El gobernador de Arkansas, el republicano Asa Hutchinson, anunció este martes que este estado sureño reanudará en octubre las ejecuciones tras un lapso de una década sin pena de muerte por problemas con las inyecciones.
A petición de la procuradora general de Arkansas, Leslie Rutledge, Hutchinson fijó cuatro fechas para ejecutar a ocho reclusos que ya han agotado todos sus recursos legales.
Si nada lo impide antes, el 21 de octubre recibirán sendas inyecciones letales los reos Bruce Earl Ward y Don William Davis, condenados por asesinatos cometidos en 1989 y 1990, respectivamente.
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El 3 de noviembre serán ejecutados Terrick Nooner y Stacey Johnson, el 14 de diciembre Marcel Williams y Jack Jones, mientras que el 14 de enero de 2016 recibirán inyecciones letales Jason McGehee y Kenneth Williams.
Desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reinstauró la pena de muerte en 1976, Arkansas ha ejecutado a 27 presos, el último, Eric Nance, en noviembre de 2005 por el asesinato y violación en 1993 de una joven de 18 años.
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La pena de muerte entró entonces en un lapso de una década por diversas demandas interpuestas contra el protocolo estatal de ejecuciones y por la escasez de medicamentos para las inyecciones letales.
Pero en julio de este año, el Departamento de Correcciones de Arkansas anunció que había obtenido los medicamentos necesarios para las inyecciones, incluido el midazolam.
Este polémico sedante falló tres veces en 2014 provocando un sufrimiento prolongado en los reos ejecutados, pero el Tribunal Supremo aprobó recientemente su uso tras una demanda interpuesta por tres presos de Oklahoma.
Actualmente, Arkansas tiene a 34 presos en el corredor de la muerte.
