“Esta es una propuesta tremendamente cara, en gran parte sin relación directa con la pandemia. Solo el 9% del dinero será destinado a la atención médica y menos del 1% se ocupa de las vacunas”, dijo el líder de los republicanos en el Senado Mitch McConell.
Entretanto el presidente Joe Biden celebró la victoria en el Congreso, 50 días después de su llegada a la Casa Blanca al afirmar,"esta legislación se centra en darle a la columna vertebral de esta nación -los trabajadores esenciales, la clase trabajadora que construyó este país, la gente que lo mantiene en marcha- una oportunidad" de recuperarse, afirmó el mandatario.
"Este es un momento crítico en la historia de nuestro país", aseguró la presidenta demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi. "La ayuda viene en camino", agregó. A saber, este es el tercer plan que lanza Estados Unidos para luchar contra las consecuencias económicas de la pandemia.
Estas son las principales medidas que contiene:
Pagos directos a las familias
Las personas que ganan menos de 75.000 dólares al año y las parejas casadas cuyos ingresos no superen los 150.000 dólares al año recibirán próximamente cheques de 1.400 dólares por persona. El proyecto de ley prevé asimismo 1.400 dólares por persona a cargo.
Los pagos disminuyen progresivamente antes de desaparecer para los particulares cuyos ingresos alcanzan al menos 80.000 dólares y 160.000 para las parejas casadas.
Este tramo de la ayuda totaliza unos 400.000 millones de dólares.
Estos cheques completan otros de 600 dólares enviados en el marco del último plan de 900.000 millones adoptado en diciembre, que siguió al de 2,2 billones a mediados del año pasado.
Subsidios de desempleo ampliados
El proyecto de ley adoptado por el Senado prolonga hasta el 6 de septiembre el pago de subsidios por desempleo adicionales de 300 dólares por semana, que expiraban el 14 de marzo.
Crédito fiscal para cuidado de niños
El gobierno apunta a las familias de menores ingresos al darles créditos sobre impuestos para cuidados de niños de 3.600 dólares para niños hasta 5 años y 3.000 dólares entre 6 y 17 años.
Los créditos sobre impuestos estarán disponibles para todos los beneficiarios con niños, independientemente de su ingreso.
Vacunas, test y búsqueda de contagios
Unos 15.000 millones de dólares serán destinados a vacunación, 50.000 millones para test y rastreo y 10.000 millones para producir vacunas.
El presidente espera que 100 millones de dosis de vacunas sean administradas en sus primeros 100 días de mandato.
Centros educativos
Las escuelas recibirán unos 126.000 millones de dólares y 39.000 millones serán destinados a las guarderías.
Muchos centros educativos permanecieron cerrados por un año por no poder implementar protocolos sanitarios (ventilación, por ejemplo).
El plan incluye 40.000 millones de dólares para las universidades.
Estados y municipalidades
Unos 350.000 millones de dólares irán a los gobiernos estatales y municipales, tribus y territorios.
Pequeñas empresas
El sector gastronómico, uno de los más afectados por las restricciones para contener la pandemia, se beneficiará con 25.000 millones de dólares.
Sin embargo, para muchos economistas solo en Miami-Dade, Broward y Palm Beach más de 3.400 negocios pequeños y medianos han cerrado definitivamente; a nivel nacional la cifra asciende a más de 230.000; sin embargo, el dinero que se destina en este nuevo paquete es ínfimo para ayudar al sector empresarial, motor de la economía.
En la historia
Esto de los planes no es nada nuevo. La historia reciente de los estímulos económicos estadounidenses empezó tras el crac bursátil de 1929, que acabó con la mitad del valor de la bolsa de Nueva York y se considera el detonante de la Gran Depresión.
Con casi uno de cada cuatro estadounidenses desempleados, Franklin D. Roosevelt llegó a la Casa Blanca en 1933 y lanzó el New Deal (Nuevo Trato), un programa de préstamos y gastos de una magnitud sin precedentes en aquel momento.
El plan incluyó programas ampliamente financiados por el gobierno para crear empleos en sectores como los servicios públicos y las artes.
En el marco de aquel proyecto se crearon la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos para regular los bancos y las operaciones bursátiles.
La crisis económica estadounidense no se detuvo, sin embargo, hasta la gran movilización provocada por la Segunda Guerra Mundial.
Los presidentes republicanos Gerald Ford y Ronald Reagan decidieron recortar impuestos cuando Estados Unidos cayó en recesión en los años 1970 y 1980, pero con enfoques y resultados distintos.
Para impulsar el consumo durante la recesión de 1974 y 1975, Ford recurrió a créditos fiscales y a un aumento de las deducciones de impuestos que provocó una recuperación impulsada por el consumo.
Reagan, que llegó al poder en 1981, pidió al Congreso que recortara los impuestos antes de que el país entrara en recesión meses después. El presidente alegó que esa medida aumentaría las inversiones y el consumo, permitiendo un crecimiento económico.
Entretanto George W. Bush asumió la Presidencia con un superávit presupuestario en 2001, pero poco antes de que Estados Unidos entrara en recesión. El mismo año de su llegada al poder bajó los impuestos para todos los ciudadanos del país y lo volvió a hacer en 2003. El gobierno también hizo devoluciones fiscales a los contribuyentes, un anticipo de los cheques de estímulo.
Antes de que Bush dejara el cargo, el país se vio azotado por una combinación de catástrofes financieras e inmobiliarias que se convirtieron en la crisis financiera mundial de 2008. En sus últimos meses de mandato, Bush firmó una ley de estímulo de 152.000 millones de dólares, de los cuales dos tercios estaban compuestos por cheques directos a los estadounidenses.
Ante el agravamiento de la crisis tras su toma de posesión en 2009, Obama supervisó la aprobación de un plan de 831.000 millones de dólares que incluía recortes fiscales, gasto en infraestructuras, ampliación de las prestaciones por desempleo, ayuda a los estados y un número limitado de cheques de estímulo, todo ello destinado a frenar los despidos y fomentar la contratación. Esas medidas no fueron, sin embargo, suficientes para sofocar la crisis, y algunos sectores de la economía tardaron años en recuperarse de los daños de la recesión.
Donald Trump firmó en marzo de 2020 un plan de ayuda de 2,2 billones de dólares. La medida incluyó el envío de cheques de estímulo de hasta 1.200 dólares a cada estadounidense, amplió la red de seguridad contra el desempleo y ofreció préstamos y subvenciones a las pequeñas empresas.
El Congreso aprobó en diciembre otro plan de 900.000 millones de dólares, que incluyó cheques de estímulo por valor de 600 dólares y una extensión de los programas de subsidios de desempleo y de ayudas a las pequeñas empresas.
La realidad
Todo es según el color del cristal con que se mira, o desde la cuenta bancaria desde la que se califique el plan de rescate. Algunos estarán contentos con el pan de hoy y otros preocupados con el que se guarda para mayo.