miércoles 20  de  marzo 2024
EEUU

Las barajas que Trump se puede jugar en Siria

¿Qué hará ahora el Jefe de Estado, que ha prometido una y otra vez no involucrar a ningún soldado más en un conflicto sangriento y que se quería mantener al margen porque su máxima prioridad es Estados Unidos?

WASHINGTON.- De pronto regresa la línea roja. Las palabras que le dedicó Donald Trump al presidente sirio, Bashar al Assad, recuerdan a Barack Obama en 2013. Ya se han sobrepasado demasiados límites, se ha cruzado la línea roja, dijo Trump refiriéndose al reciente ataque con lo que parecer ser gas tóxico en la ciudad siria de Jan Sheijun.

Su predecesor, Obama, estableció esa línea roja, aunque finalmente su política de Siria fracasara. El demócrata dio un ultimátum a Assad en verano (boreal) de 2013 amenazándole con ataques aéreos en caso de que utilizara armas químicas contra la población siria. Sin embargo, Assad traspasó la línea y Obama cambió de opinión.

¿Qué hará ahora Trump, que ha prometido una y otra vez no involucrar a ningún soldado más en un conflicto sangriento y que se quería mantener al margen porque su máxima prioridad es Estados Unidos? ¿Qué puede hacer?

¿ATAQUES AÉREOS?

En realidad, Estados Unidos no puede emprender medidas militares contra las tropas de Al Assad sin arriesgarse a provocar una confrontación con Rusia. El Gobierno de Obama consideró en 2013 bombardear con misiles de crucero objetivos concretos del Ejército sirio, entre ellos, unidades a las que acusaba de perpetrar ataques con armas químicas, así como centros de operaciones y pistas de despegue y aterrizaje de las fuerzas aéreas.

Pero Rusia ha colocado un moderno sistema antiaéreo S-400 en la base de Hamaimim, junto al mar Mediterráneo que puede decidir quién vuela y quién no en un radio de 400 kilómetros sobre Siria y Oriente Próximo.

¿ZONAS DE SEGURIDAD?

En sus primeros días de legislatura, Trump habló sin concretar del establecimiento de zonas seguras para refugiados. Sin embargo, una zona de este tipo debe ser asegurada con unidades de tierra y en caso de que se cree una zona de exclusión aérea, precisa aviones de combate. Al Assad lo consideraría una vulneración de la soberanía de su país. Y en la práctica, no podría funcionar contra Rusia y su S-400.

El experto en Oriente Próximo Daniel Dyman, mientro del centro de estudios Brookings, en Washington, opina que una zona seguridad solo empeoraría la situación, haría que aumentara la necesidad de recursos y prepararía el camino a una mayor intervención militar estadounidense.

Y ¿dónde se podría crear este tipo de zona? Podría situarse en un área del norte de Siria controlada por las tropas turcas y los rebeldes moderados. Pero no bastaría para acoger a más desplazados. Por otro lado, Jan Sheijun se encuentra en la provincia de Idlib, donde hay activas milicias cercanas a Al Qaeda y que por lo tanto también estarían protegidas si se creara allí la zona segura.

¿APOYAR MÁS A LOS REBELEDES?

El Gobierno de Obama ya siguió este plan y resultó en parte un desastre. Además, Estados Unidos tuvo problemas para encontrar rebeldes en los que confiar.

Desde entonces, también ha empeorado la situación de los opositores de Al Assad, porque perdieron mucho territorio en los últimos meses, sobre todo los moderados, quieres eran los más indicados para recibir un mayor apoyo. En muchas de las zonas controladas por los rebeldes hace tiempo que dominan las fuerzas más radicales.

Además, entregar más armamento a los rebeldes significaría una mayor escalada de la violencia en Siria.

¿PRESIÓN DIPLOMÁTICA?

Tampoco en este terreno Estados Unidos tiene una libertad de acción total. Durante la legislatura de Obama, todas la iniciativas diplomáticas acabaron fracasando. El ex secretario de estado John Kerry negoció durante noches enteras con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, pero los plazos siguieron venciendo, los alto el fuego fracasaron y las bombas siguieron cayendo. El pasado otoño (boreal), Kerry, frustrado, interrumpió por completo el diálogo con Moscú.

Desde entonces, Rusia ha sido diligente y ha creado un formato propio para las negociaciones de paz. Junto con Turquía e Irán, reunió al Gobierno y a la oposición en la capital kazaja, Astaná. Aunque sin que se produjeran avances palpables.

El actual secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, viajará la semana que viene a Moscú para reunirse con Lavrov y uno de los principales temas a tratar será Siria. El miércoles exigió a Moscú volver a reflexionar detenidamente sobre el apoyo a Damasco. Sin embargo, Tillerson no tiene nada con lo que presionar.

Sería posible que Estados Unidos aplicara sanciones, como las que ya ha impuesto a Rusia por sus intrusiones en Ucrania. Pero Trump ha abogado por levantar dichas sanciones.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, se han endurecido las posturas de los dos países. En las reuniones sobre Siria de los últimos meses a menudo se produjeron grandes confrontaciones entre Rusia y Estados Unidos, pero apenas se obtuvieran resultados.

A finales de diciembre, el Consejo de Seguridad pudo alcanzar un nuevo acuerdo, aunque este apenas contenía un alto el fuego que ya había entrado en vigor y que había sido negociado por Rusia y Turquía. El miércoles tampoco se produjeron avances.

¿No hacer nada?

Como con todo lo que ha anunciado Trump desde su toma de posesión, queda por ver si finalmente sus palabras se traducen en hechos. Pero si no hiciera nada, la credibilidad de Estados Unidos en la cuestión siria se vería aún más dañada. Y entonces la línea roja del fracaso no la habría cruzado sólo Obama.

FUENTE: EFE

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar