MIAMI.- El liderazgo de Estados Unidos ante el mundo representa un compromiso, no sólo por la responsabilidad que se le atribuye para el equilibrio de una correlación de fuerzas internacionales, sino porque se espera que el país erigido como imperio de la democracia, sea un espejo del respeto a las diferencias de puntos de vista políticos y que, por tanto, quienes difieren en cuanto a ideología, origen social o principios religiosos, puedan convivir en ese entorno, protegidos con igualdad de derechos por un sistema de leyes bajo el cual todos los ciudadanos son medidos por igual.
Desde esa perspectiva, y a pesar del clima de polarización reinante entre republicanos y demócratas, quienes observan a los principales actores políticos de la nación, cuestionan el más reciente episodio de confrontación que llegó al extremo de la descortesía, cuando el presidente Donald Trump y la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, no ocultaron el alto grado de antipatía mutua ante el Congreso durante el discurso del Estado de la Unión. Sobre las implicaciones de este suceso, DIARIO LAS AMÉRICAS solicitó la opinión de un analista republicano y otro demócrata.
Raúl Mas Canosa, analista republicano.
¿Cuál es su valoración sobre la discordia entre Nancy Pelosi y Donald Trump?
“Creo que es obvio que lo que antes era una simple pelea, hoy se ha convertido en una guerra abierta entre los demócratas y los republicanos. Desafortunadamente este país se encuentra muy dividido y espero, que de alguna manera, eso pueda mejorar. Pero esta fricción que existe entre Nancy Pelosi y el Presidente es algo muy serio”.
Sin embargo, ¿Cómo tú esperas que siendo atacado abiertamente, con insultos, con la expresa intención de removerte del cargo, el Presidente pueda darle la mano a una persona que se ha identificado como su peor enemigo? Y me parece una gran falta de respeto cuando al final de su intervención, Nancy Pelosi en -abierto desafío- rompiera públicamente los papeles del discurso. Obviamente son dos personas que ya no pueden verse, pero que deben seguir haciéndolo en estas ocasiones públicas. Tampoco creo que nadie esté sorprendido de esta visible ruptura.
“La gente puede criticar a Trump y a Pelosi de ambos lados por esa postura, pero mientras más analizo este ambiente y rememoro la antigua política en este país que se basaba en dar la imagen de dignidad y diplomacia habitual en estos casos, regreso a la realidad y veo que no tengo frente a mí a un político profesional. Trump dice las cosas como son y actúa como la mayoría de las personas cuando se sienten ofendidas y te lo dejan saber claramente. Es precisamente eso, una de las razones por la que es tan popular, porque la gente lo ve con todos sus defectos y perciben su honestidad en su actuar diario. Si tú le caes mal al Presidente, él te lo dejará saber simplemente con su rostro. Esa actitud no solo la aprueban los republicanos, sino también los independientes que se están moviendo a favor del mandatario, un apoyo que considero muy importante”.
“Es un indicio de que el país reacciona de manera favorable al hecho de que por primera vez tenemos un líder en la Casa Blanca que le habla claro a todo el mundo. Quizás no te guste el mensaje, quizás detestas el mensaje, pero nadie tiene que adivinar qué piensa el Presidente, porque te lo dice a diario a través de su cuenta de twitter, y es algo que en la vida de los estadounidenses esto jamás había ocurrido. Yo nunca he visto a un Presidente que te deja saber exactamente qué piensa y qué está pasando. Y te repito, tal vez algunos no estén de acuerdo con esto, pero mucha gente sí lo aprecia y lo agradece”.
Valore el resultado del juicio Político y la absolución a Trump
Este teatro del juicio político (“impeachment”) ha sido una bala que les salió por la culata a los demócratas. Considero que han causado un gran daño, una pérdida de tiempo enorme y de dinero durante el último año, con pleno conocimiento de que esto nunca iba a ninguna parte ni estaría a su favor, o sea, no había manera de que los republicanos le dieran la espalda al Presidente y ellos lo sabían. Los fundadores de esta nación hicieron las bases de este proceso para que fuera bipartidista y desde el principio, nunca fue así. Ha sido un proceso totalmente partidista; un intento de golpe de Estado aquí en Estados Unidos, disfrazado, disimulado, pero al final un esfuerzo del Partido Demócrata de derrotar al Presidente y al sistema democrático. Y muchos se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo.
-¿Qué impacto puede tener esta ruptura en las próximas elecciones?
Los independientes se están alineando al Partido Republicano, grupos tradicionales afiliados al Partido Demócrata –los afroamericanos- y los hispanos, también se están volteando hacia los republicanos, así que yo veo al Partido Demócrata en muy malas condiciones para las próximas elecciones presidenciales. Y como observamos ahora en Iowa, tuvieron una situación desastrosa. Hoy el Partido Demócrata no el mismo con el que yo me crie en este país, que siempre fue un partido moderado, con grandes líderes centrados en el desarrollo y beneficio para el pueblo americano. No, hoy no, hoy es un partido de extremistas, socialistas, que tratan de empujar a esta nación hacia un destino que no se ajusta a las bases y fundamentos de EEUU. Y eso le ha causado un inmenso daño.
“James Carville, un asesor durante el gobierno de Bill Clinton, cuestiona por qué a estas alturas el jefe del Partido Demócrata Tony Pérez continúa en su puesto, tras el desastre de Iowa y le ha enviado un mensaje de cautela a todo el partido diciéndole: señores, ¿ustedes realmente quieren ser el partido de los extremistas o quieren ser un partido mayoritario con amplio chance de ganar las elecciones?, porque si siguen por este camino, el daño será por muchos años”.
“El Partido Demócrata tiene que decidir si van a ser la oposición leal, que históricamente han sido, o si quieren proseguir con lo que ellos mismos se han autodenominado: la resistencia. Una cosa es ser la oposición leal con diferencias, debates sobre diversos temas y otra es convertirse en una institución de negación total. Y eso les choca a una gran parte en este país. Esta no es la manera de resolver nuestras diferencias. Para eso existen las elecciones; Trump ganó de forma legítima la última. Si tú estás en desacuerdo con eso, perfecto, ahora tendrás la oportunidad de cambiar los resultados otra vez en noviembre; pero no; han hecho todo lo posible para atacar al Presidente, desacreditarlo, ofender a su familia, su política, para tratar de derrotarlo e intentar un golpe de Estado. Seamos claro.
¿Cómo percibe el mundo la imagen que simboliza la ruptura entre Pelosi y Trump?
Hay que mirar estas diferencias hoy con la lupa de la historia. No es la primera vez en Estados Unidos que el país ha estado tan dividido. En el siglo XIX hubo una guerra civil por una enorme disparidad política y en la historia de esta nación han existido incluso peleas a puños en el Congreso; y también hemos tenido otros presidentes controversiales. Así que hay que tomar un suspiro y decir: Si pasamos por un período extremadamente partidista, no es algo insólito.
En Europa, Asia y el resto del mundo, los países se han dado cuenta de que este Presidente estará durante cuatro años más y a pesar de que sea un hombre difícil para negociar, tendrán que hacerlo con él. Si lo haces de buena fe, se logran muchas cosas. Pero el Presidente lo ha dicho claro: Estados Unidos está cansado de ser el policía del mundo, el proveedor de dinero para apoyar programas y pactos, sin las contribuciones justas de otras naciones. Los problemas del mundo no deben estar 100% sobre los hombros del pueblo estadounidense y este Presidente está muy claro en eso. Y la mayoría de los norteamericanos está de acuerdo con tal prerrogativa.
Trump ha dicho, basta ya. Es la hora de enfocarnos en Estados Unidos, en arreglar nuestros problemas. Y el resto del mundo tiene que entender esto. Hoy la imagen de este país en el exterior es que Estados Unidos ha vuelto a ser lo que era antes: La primera potencia económica y democrática del mundo, con el respeto absoluto de todos los países.
Fernand Amandi, analista político demócrata.
¿Cuál es su valoración sobre la discordia entre Nancy Pelosi y Donald Trump?
El desencuentro entre Nancy Pelosi y el presidente Donald Trump, escenificado en el Estado de la Unión, representa una metáfora de lo quebradas que están las relaciones, no solamente entre el Congreso y la Oficina del Presidente, sino es una muestra del estado de una sociedad que Trump ha demolido.
Lo sucedido en el Senado representa la quiebra de las normas políticas de EEUU. Es doloroso porque sucesos como este se veían en países tercermundistas. Pero jamás en los EEUU.
Nancy Pelosi ha estado en política por más 45 años. Ese tipo de gesto dista de su habitual comportamiento. Pelosi ha sido reconocida por ser una figura distinguida en política. Siempre ha operado dentro de la clase y los códigos del buen comportamiento. Nunca había recurrido a acciones o gestos similares.
El Presidente es la figura del caos. Toda su vida se le ha reconocido como una persona que destroza todo lo relacionado con las normas del buen comportamiento. Efectivamente, se le puede dar todo el descrédito de lo ocurrido aquella noche en el Estado de la Unión al presidente Trump.
-Valore el resultado del juicio Político y la absolución a Trump
El voto que absolvió al presidente Trump fue totalmente partidista. Como pudimos ver solo recibió el apoyo de la bancada republicana.
Sin embargo, el voto de castigo fue bipartidista. Los demócratas contaron con el apoyo histórico del senador republicano Mitt Romney. Creo que este hecho es representativo de la dualidad que embarga hoy a la sociedad norteamericana. De una parte, está el culto al presidente Trump, representado por el partido republicano. De otro lado, se encuentra una sociedad que ve cómo este culto se coloca por encima de la ley, un hecho demasiado preocupante para mucha gente.
Nunca se había visto que un presidente de esta nación haya pedido ayuda a un país extranjero para influir en una contienda política doméstica, mucho menos si el objeto de esa ayuda es para perjudicar a un oponente político. Este es un hecho insólito en este país.
-¿Qué impacto puede tener esta ruptura en las próximas elecciones?
El presidente y el Partido Republicano, que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para mantenerse en el poder, se sitúan más allá del decoro de la política. No importa si es actuando dentro, fuera o por encima de la ley. Para ellos, el fin justifica los medios.
¿Cómo percibe el mundo la imagen que simboliza la ruptura entre Pelosi y Trump?
Históricamente, EEUU ha sido un punto de referencia para el mundo. Para muchos pueblos es un faro de luz, el símbolo de cómo se debería organizar un gobierno basado en leyes y en la voluntad popular. Pero esa imagen está hecha pedazos gracias al presidente Trump.
Él ha sido quien levantó el martillo para hacer añicos esa consistencia histórica que ha sido baluarte tanto de administraciones republicanas como demócratas, a lo largo de nuestra existencia como nación.
Sin importar quién fuera el presidente, los partidos mantenían unas normas de decoro y de buen comportamiento que Trump ha roto durante este proceso. Tengo el presentimiento de que el Presidente ha dañado de forma permanente la autoridad moral de los EEUU ante el mundo.
Por sus formas de funcionar el Gobierno, esto que vemos hoy no es una administración política; es un régimen.
En la actualidad existe el gran temor de que el pueblo no pueda ejercer su voluntad política a través de las elecciones. Esto nunca antes había estado en juego. Hoy día la gente tiene serias dudas sobre si ese ambiente que enturbió las elecciones pasadas se pueda repetir de nuevo en el futuro.
Sabemos que la voluntad del pueblo es la de sacar al presidente Trump de la Casa Blanca para que ocupe su cargo un mandatario demócrata. Pero, por primera vez en la historia del país, yo creo que hay serias dudas sobre si se podrán celebrar elecciones de una forma legítima y limpia, como hemos visto en los últimos 246 años en la historia del país.
Trump es la causa de que hayan entrado ciertos personajes a la política que imponen una forma de toma de decisión, donde los fines justifican los medios. Un ideal muy alejado de lo que son las normas y las leyes aún vigentes en el país.
Para resumir, yo pienso que vamos en camino a una dictadura.