MIAMI.- Ya casi nadie duda de que el islamismo, ideología que pugna por un Estado islámico, está avanzando a su plena expansión, no solamente en países de Europa sino también en EEUU.
La creciente presencia musulmana en cargos influyentes y la penetración en la política es un riesgo a frenar, advierte experto. “EEUU es el objetivo del islam”
MIAMI.- Ya casi nadie duda de que el islamismo, ideología que pugna por un Estado islámico, está avanzando a su plena expansión, no solamente en países de Europa sino también en EEUU.
La Alcaldía de Nueva York tendrá elecciones el 4 de noviembre próximo y entre los candidatos favoritos está Zohran Mamdan, político estadounidense, que, de ganar, sería el primer alcalde musulmán de la ciudad cosmopolita, el más importante centro financiero global.
Mandam, de 33 años de edad, chiíta, fanático del hip-hop y exasesor de un palestino candidato a concejal, ganó sorpresivamente las primarias del Partido Demócrata como aspirante a gobernar la ciudad, tras derrotar a otros 10 postulados, el 25 de junio pasado.
Pero Mandam, quien es además miembro de la organización Socialistas Democráticos de América, no es el único afecto al islam.
En noviembre de 2024, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Andre Carson fueron electos representantes en las elecciones del Congreso Federal, por los estados de Michigan, Minnesota e Indiana, respectivamente; los primeros musulmanes congresistas en la historia reciente.
La presencia musulmana en cargos influyentes puede verse normal en un país de inmigrantes con pluralismo religioso y político. Muchos son nacidos en el país. Pero, analistas destacan otros hechos “preocupantes” sobre la expansión del islam político que promueve la formación de un Estado sin libertad. Y lo consideran un riesgo a enfrentar por parte del gobierno de EEUU.
En este 2025 aparecieron patrullas de islamistas en algunos barrios de Nueva York para prohibir la venta de alcohol, como ocurrió en Francia hace 20 años, detalla el analista político internacional Joseph Hage, especialista en temas del Medio Oriente y antiterrorismo.
También, en la localidad de Dearborn, estado de Michigan, ciudadanos son tildados de islamofobos y echados de la ciudad por opinar contra la organización terrorista Hezboláh. Y en sectores de Minnesota “están pasando cosas”, según advierte.
“EEUU es el objetivo final del islam político, porque el país representa todos los valores occidentales, por lo que buscan instalar un califato, un imperio islámico, una sociedad islamita, y se lanzan a este directamente. Si logran dominar Norteamérica, el resto del mundo también caerá”, sostiene.
Asegura que si bien en Europa avanzan con más rapidez porque “exigen más” y en Inglaterra ya tienen 300 mezquitas y 30 cortes que aplican la ley de sharía, “el premio mayor es EEUU”. Y allí se ha logrado enraizar.
Un documento interno de la Hermandad Musulmana, organización islamista-sunita transnacional que procura imponer la ley de sharía, describió en 1991 los “objetivos estratégicos en Norteamérica” con “planes a corto y largo plazo para difundir su ideología en EEUU”, según reveló el analista internacional.
Los musulmanes ingresaron al país en los años 60 y se establecieron como comunidades religiosas, según dice y expone en un extenso análisis publicado en una revista sobre temas de seguridad.
Los planes se están ejecutando, asevera. “Basta con comparar cuántos representantes o comisionados a nivel local, cuántos alcaldes, congresistas, mezquitas tienen ahora en comparación con 1991, cuando no había ninguno. Y el número va en aumento. El plan es incrementar la presencia poquito a poquito para poder difundir su ideología y absorber a la sociedad”, según Hage.
Estudios conocidos en enero pasado revelaron que 42% de la población musulmana nació en EEUU, mientras que el resto son inmigrantes “de primera generación”.
También otro estudio publicado en 2012, tras el atentado del World Trade Center de Nueva York, reveló que el número de templos musulmanes “casi se duplicó” en 11 años, desde el año 2000. Las organizaciones autoras del estudio contabilizaron 2,106 mezquitas (74% más) y desde entonces se calcula que puede haber más.
Según el experto, la mayoría de las organizaciones musulmanas que abogan por los derechos civiles y la justicia social lo hacen más como postura estratégica de penetración que como un compromiso social. “Abogan por el derecho civil, pero solamente de los hombres, no de las mujeres que no tienen ni voz ni voto bajo la ley sharía”, subraya.
Aunque imponer esas normas parece difícil en EEUU “por los momentos”, Hage no lo descarta en la realidad. Tampoco desestima la posibilidad de puedan penetrar la justicia estadounidense.
“No hay evidencia hasta ahora; trataron de hacer algo en Texas, pero el gobierno de ese estado se lo prohibió”, según recuerda. Pero la política no escapa de la influencia.
El 25 de septiembre, la congresista Omar introdujo en el Congreso una resolución que exige retirar la ofensiva desplegada por el gobierno de Trump en el Caribe contra carteles de narcotráfico, específicamente el Cartel de los Soles de Venezuela, una organización que la administración clasificó como “terrorista global”.
El proyecto de resolución argumentó que son “hostilidades no autorizadas” por el Congreso de EEUU, según el borrador filtrado a los medios. “El tráfico ilegal de drogas no constituye un ataque armado” que justifique la intervención militar”, alegó Omar.
El hecho se consideró un desafío contra el gobierno de Trump en su iniciativa de combatir el crimen por la seguridad nacional, y una “defensa” al régimen de Nicolás Maduro por el cual EEUU ofrece 50 millones de dólares de recompensa.
En este escenario, políticos estadounidenses alertan sobre los intentos del islamismo de introducir en EEUU elementos de la ley de sharía, tanto en las normas legales de los cinco distritos de Nueva York, como en las distintas comunidades de EEUU. Otros, mientras tanto, alegan “malos entendidos” sobre el movimiento basado en la religión del islam.
Hage enfatiza que el islamismo es uno solo y no tiene “distintas tendencias” como alegan políticos demócratas, mientras los musulmanes se manejan entre la fe y la ciudadanía dentro del país, lo que constituye “un enorme riesgo” para EEUU, su objetivo final.
“La meta final de la revolución islámica es islamizar al mundo, lo dicen abiertamente, aunque hay gente que lo esconde”, añade. Una frase que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, siempre repetía cuando fue alcalde de Estambul (1994) y luego primer ministro (2003 a 2014) del país laico, pero a la vez musulmán.
Frente a esto, no le parece concebible que el Partido Demócrata “se haya dejado influenciar”, a pesar de las prioridades nacionales sobre seguridad. "Ya no es aquel partido Demócrata de Martín Van Buren; el de hoy está lleno de gente inclinada hacia la izquierda, el progresismo, el wokismo y ahora el islamismo. Se han aliado todos juntos para esto”, refiere.
Hage opina que este será uno de los mayores desafíos que EEUU deberá afrontar.“El islam va a usar todas las leyes de EEUU sobre la igualdad y derechos civiles hasta conseguir que un alto porcentaje de gente avance y una vez que llegue a ser mayoría en una ciudad intentarán dominar”, según prevé.
FUENTE: Entrevista al analista internacional Joseph Hage, especialista en Medio Oriente y antiterrorismo