MIAMI.– Donald Trump puede estar en su nivel de popularidad más bajo para un presidente a seis meses en el cargo, 37% según la encuestadora Gallup. Pero lo cierto es que los demócratas no parecen estar subiendo tampoco. Al menos a juzgar por las cuatro victorias que los republicanos tuvieron en igual número de elecciones en el Congreso.
La última derrota sucedió el martes en Georgia y Carolina del Sur, unos comicios que muchos analistas consideran los más caros de siempre en ese ámbito. Anteriormente lo mismo sucedió en Kansas y Montana. Todas las elecciones fueron hechas para sustituir a antiguos congresistas que integran ahora el gabinete de Donald J. Trump.
El revés más emblemático fue el de Jon Ossoff este martes en Georgia, que perdió frente a la republicana Karen Handel, por 52% contra 48%. Fue un margen que es ya un hábito en la política estadounidense desde que el presidente George W. Bush disputó la presidencia contra el demócrata Al Gore. Pero eso no impide que el pánico esté cundiendo en las filas liberales.
"Es mejor que esto sea un llamado al despertar. Nosotros necesitamos una mensaje nuevo, un plan de creación de empleos que llegue a todos los estadounidenses, y una intención mucho mayor, que abarque a todos y concentrada en el futuro", ha tuiteado el congresista por Massachusetts, Seth Moulton, considerado un líder emergente entre los demócratas.
Obviamente Trump no está triste con los resultados. "El presidente está naturalmente satisfecho con las dos victorias (Georgia y Carolina del Sur). Esto muestra que los estadounidenses están en sintonía con la agenda presidencial y quieren que avance. El pueblo estadounidense se preocupa por un sistema de salud mejor que funcione para todos, que haya más empleo, que la economía crezca y el país sea más seguro. Por ello las victorias en Georgia y Carolina del Sur muestran que el pueblo quiere que la agenda presidencial sea cumplida. Quieren que la gente en Washington trabaje con el presidente", dijo el miércoles la portavoz presidencial Lindsay Walters.
Pero las derrotas demócratas no han sido aplastantes. De hecho en el caso de Georgia hubo un avance ya que el estado sureño casi siempre ha mandado a la Cámara de Representantes a candidatos republicanos y este martes estuvo más cerca de ganar como nunca antes. "Tenemos que recordar que estas elecciones se llevaron a cabo en distritos escogidos por Trump, distritos donde (con el nombramiento de sus ministros) ha creado vacantes porque siempre ha creído que ahí no iba a perder", ha apuntado Ron Klain, un estratega demócrata que fue jefe de despacho de los vicepresidentes Al Gore y Joe Biden.
Sin embargo, el análisis no es tan fácil. Los demócratas enfrentan otro problema, están teniendo dificultad en recaudar fondos para sufragar las contiendas electorales. El pasado mes de mayo fue el peor desde el 2003 en materia de recaudación de fondos. Lograron apenas 4.9 millones de dólares, según cifras de la Comisión Federal de Elecciones. El 2003 se tuvieron que contentar con 2.7 millones. En contrapartida los republicanos recaudaron en mayo casi 11 millones de dólares, un verdadero logro en un año sin elecciones destacadas.
Para el recién llegado presidente del Comité Nacional Demócrata, Tom Perez, "algo estuvo mal hasta ahora. Acabo de llegar y vamos a cambiar todo", dijo a la cadena NBC. El objetivo, explicó, es duplicar el presupuesto demócrata de 50 a 100 millones de dólares este 2017. "Recuerda, yo he llegado aquí el 1 de marzo y fui el primero en decir que tenemos mucho que reconstruir", sostuvo.
La derrota de Ossoff el martes en Georgia le ha costado a los demócratas 40 millones. Una cifra nunca antes vista.