¿Por qué es preocupante? No solo diplomáticos en La Habana aseguraron que sufrieron de este síndrome, sino también miembros de la Casa Blanca, la CIA y el FBI. Ahora, Rusia entra en el tablero de ajedrez de este caso y muchos se llevan las manos a la cabeza.
La investigación
Un reporte reciente sugiere que Rusia podría estar vinculada al Síndrome de La Habana, la misteriosa condición que afectó a diplomáticos estadounidenses en Cuba en 2016. Según un informe conjunto de The Insider, Der Spiegel y "60 Minutes" de CBS, citado por BBC, se sospecha que el personal militar ruso utilizó armas energéticas para perpetrar estos ataques.
The Insider, un grupo de investigación con sede en Riga, Letonia, afirmó que miembros de una unidad de inteligencia militar rusa conocida como 29155 estuvieron presentes en lugares donde ocurrieron los incidentes relacionados con el síndrome. Se especula que estos agentes podrían haber utilizado armas de energía dirigida para apuntar hacia los cerebros de los diplomáticos estadounidenses.
El estudio también reveló que miembros destacados de la Unidad 29155 fueron recompensados y promovidos por su trabajo en el desarrollo de armas acústicas no letales. Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negó cualquier implicación rusa y descartó las acusaciones como infundadas.
El Síndrome de La Habana recibió su nombre debido a los primeros casos detectados en la capital cubana a partir de finales de 2016, cuando alrededor de 200 personas, incluyendo diplomáticos estadounidenses y sus familiares en Cuba, junto con un reducido grupo de canadienses, reportaron haber experimentado síntomas como náuseas, mareos, vómitos, pérdida del equilibrio, dolor de cabeza y sordera.
Estos síntomas fueron atribuidos a un sonido agudo y paralizante, y posteriormente se informó de casos similares en otras naciones.
Desde entonces, se han reportado más de 1.000 casos de esta extraña enfermedad, caracterizada por síntomas como mareos, dolores de cabeza y zumbidos en los oídos.
En respuesta al informe, funcionarios estadounidenses han declarado que continuarán investigando los incidentes relacionados con el síndrome.
Qué dice The Insider
La investigación de un año realizada por The Insider, en colaboración con “60 Minutes” de CBS (socio estadounidense de la BBC) y Der Spiegel, revela evidencia que sugiere que los incidentes de salud anómalos inexplicables, conocidos como Síndrome de La Habana, podrían tener su origen en el uso de armas de energía dirigida por miembros de la Unidad 29155 del GRU ruso.
El acrónimo GRU fue usado de forma oficial hasta 2010, pero aún se utiliza para referirse al Directorio Principal del Alto Estado Mayor (servicio de inteligencia militar) de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia.
Miembros de esa unidad de sabotaje de inteligencia militar del Kremlin han sido ubicados en el lugar de presuntos ataques contra personal gubernamental estadounidense en el extranjero y sus familiares, lo que lleva a las víctimas a cuestionar lo que Washington sabe sobre los orígenes del Síndrome de La Habana y qué respuesta occidental sería apropiada.
Personal desplegado alrededor del mundo con el "Síndrome de La Habana" ha reportado síntomas inexplicables como mareos.
Según la investigación, podrían haber sido objeto de ataques con armas sónicas rusas. Aunque se detectó el primer caso en 2016, el nuevo informe sugiere que los primeros casos podrían haber ocurrido en Alemania dos años antes. Asimismo, se han reportado otros casos en todo el mundo, desde Washington hasta China.
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El lunes 1 de abril de este año, el Pentágono dijo que un alto funcionario del departamento de defensa que asistió a reuniones en la cumbre de la OTAN del año pasado en Lituania había experimentado síntomas similares al Síndrome de La Habana.
El personal estadounidense afectado por la condición, incluido el personal de la Casa Blanca, la CIA y el FBI, se ha quejado de mareos, dolores de cabeza, dificultades para concentrarse y un sonido intenso y doloroso en los oídos.
Los números se juntan en los archivos de este tema: se han realizado más de 1.000 informes sobre la misteriosa dolencia, y decenas de casos aún se consideran oficialmente inexplicables. Los legisladores estadounidenses aprobaron una ley destinada a apoyar a las víctimas.
Sin embargo, un estudio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) publicado el mes pasado dijo que las resonancias magnéticas no detectaron evidencia de lesiones cerebrales en decenas de personal estadounidense que dijeron presentar "incidentes de salud anómalos" (ISA).
Desde hace mucho tiempo ha existido la sospecha de que aquellos afectados han sido alcanzados por energía dirigida o microondas disparadas desde dispositivos ocultos, una posibilidad que fue reconocida en un informe de inteligencia estadounidense anterior.
La nueva investigación alega que miembros de una unidad específica de inteligencia militar rusa, conocida como 29155, podrían haber apuntado hacia los cerebros de diplomáticos estadounidenses con armas de "energía dirigida". Y agrega que hay evidencia que ubica a miembros de la unidad en ciudades de todo el mundo en momentos en que el personal estadounidense reportó incidentes.
La unidad secreta realiza operaciones en el extranjero y ha sido vinculada a incidentes como el intento de envenenamiento en el Reino Unido en 2018 de Sergei Skripal, un exespía ruso.
Como parte de la investigación, The Insider informó que un oficial de la unidad 29155 fue recompensado por su trabajo relacionado con el desarrollo de "armas acústicas no letales".
Un investigador militar estadounidense, examinando casos del síndrome, dijo a “60 Minutes” que el vínculo común entre las víctimas del síndrome era un "nexo con Rusia".
Greg Edgreen explicó: "Había algún ángulo donde habían trabajado contra Rusia, se habían centrado en Rusia y lo habían hecho extremadamente bien".
También dijo que el estándar oficial de EEUU para demostrar la participación rusa había sido establecido demasiado alto, ya que su país no quería "enfrentarse a algunas verdades muy duras".
El vocero del Departamento de Estado Matthew Miller, señaló: “Es algo que la comunidad de inteligencia ha investigado exhaustivamente y continúa analizando. Examinaremos la nueva información a medida que llegue y haremos evaluaciones dentro del Departamento de Estado y con nuestra comunidad de inteligencia”.
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Un espía ruso en Florida
Una víctima del síndrome, una agente del FBI, contó a “60 Minutes” sobre su experiencia de ser golpeada por una fuerza poderosa en su hogar en Florida en 2021.
"Pum, dentro de mi oído derecho, era como un dentista taladrando con esteroides", dijo al programa. "¿Esa sensación cuando se acerca demasiado a tu tímpano? Es como eso, multiplicado por 10".
La mujer, identificada como Carrie, dijo que finalmente se desmayó y luego tuvo problemas de memoria y concentración.
Pero un dato destacó entre la información que el FBI le permitió compartir con los periodistas. Se trata de una pesquisa al ruso Vitalii Kovalev, quien en 2020 fue arrestado cerca de Key West, Florida, mientras conducía un Mustang a 110 millas por hora. En el auto hallaron un pasaporte ruso, datos de cuentas bancarias, y un dispositivo para borrar los datos de la computadora del automóvil, incluido su registro GPS.
¿Quién es Vitalii Kovalev? Se conoció que tuvo formación militar en Rusia, con énfasis en radioelectrónica y microelectrónica. El asunto es aún más turbio por el hecho de que emigró a EEUU, y comenzó a trabajar como chef, pero en realidad era un ingeniero eléctrico militar ruso con una autorización de seguridad ultrasecreta.
Kovalev pasó 80 horas siendo entrevistado por la agente del FBI Carrie, quien había investigado a varios espías rusos. Él se declaró culpable de evadir a la policía y de conducir de manera imprudente, por lo que fue condenado a 30 meses. No obstante, durante su tiempo en prisión, Carrie afirma que fue atacada en Florida, y que un año más tarde despertó con los mismos síntomas en medio de la noche en California.
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Rusia y Cuba lo niegan
En respuesta a la investigación, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo en una rueda de prensa, recogida por AFP: "Hace ya muchos años que se habla de este tema en la prensa. Y desde el principio la mayoría de las veces se vincula a la parte rusa. Pero nadie ha publicado ninguna prueba convincente, así que todo esto no es más que una acusación infundada y sin base”.
Por su parte, el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, dijo en su cuenta de la red social X que el programa “60 Minutes” presentó “una nueva definición de ‘evidencia’: conjeturas, conjeturas e historias descabelladas no confirmadas, con muchos adjetivos”.
En esa misma red social, la subdirectora del Departamento de Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano (MINREX), Johana Tablada de la Torre, hizo un comentario similar y que se alinea con el discurso del régimen: "El Departamento de Estado es una empresa de programas con financiación especial federal para favorecer intereses especiales privados. Con Cuba el negocio es presentar, con mentiras, que somos una amenaza para Estados Unidos y así justificar sus medidas criminales contra nuestra población".
Incluso el régimen buscó el comentario de un neurocientífico afín al PCC, Mitchell Valdés-Sosa, director del Centro de Neurociencias de Cuba. Este dijo a la agencia AP que “Desde la perspectiva de la ciencia no hay fundamento ninguno. Los síntomas son muy abigarrados, problemas de equilibrio, del sueño, mareos, dificultades para concentrarse... Lo pueden causar muchísimas enfermedades”.
A pesar de las negativas rusas y cubanas, la investigación sobre estos ataques acústicos continúa, con funcionarios estadounidenses comprometidos a examinar de cerca los incidentes de salud anómalos y a priorizar el apoyo a las víctimas. Sin embargo, el escepticismo persiste sobre la posible participación rusa en este preocupante fenómeno, lo que plantea preguntas sobre las relaciones internacionales y la seguridad de los diplomáticos en el extranjero.
¿EEUU pasó por alto la gravedad del tema?
En respuesta al informe de estos ataques ocurridos en 2016, cuando era presidente el demócrata Barack Obama, funcionarios estadounidenses dijeron a CBS News que “continuarán examinando de cerca los incidentes de salud anómalos”, pero reiteraron su posición de que era “muy poco probable que un adversario extranjero sea responsable”.
De hecho, en su evaluación de “incidentes de salud anómalos” (ISA), entregada el año pasado, no ofrecieron ninguna explicación alternativa. Aunque dijeron que no “ponen en duda las experiencias y síntomas muy reales que nuestros colegas y sus familiares han reportado”, con su inacción frustraron a quienes han sido afectados. Eso llevó a reabrir, en agosto de ese mismo año, la oficina de inmigración en La Habana.
Los funcionarios estadounidenses también reconocieron que había diferentes niveles de confianza en la evaluación entre las diferentes agencias de inteligencia involucradas.
No obstante, durante el mandato del presidente Donald Trump (2017-2021), su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, indicó que las acusaciones sobre estos ataques sónicos eran “muy preocupantes”.
Como apuntó Bolton en declaraciones a CNN: “No creo que el gobierno, francamente, cuando estuve allí, lo haya tomado en serio, lo suficiente. “No creo que lo hayan tomado lo suficientemente en serio desde entonces”.
La respuesta de Trump fue contundente pues enfrió el acercamiento creado por Obama y aplicó sanciones contra el régimen castrista. En 2018 se cerró la oficina de inmigración de La Habana a partir del cambio de política estadounidense hacia Cuba y por el temor que generó el síndrome entre los diplomáticos, informa AP.
5 claves de la investigación
- Miembros de la unidad de inteligencia militar rusa 29155 habrían estado presentes en lugares relacionados con los incidentes del síndrome, lo que sugiere su participación en los ataques con armas de energía dirigida.
- Funcionarios del Pentágono informaron sobre casos de síntomas similares al Síndrome de La Habana en un alto funcionario del departamento de defensa, así como en miembros de la Casa Blanca, la CIA y el FBI.
- Aunque más de 1.000 informes sobre el Síndrome de La Habana han sido presentados, decenas de casos aún se consideran inexplicables, y un estudio de los NIH no encontró evidencia de lesiones cerebrales en el personal afectado.
- La comunidad internacional ha expresado preocupación por estos incidentes, mientras que algunos expertos han cuestionado el enfoque de EEUU en la investigación, sugiriendo que el estándar para demostrar la participación rusa podría ser demasiado alto.
- A pesar de las negativas rusas, la investigación sobre estos ataques acústicos continúa, con funcionarios estadounidenses comprometidos a examinar de cerca los incidentes de salud anómalos y a priorizar el apoyo a las víctimas, lo que plantea preguntas sobre la seguridad de los diplomáticos en el extranjero.
Informe anterior del Consejo Nacional de Inteligencia, sobre la evaluación de “incidentes de salud anómalos”
Updated_Assessment_of_Anomalous_Health_Incidents.pdf
FUENTE: Con información de BBC, The Insider, CBS, AFP, AP, Diario de Cuba, Cubanet, Martí Noticias