MIAMI.- El candidato republicano, Donald Trump es un guerrero del lenguaje. Así lo ha demostrado, incluso, antes de ser el candidato republicano a la presidencia de la nación más poderosa del mundo. Pero el tono bélico e incendiario de sus palabras se ha ido incrementando en la misma medida en que ha perdido popularidad en las encuestas y se hace cada vez más frontal su ataque contra su rival demócrata Hillary Clinton.
En la última semana los ejemplos sobran. El martes Trump insinuó que los amantes de las armas podían "hacer algo" para detener a su rival, la demócrata Hillary Clinton, lo que fue interpretado como un llamado a la violencia aunque él negó que esa fuera su intención.
"¡Lo que he dicho es que los ciudadanos partidarios de la Segunda Enmienda deben organizarse y votar para salvar a nuestra Constitución!", dijo, pero esta aclaración de nada sirvió. La llama se había esparcido tanto en los medios como en la bancada demócrata.
Hillary fue la primera en reaccionar alegando que "cada uno de estos comentarios demuestran que Trump no tiene el temperamento para ser presidente de Estados Unidos" mientras el exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el general retirado Michael Hayden, recalcó que "si otra persona hubiera dicho eso fuera del salón, estaría en la parte de atrás de una furgoneta de policía ahora con el Servicio Secreto siendo interrogado".
En esta guerra del lenguaje y de los símbolos, la senadora demócrata por Massachusetts, Elizabeth Warren, no pudo quedarse de brazos cruzados y también le respondió a Trump con su propia contraofensiva: "Trump emplea amenazas de muerte porque es un cobarde patético que no es capaz de asimilar el hecho de que está perdiendo frente a una mujer", aseveró en su cuenta de Twitter.
La segunda agresión verbal de Donald Trump contra los demócratas se produjo un día después cuando afirmó que el presidente Barack Obama es el fundador del Estado Islámico y Hillary Clinton la cofundadora. Se puede afirmar que este segundo ataque fue más escandaloso y devastador que el primero.
Sus comentarios los realizó durante un mitin de campaña en Sunrise, en el oeste de Fort Lauderdale (Florida): El “Estado Islámico rinde respeto al presidente Obama. Obama es el fundador del EI y diría que Hillary Clinton es la cofundadora".
Por si fuera poco y para ser más enfático, Trump reforzó su ataque apuntando directamente a la exsecretaria de Estado: "le gusta ella, porque no dice nada contra los islámicos radicales", declaró.
Su arsenal es amplio
El candidato republicano es un experto esparciendo la polémica. Sus armas no apuntan solo a sus rivales políticos sino también a los medios y a todo cuanto se le ponga delante.
"¿Ellos (CNN) no entienden el sarcasmo?", se preguntó Trump en Twitter en relación con sus acusaciones contra el presidente Barack Obama y Hillary Clinton.
En otro tuit, Trump sostuvo que el EI adquirió "una fuerza enorme" durante la época en la que Clinton fue la secretaria de Estado de Obama. "¿Cuándo los medios deshonestos informarán de los hechos?", cuestionó.
Se trata de una excelente maniobra retórica donde pone a enfrentarse tanto a los medios como a sus rivales políticos mientras él continúa haciendo lo que mejor sabe: causando polémica.