Y como es de esperar, el senador saliente demócrata Raphael Warnock se opone a un candidato impulsado por el expresidente Donald Trump (2017-2021), el exdeportista Herschel Walker.
Esta segunda vuelta en ese estado del sureste de Estados Unidos, que se celebra porque ninguno de los dos alcanzó más del 50% de los votos en la primera, cierra las legislativas de medio mandato.
La elección se presenta reñida en Georgia, ya que las pocas encuestas divulgadas muestran a ambos codo con codo. Los resultados pueden tardar días en conocerse, al parecer la moda del momento.
De este escaño no depende el equilibrio de poder en el Congreso estadounidense puesto que los demócratas ya consiguieron el control del Senado, mientras que los republicanos dominarán la Cámara de Representantes (Baja).
El resultado de la votación en este estado será decisivo para el control del Senado
Los republicanos ven en este escaño del Senado la oportunidad de acentuar su poder para bloquear las políticas del gobernante demócrata.
A 700 días de las próximas elecciones presidenciales, la oposición también espera poner obstáculos en el camino de Joe Biden.
Para los demócratas, una victoria consolidaría la exigua mayoría del partido de Biden en el Senado y le permitiría influir más en comités parlamentarios.
La importancia y el interés de este duelo se traduce en los casi 400 millones de dólares en estos comicios.
Unas 1,9 millones de personas, de siete millones inscritas, ya votaron por anticipado. Por ahora parece primar la participación prodemócrata pero el electorado republicano podría movilizarse este martes por lo que es difícil predecir el desenlace.
Aunque suele ser un bastión republicano, Georgia sorprendió eligiendo a Joe Biden sobre Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020. Y dos meses después a dos demócratas para el Senado.
Hoy este estado fronterizo con Florida vuelve a ser objeto de deseo. Esta vez además destaca el perfil atípico de los candidatos.
Con varios récords deportivos en su haber, el republicano Herschel Walker, considerado uno de los mejores jugadores en la historia del fúbol americano universitario, entró en política con 60 años. Ahora se propone arrebatar el puesto a Raphael Warnock, quien antes de ser senador era pastor en la iglesia bautista en la que predicaba el líder afroestadounidense de los derechos civiles Martin Luther King, en Atlanta.