WASHINGTON.- Estados Unidos nunca dejó de preguntarse qué podría haber conseguido John F. Kennedy si no hubiera sido asesinado en 1963 tras mil días de presidencia. Y vuelve a hacerlo ahora, a punto de que el 29 de mayo se cumplan 100 años de su nacimiento.
¿Habría estado el país a la altura de la visión del joven y carismático líder que luchó por la democracia y la paz mundial inclusoen medio de una era nuclear? ¿Habría llegado más lejos en temas como los derechos civiles, la ciencia, la educación o el arte, los ideales a los que él aspiraba?
Con motivo del centenario, una comisión especial ha organizado eventos que abarcan desde exposiciones con fotografías históricas en el Museo Smithsoniano de Arte Americano en Washington hasta conciertos conmemorativos en el Centro Kennedy, en el otro extremo de la ciudad. La Biblioteca Kennedy de Boston alberga, por ejemplo, una exposición de objetos relacionados con el político y a lo largo de todo el país se celebrarán partidos de fútbol americano.
El objetivo, según los organizadores, es captar el espíritu de optimismo y esperanza que coincidió con el ascenso de Kennedy al poder y su pesidencia de casi tres años en la Casa Blanca.
La exposición de fotografía del Museo Smithsonian de Arte Americano cuenta con 77 imágenes que abarcan toda su vida. Kennedy fue el político más fotografiado de su época, pues el ascenso de su carrera coincidió con la era dorada de la fotografía.
La imagen más antigua de la exposición muestra a Kennedy con dos años en 1919 junto a su hermano mayor, Joe, en el estribo de un Ford Modelo T. Cerca de ellos aparece su padre elegantemente vestido.
La última fotografía del presidente, en color, destaca entre las demás imágenes, la mayoría de ellas blanco y negro. Todo aquel que sepa lo que ocurrió en Dallas aquel 22 de noviembre de 1963 reconocerá ese cielo azul, el traje rosa de la primera dama Jacqueline Kennedy y las rosas rojas que lleva ella en las manos. La fotografía muestra a la pareja a su llegada al aeropuerto, solo unas horas antes de que el presidente número 35 de Estados Unidos muriera asesinado a balazos a los 46 años.
El asesinato, perpetrado por un exfrancotirador de la Marina relacionado con Rusia y Cuba en la Guerra Fría, es para muchos estadounidenses un caso que nunca ha sido cerrado completamente.
Muchas de las imágenes también se incluyen en un libro que acompaña a la exposición: "JFK: A Vision for America". Este contiene los discursos más conocidos del presidente, además de ensayos de historiadores, politólogos de renombre, escritores y artistas.
Kennedy nunca llegó a pronunciar uno de esos discursos. Se trata de aquel reservado para su comparecencia en Dallas, en el que ensalzaba las virtudes de la educación y "la relación entre el liderazgo y el aprendizaje". Estaba previsto que Kennedy dijese que esa conexión no es solo esencial a nivel nacional, sino "indispensable" en asuntos globales.
El discurso condenaba "la ignorancia y la desinformación" y advertía de que si se permitía que estas prevalecieran en política exterior, harían peligrar la seguridad estadounidense.
También tenía pensado decir que si el liderazgo estadounidense no estuviera dirigido por el aprendizaje y la razón, "aquellos que confunden la retórica con la realidad y lo plausible con lo posible ganarán predominancia pública con sus soluciones aparentemente rápidas y simples para cualquier problema del mundo".
Sus palabras resuenan en Washington, más de 50 años después de que las escribiera, tras unas elecciones presidenciales en las que las "fake news" y las soluciones simples hayan jugado un importante papel.
El discurso también recuerda a los estadounidenses que Kennedy gozaba de una alta estima como estudiante de Historia. Su pasión por esta materia posiblemente se remontaba a 1937, cuando pasó el verano de su segundo año en la Universidad de Harvard viajando por varios países de Europa, entre ellos Alemania y Austria.
Kennedy estaba "empapado de historia" y estudió a los líderes mundiales, contó a dpa uno de los curadores de la exposición, Lawrence Schiller.
"¿Cuántos de nuestros presidentes saben realmente de Historia? ¿Cuánto han leído y cuánto leen ahora?", preguntó Schiller. Tanto la exposición como el libro están "diseñados para mostrar cómo la visión de Kennedy es relevante hoy en día, no solo para Estados Unidos, sino para el mundo", añadió.
Algunos de los problemas a los que Kennedy se enfrentó como presidente -inmigración y tensión entre Estados Unidos y Rusia, por ejemplo- siguen vigentes en el país en el siglo XXI, apuntó el curador.
Kennedy es recordado por liderar Estados Unidos cuando el país estaba al borde de la guerra nuclear durante la crisis de los misiles de Cuba, por inspirar con sus llamamientos al servicio público y por extender la protección federal de los derechos civiles.
También se solidarizó con Berlín Occidental ante la amenaza comunista cuando donde dijo ante miles de alemanes entusiasmados "Ich bin ein Berliner" (soy berlinés).
El centenario también recuerda que los estadounidenses siempre han disfrutado con los detalles de la vida del presidente más allá de la política: su infancia en una acomodada familia católica irlandesa, su servicio militar durante la Segunda Guerra Mundial, su matrimonio de ensueño con Jacqueline Bouvier en 1953 y sus presuntas aventuras extramatrimoniales.
Kennedy, el presidente electo más joven (con 43 años), fue el único mandatario católico en la Casa Blanca y uno de los pocos que llegó con hijos pequeños a la presidencia, a la que aportó frescura.
El presidente demostró cuánto veneraba esta institución haciendo que se grabara en mármol una chimenea de la Casa Blanca una frase que había estado inscrita en madera desde finales del siglo XVIII.
"Que sólo hombres sabios y honestos gobiernen siempre bajo este techo", reza la inscripción.
FUENTE: dpa