A Donald Trump le ha saltado una liebre por la izquierda dentro del partido republicano donde, en la última semana, decenas de voces se han levantado en contra de su nominación o han dicho abiertamente que van a votar por la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Se trata de Evan McMullin, un exagente de la CIA y antiguo director político del partido republicano, que quiere presentarse como independiente a la Casa Blanca de forma a frenar el ímpetu del magnate inmobiliario que tanto disgusto ha causado a los barones del partido. “Estados Unidos merece algo mejor que Donald Trump o Hillary Clinton. (Por lo cual) humildemente me ofrezco como un líder que puede ser una opción a millones de conservadores frustrados (por las dos candidaturas)”, dijo McMullin en un comunicado, tras inaugurar una página en Internet (evanmcmullim.com) donde ha comenzado a recaudar fondos.
Aunque no es la primera vez que surge un tercer candidato fuera de los partidos en una contienda presidencial, recordemos al empresario Ross Perot que se postuló en 1992 por el partido reformista, el surgimiento de McMullin adquiere visos inéditos porque nadie oculta que ha sido “una liebre” lanzada dentro de los mismos republicanos.
La duda es si el sistema político electoral estadounidense se encuentra preparado para un tercer candidato y pudiera éste imponerse a Trump que ha obtenido un apoyo importante en la pasada convención de Cleveland. Según el diario The Washington Post la postulación de un candidato independiente puede tener dos objetivos, sea ganar la presidencia o restarle votos al nominado republicano, lo cual favorecería directamente a Hillary Clinton. No hay que olvidar que el senador Ted Cruz se presentó en la convención republicana arengando a los delegados a que votaron “por conciencia”, no por Donald Trump.
Según el senador John McCain, cuya reelección ha sido apoyada por Trump la semana pasada, aunque el primero ha dicho que no votará por el segundo, esta postulación independiente tiene su razón de ser porque la base de apoyo republicana ha mermado y se restringe básicamente al electorado blanco que es, de hecho, el que el magnate ha cautivado porque, como ha señalado una editorial de la publicación electrónica Político, el magnate representa a “aquellos que quieren que los hispanos y negros se mantengan en sus espacios como siempre ellos, los blancos, han querido”.
“La comunidad hispana ha despertado y está molesta (con los republicanos) en una forma que nunca he visto en 30 años”, ha dicho McCain la semana pasada, en una reunión con electores conservadores. En su opinión, un candidato independiente o de un tercer partido será una alternativa para los hispanos y republicanos descontentos con Trump pero que, a la vez, pudiera votar en el resto de los candidatos del partido para otros cargos electivos.
Sin embargo, a estas alturas, a 90 días de las elecciones de noviembre, la candidatura de McMullin pudiera no ir a tiempo a menos, claro está, que el sector republicano sea suficientemente fuerte para respaldarlo, recaudar fondos y que él se aparezca con un programa político bien definido. De momento, y la candidatura fue lanzada este lunes, el nuevo candidato tiene apenas un apoyo sólido en el estado de Utah donde la aplastante mayoría de los conservadores republicanos se alinearon con Ted Cruz en contra de Trump. Cruz, pudiera ser un buen impulso para McMullin. Pero este lunes el senador por Texas ha ido a visitar el Centro Espacial Johnson, en las afueras de Houston, y no se ha pronunciado al respecto.
Las candidaturas independientes a la larga no han prosperado. De hecho la política electoral estadounidenses nunca ha acompañado la modernidad del país. Las mujeres solo tuvieron derecho al voto a partir de agosto de 1920, Estados Unidos solo tuvo un presidente negro el año 2009 y una mujer ha recibido la nominación a la presidencia por uno de los principales partidos apenas el mes pasado. Es difícil de anticipar si en estos momentos el electorado conservador estadounidense se desglosaría por un tercer candidato.
Por ello, cuidado si la idea detrás de la postulación de Evan McMullin no es una jugada republicana para darle paso a Hillary Clinton y a la vez marginalizar a Donald John Trump, y no perder la cara en la contienda. Y nadie como un exagente de la CIA para cumplir la misión.
FUENTE: RUI FEREIRA - Especial