La llegada de miles de menores indocumentados a Estados Unidos por la frontera sur enfrenta al gobierno de Joe Biden al riesgo de una crisis en uno de los temas más sensibles del país.
La llegada de miles de menores indocumentados a Estados Unidos por la frontera sur enfrenta al gobierno de Joe Biden al riesgo de una crisis en uno de los temas más sensibles del país.
El Presidente asumió el cargo con la promesa de una política migratoria más humana que la de su antecesor, pero para algunos defensores de los inmigrantes, son en parte sus propias decisiones las que están contribuyendo a un alza en la llegada de menores no acompañados.
Aplicando una normativa adoptada por Trump a raíz de la pandemia de coronavirus, el gobierno de Biden está deportando a la mayoría de los inmigrantes sin papeles detenidos en la frontera, originarios sobre todo de Centroamérica.
Es una crisis en ciernes, advierten activistas. Aseguran que aceptar solamente a los menores que llegan sin acompañante lleva a muchos padres a separarse de sus hijos, a veces para siempre, y a enviarlos solos en un viaje extremadamente peligroso.
Además, una vez llegados a Estados Unidos niños y jóvenes pueden pasar largo tiempo en centros de detención donde podrían ser blanco de abusos, alertan.
"La mayoría de los menores que llegan solos, algunos de apenas seis años, deben hacer una cuarentena de 10 días y tras dos tests de COVID negativos quedan en detención en otras instalaciones a través del país mientras se intenta localizar a sus familiares en Estados Unidos.
Las autoridades están "cayendo en viejos patrones", "causando una crisis" y "poniendo a los menores en una situación en la cual serán ciertamente perjudicados y traumatizados", añadió.
El gobierno de Biden prefiere no hablar de crisis.
"Es un desafío estresante. Esa es francamente la razón por la cual estamos trabajando tan duro", dijo el lunes el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas.
"El gobierno está en una posición nada envidiable" y es criticado de todos lados, dijo la abogada Jennifer Podkul, de la organización Kids in Need of Defense (KIND), que ha trabajado en la frontera.
FUENTE: AFP
