MADRID.- La victoria de Donald Trump en Estados Unidos viene a ratificar lo que ya se venía produciendo en países tan dispares como Argentina, El Salvador, Grecia, Italia, Francia, Portugal, Alemania, Finlandia, Holanda, Austria y un largo etcétera.
Las políticas de la izquierda global llevan a la sociedad por la senda del abismo y en vez de caer Occidente ha decidido alejarse, según análisis de El Debate
MADRID.- La victoria de Donald Trump en Estados Unidos viene a ratificar lo que ya se venía produciendo en países tan dispares como Argentina, El Salvador, Grecia, Italia, Francia, Portugal, Alemania, Finlandia, Holanda, Austria y un largo etcétera.
En cada uno de estos lugares la justificación de este cambio de tendencia encuentra diversas explicaciones: el creciente costo de la vida, la inflación, la inmigración clandestina… Y, como denominador común, en todos los países donde la izquierda llegó al poder su gestión ha sido un desastre, dijo Antonio Hernández Mancha en un análisis en El Debate.
Este argumento, puramente empírico, no puede ser suficiente para justificar el idéntico resultado en países tan dispares, en geografías tan lejanas, en culturas, costumbres e historias tan diferentes. Por eso, no bastan tales explicaciones. Tiene que haber una causa más profunda que justifique la coincidencia de este giro político histórico y trascendental en medio de la mayor diversidad, dijo.
“Esta causa no puede ser otra a mi modo de ver que, por fin, la ciudadanía se ha dado cuenta de que las políticas de la izquierda global, emanadas de la filosofía de la deconstrucción, llevaban a la sociedad por la senda del abismo y en vez de caer en él ha decidido alejarse”, acotó el analista
En su opinión, las redes sociales “y, lo que es peor, la prensa “seria”, a la sombra de esta filosofía claramente sesgada a la izquierda, han permitidos la difusión de las opiniones más aberrantes y han venido a sustituir el discurso democrático entre discrepantes por una “tribalización” del pensamiento en la que cada uno busca lo que desea oír y no lo que debe escuchar. O, al menos, lo que otros piensan sobre la misma cuestión.
Más adelante, señala que “los seguidores de estos “influyentes” constituyen una “tribu” de seguidores —expresión de Byung-Chul Han—, que acatan sin discusión lo que se les dice, pues el silencio es el precio que están obligados a pagar con tal de no ser expulsados, y de mantener su identidad racial, sexual, o religiosa, dentro de la “tribu”.
Dado el rumbo de los acontecimientos en todo Occidente, esta filosofía que tanto me preocupaba, va dejando de preocuparme . Y auguro que su anuencia, como la democracia está demostrando, irá poniendo las cosas en su sitio, como ocurrió con las sectas que surgieron al conjuro del "libre examen" de la Biblia con el desarrollo de la imprenta, antes del renacimiento intelectual que supuso la Enciclopedia y con ella la Ilustración.
Por lo demás, indicó el analista, que la historia demuestra que lo absurdo no tiende a permanecer. Las leyes de la naturaleza son inexorables pues no obedecen a la conducta humana. Las leyes sociales por el contrario, entre las que se encuentra la Ética y el Derecho, son cambiantes en cuanto dependen de la voluntad de los hombres.
En su reflexión, Antonio Hernández Mancha dijo que dos órdenes normativos que discurren por caminos paralelos en los que la naturaleza prevalece siempre cuando las leyes del hombre intentan contrariarlas. Esta evidencia es un hecho por más que la filosofía de la deconstrucción intente someterlas al albur de la voluntad humana. Las leyes de la naturaleza, además de inexorables siempre pasan factura a quien las vulnera.
Considera que “cualquier ciudadano cuando se da cuenta de que sus gobernantes promulgan leyes que él no puede comprender porque van en contra de la naturaleza, de la lógica y de sus intereses les vuelve la espalda y vota a lo más alejado de ese modo de gobernar, ya sea ese ciudadano blanco, negro, amarillo o simplemente hispano”.
Ya dijo el inteligente pensador Daniel Bernabé que sustituir la lucha de clases por las identidades y la diversidad es para la izquierda como “jugar a la ruleta rusa con el tambor del revólver lleno de balas". En esto, coincido con él. Y es lo que explica por qué Occidente haya vuelto a votar a la derecha”
FUENTE: EL DEBATE