WASHINGTON- Finalmente, la mayoría de los electores estadounidenses terminaron el mandato de la demócrata Nancy Pelosi al frente de la Cámara de Representantes. En los anales del Congreso quedan las huellas de su encarnizada persecución y acoso contra el Presidente número 45 de Estados Unidos, Donald Trump.
Incluso después de que Trump salira de la Casa Blanca, Pelosi se encargó de continuar el avasallamiento contra el exmandatario, algo inédito en la historia política del país. Fue la creadora del controversial comité del 6 de Enero para juzgar a Trump, calificado por los republicanos como ilegítimo, entre ellos el líder Kevin McCarthy, quien sustituirá a Pelosi.
Entre las tantas tramas contra Trump, desde Rusia hasta prostitutas, Nancy y la extrema izquierda se quedan con la mayor roca en su camino: el hasta ahora indestructible y candidato presidencial para 2024, Donald Trump.
Pelosi se marcha del importante cargo -el tercer puesto en la nación- sin derrotar políticamente a Trump. Y la salida de la Casa Blanca, tras las elecciones presidenciales del 2020 frente a Joe Biden, dejaron un gran sabor amargo y muchas dudas sobre la legitimidad de los colegios electorales en algunos estados.
Desde el 2007 al 2011 y luego desde el 2019 hasta ahora, la legisladora demócrata de 82 años por el estado de California, mantuvo el puesto como líder de la Cámara Baja, siempre bajo un torrente de cuestinamientos a favor y en contra, incluso, dentro de su mismo Partido. Todo bajo hermético silencio, como bien saben hacer los representantes de izquierda.
La "loba de la izquierda" condujo las riendas del órgano legislativo con un carácter fuerte, impositivo, arrogante y extremista, pero a veces también moderado como parte de su astucia política arraigada durante décadas en el Congreso. Con más méritos partidistas, incluso, que la imagen gris del propio Joe Biden entre las filas del bando azul.
Para la historia queda su vulgar y antiético gesto de despedazar con visible furia el Discurso de la Unión de un presidente norteamericano, la primera vez que eso ocurre en el Congreso en Washington.
Sin otra opción, la legisladora anunció el jueves que también dejaría la cabeza del grupo demócrata a las "generaciones más jóvenes". Y estas declaraciones marcan el fin de su carrera política, luego de transitar por los pasillos del Capitolio desde 1987.
Acostumbrada a las pugnas entre partidos, pero también internas, se le atribuye la aprobación de la llamada reforma sanitaria Obamacare (2009-2017) y parte de los planes de la extrema izquierda ahora de Biden.
Sin embargo, su gran papel en los últimos años fue intentar destruir el liderazgo de Trump y se marcha del poder sin cumplir su perseguida meta, tanto a escala política como personal, porque la guerra contra el mandatario y exmandatario se convirtió en la obsesión que ocupó casi todo su tiempo.
El odio inconmesurable
El 6 de enero de 2021 su equipo de trabajo le comunica la intención del presidente Trump de sumarse a la masiva manifestación en Washington, una idea que más tarde desechó. La reacción, según versiones de testimonios, fue la siguiente:
"Si viene, lo voy a despedir a puñetazos, hace mucho tiempo que espero esto", expresó. "Lo voy a echar, iré a la cárcel y seré feliz", insistió apretando los dientes.
Donald Trump, quien la apodó "Crazy Nancy" (Nancy la loca), la retrata como una caricatura de la clase política.
Otros conservadores denuncian la "arrogancia" y el nivel de vida muy por encima de lo normal de esta esposa de un empresario millonario. Es la señora acaudalada de la izquierda.
Madre de cinco hijos, Nancy D'Alesandro nació el 26 de marzo de 1940 en Baltimore en el seno de una familia católica italoamericana. Su padre y su hermano fueron alcaldes de esta gran ciudad industrial del oriente del país.
Graduada en el Trinity College de Washington, luego se mudó a San Francisco con su esposo Paul Pelosi.
Subió escalones en el Partido Demócrata y ganó su primera elección a la Cámara con 47 años. En 2003, tomó el liderazgo de la minoría demócrata, antes de ocupar el puesto sin interrupciones entre 2007 y 2010.
Su actual cargo lo asumió en 2019 aplastando sin hacer olas la fronda de la inquieta ala izquierda demócrata. Desde entonces, su autoridad -aunque fue criticada nunca recibió el cuestionamiento público.
Las recientes declaraciones de su propia hija quizás den al traste con su imparable desafío al poder político de Trump: "nadie ha ganado nunca apostando contra Nancy Pelosi. Ella es de las que te arrancan la cabeza sin que te des cuenta", dijo su hija Alexandra a la cadena CNN en 2019.
lmorales@diariolasamericas.com