WASHINGTON.-EFE
La polémica por este caso, ocurrido en 2012, revivió la semana pasada, cuando se divulgó un vídeo en que se ve a Coleman en el calabozo y a seis policías entrar en la celda para indicarle que debía acudir al juzgado
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Un juez federal determinó este lunes que la Policía de Chicago hizo un uso de "fuerza excesiva" en el incidente que precedió a la muerte de un detenido de raza negra en 2012 y que fue arrastrado por las esposas durante varios metros.
El juez Matthew Kennelly valoró que el agente Keith Kirkland utilizó al fuerza de forma excesiva cuando arrastró al negro Philip Coleman, de 38 años, desde su celda varios metros por un pasillo, tras haberse negado este a acudir a los juzgados y haberle reducido los policías con una pistola de descargas eléctricas.
Además, el juez también indicó que el supervisor de Kirkland, el sargento Tommy Walker, debería haber evitado lo que hizo el agente, aunque por el momento no se determinó todavía una condena.
La polémica por este caso, ocurrido en 2012, revivió la semana pasada, cuando se divulgó un vídeo en que se ve a Coleman en el calabozo y a seis policías entrar en la celda y despertarle, supuestamente para indicarle que debe acudir al juzgado para que se le lean los cargos.
Coleman estaba bajo custodia policial por haber agredido a su madre durante un supuesto episodio psicótico.
Los seis guardias se abalanzan sobre el recluso y le disparan repetidamente con una Taser, una pistola de descargas eléctricas, para después sacarlo de la celda y arrastrarlo por un pasillo su cuerpo aparentemente desfallecido.
Coleman, cuyo cuerpo presentaba más de cincuenta moretones y abrasiones tras el suceso, murió más tarde en un hospital después de no reaccionar bien a un medicamento antipsicótico que le suministraron los doctores.
Su fallecimiento se consideró un accidente, pero una autopsia reveló que padeció un traumatismo grave como resultado de la acción policial.
Los agentes alegaron en su momento que temieron por su seguridad después de que Coleman les atacara de manera imprevisible, por lo que la Policía les absolvió de cualquier negligencia y dio carpetazo al caso el año pasado.
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