MIAMI.– El líder del comité de inteligencia de la Cámara Baja, Devin Nunes, ha interrumpido las investigaciones sobre los nexos del entorno del presidente Donald Trump con empresarios, diplomáticos y políticos en Rusia, desatando una controversia en momentos que la solicitud de pesquisas toca a la puerta de la Casa Blanca.
El sector demócrata de la Cámara de Representantes ha pedido que Devin sea desvinculado del grupo investigador luego que se supo que tuvo acceso, dentro de los predios de la Casa Blanca, a varias informaciones sobre la presunta escucha sin confirmar a la campaña de Trump, que pudieran amparar las alegaciones del Presidente de que su antecesor ordenó que fuera espiado.
Nunes dijo que no había otro lugar donde consultar los documentos y el portavoz de la Casa Blanca, San Spicer, sostuvo que nadie sabía que él estuvo por allí.
“Vamos que la Casa Blanca no es un sitio público de internet. Nadie ingresa allí sin que se sepa, es la naturaleza del sistema, todo el mundo sabe cuándo se aparece un miembro del Congreso”, comentó con sorna el congresista demócrata, Eric Swalwell, quien también es miembro del comité de inteligencia.
Por ello, los líderes demócratas en la Cámara Baja y el Senado, Nancy Pelosi y Charles Schumer, reclamaron al unísono que Nunes “se tiene que ir, es obligatorio”.
“¿Por qué? Sigo aquí y soy yo quien les mantiene al tanto de lo que pasa”, contestó Nunes cuando le preguntaron sobre la exigencia de los demócratas. “La investigación sigue. Vamos a estar varios años en esto”, añadió.
Complicaciones
Mientras tanto, Nunes interrumpió el trabajo del comité sobre la interferencia rusa, por lo que queda de semana al menos no escuchará más testimonios sobre el asunto. Es cierto que Nunes tiene autoridad para interrumpir una sesión o una investigación a su albedrío pero debe informar a sus colegas.
“El Congreso no ha recibido esa información, estos documentos. No hay forma de que la gente que me ha mantenido al tanto de esto pueda dar un paso adelante. No puedo analizar esto en público porque ellos no pueden ingresar al comité”, justificó el congresista republicano Nunes, tras mencionar la necesidad de mantener sus fuentes en anonimato. Hasta ahora no se sabe quién lo autorizó a ingresar a la Casa Blanca.
Pero, tal y como hizo cuando reveló al Presidente y a la prensa, primero que a sus colegas, de que disponía de nuevas evidencias que pudieran sostener las alegaciones del mandatario estadounidense, esta vez tampoco puso al tanto a los demócratas de sus intenciones de detener las audiencias.
Para el demócrata de mayor rango en el comité especializado, Adam Schiff, la decisión no fue por casualidad sino una forma enfrentar los pedidos de que abandonara la investigación.
“Aquí hay un conflicto de intereses. El Presidente pidió a nuestro comité que mirara si fue espiado por su antecesor y eso es algo que queremos ver. Pero al mismo tiempo el FBI y el NSA han dicho que no hay nada de eso. Por otro lado, un miembro del equipo de transición [Nunes] fue a la Casa Blanca, recoge cierta información, la devuelve a la Casa Blanca y, de cierta manera, el Presidente se aparece con que se siente de cierto modo reivindicado”, dijo el legislador federal demócrata a la emisora pública NPR.
El pinchazo
Según Nunes, el supuesto pinchazo a la campaña de Trump fue “incidental” y se dio en el marco de una vigilancia de rutina que las agencias de inteligencia hacen a los diplomáticos rusos en Washington. El nombre de miembros del equipo de transición de Trump surge en los documentos que Nunes dice ha visto porque estaban conversando con el embajador de Moscú en Washington, Sergey Kislyak. La voz de Trump no aparece, al parecer, en las transcripciones.
Pero, de momento, no hay audiencias y la interrupción, a su vez, surge en un momento delicado para el Presidente, cuando aparece el nombre de Jared Kushner. El yerno de Trump ha sido llamado a testificar en el Senado por su reunión con un banquero ruso, relacionado con el presidente Vladimir Putin, cuando todavía era miembro del equipo de transición.
Según el informe, al encuentro con el banquero Sergey Gorkov asistió el embajador Kislyak y se realizó en diciembre en la Trump Tower en Nueva York, cuando el edificio era usado para las entrevistas de reclutamiento de nuevo personal para la administración.
Sin embargo, el encuentro no aparecía registrado por ningún lado hasta que el The Wall Street Journal lo descubrió la semana pasada. Gorkov no es un banquero cualquiera sino el presidente del Vnesheconombank, una entidad a punto de quebrar, fundada en 1987 cuando aún existía la Unión Soviética y que ha sido considerada por medios especializados como una ‘tapadera’ de los servicios secretos rusos, porque no se le conoce actividad banquera significativa desde que financió los juegos olímpicos de invierno de 2014 y parece actuar como un banco privado del mandatario ruso y sus campañas políticas.
La Casa Blanca ha dicho que el ahora asesor político del Presidente abordó en la conversación apenas sus negocios personales. Pero el Kremlin en un comunicado ha dado una versión ligeramente distinta: “El Gobierno ruso no tiene conocimiento de ese encuentro”.
Al menos hasta ahora cinco colaboradores del presidente estadounidense han sido relacionados con supuestos contactos con los rusos que no fueron reportados: el exasesor nacional de Seguridad, Michel Flynn; el exjefe de campaña Paul Manafort; el secretario de Justicia Jeff Sessions; el consultor republicano Roger Stone y el asesor de campaña Carter Page.
Lo que comenzó como una investigación, sobre los nexos con los rusos, se complicó cuando Trump optó por acusar a Obama de haber ordenado intervenir sus teléfonos. Entonces se descubrió que las grabaciones eran parte de la rutina de espionaje a diplomáticos y salieron a relucir las conversaciones ocultas del personal del equipo de transición con los rusos.
En medio de todo esto, está unes que, pese las críticas de los demócratas sigue teniendo la confianza de su jefe, el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. “Totalmente, confío en él y la investigación va a seguir”, le aseguró.