata, después de que Joe Biden fuera despojado de su derecho a la reelección por sus escasas posibilidades de ganar a Trump, pero después de haber arrasado en las elecciones primarias del Partido Demócrata. Harris fue convertida en candidata presidencial sin un sólo sufragio de las primarias
Trump sobrevivió por apenas dos milímetros a la bala de un asesino en un mitin en Butler, Pennsylvania. Agentes del Servicio Secreto frustraron un segundo intento en septiembre cuando un pistolero había preparado un rifle mientras Trump jugaba golf en uno de sus campos en Florida. Luego fue detectado en California un individuo con una identificación falsa para entrar en un mitin del expresidente, con un arma ilegal de alto calibre y con el número de serie borrado, además de otros dispositivos para usos militares en su auto.
Harris, de 60 años, ha sido un producto creado por la gran prensa de izquierda luego de su desastroso y fracasado trabajo en la vicepresidencia del país, pero la élite de extrema izquierda que gobierna ese Partido se quedó sin opciones ante Trump. Y Kamala era la única disponible para cargar con la responsabilidad, como oficialmente es, del peor resultado económico y político de una administración estadounidense. Por tal motivo, la extrema izquierda se ha enfocado en el tema del aborto, como su tema central, para desligar a Harris de su fiasco en los asuntos que puntean en las encuestas: economía, inmigración, inseguridad ciudadana, vivienda y guerras.
Con un grupo bastante cuestionable que va desde "progresistas" (socialistas o radicales) como la representante Alexandria Ocasio-Cortez e ilhan Omar hasta el desconcertado Dick Cheney con su hija antitrump en extremo, la izquierda extremista -a la que representa Harris- ha calificado a Trump como una "amenaza para la democracia" y, al final de la campaña, incluso aceptó el comentario de que Trump es un “fascista”.
Esta es la candidata, como Biden en 2020, que se dice llamar demócrata y que trabaja por una supuesta "reconciliación y unidad política" en el país. Su gobierno actual (Biden-Harris) sólo ha sembrado más odio y divisiones, de ahí los varios intentos de asesinato a Trump, consecuencia de esa narrativa repulsiva y discriminatoria no sólo con el exmandatario, sino con todos sus seguidores (más de 100 millones de estadounidenses).
En realidad, la verdadera amenaza para la democracia -como ha dicho Elon Musk y la campaña de Trump- es lo ocurrido en las elecciones de 2020, el golpe de estado a Joe Biden ahora y todos las consecuencias de seguridad nacional de tener una frontera abierta, querer destruir la economía occidental capitalista para darle el papel rector al estado federal (socialismo) y acabar con las finanzas de las familias estadounidenses, entre ellos los ancianos, veteranos de guerra y personas que trabajaron durante toda su vida para tener un techo y ahora lo han perdido bajo la peor inflación en cinco décadas.
"El engaño a los consumidores y las mentiras de los liberales para aferrarse al poder son injustificables junto a la corrupción de la familia Biden, bajo investigaciones de la Cámara de Representantes". Así lo han denunciado representantes y senadores republicanos en Washington, mientras el Departamento de Justicia vira el rostro.
Los republicanos también han revelado el estado de corrupción y penetración del radicalismo de izquierda en agencias federales a todos los niveles, desde la inteligencia hasta la economía junto al despilfarro de dinero de los departamentos del gobierno en la capital estadounidense.
El expresidente Trump se enfrentó en su primer mandato a todo lo anterior y ha prometido continuar su lucha contra quienes quieren hacer desaparecer a EEUU como la primera potencia económica y militar del mundo, reconstruir la economía y regresar la prosperidad a los estadounidenses junto a la paz: cero guerras, como hizo en sus cuatro años de mandato.