Ha ofendido o enfriado el ánimo de sus aliados, reducido sus grandes proyectos de reforma, y no podrá enfrentarse con Xi o Putin... Aun así, Joe Biden pretende participar en el G20 y la COP26 como representante de unos EEUU que quieren volver al primer plano.
El presidente estadounidense vuela el jueves para Italia, donde tiene lugar sábado y domingo la cumbre de las 20 mayores economías mundiales. Luego saldrá hacia Reino Unido para la conferencia internacional COP26 sobre el clima.
Biden, quien ha buscado asumir el papel de "líder del mundo libre" abandonado por Donald Trump, no goza de la popularidad que vendían numerosos medios de prensa.
En efecto, ni el presidente chino, Xi Jinping -con quien Biden solo ha mantenido conversaciones telefónicas desde su elección -, ni el presidente ruso, Vladimir Putin, se desplazarán a las cumbres por preocupaciones sanitarias.
Antes de juntarse con sus homólogos del mundo entero, el presidente estadounidense, ferviente católico, se verá el viernes con el papa Francisco en el Vaticano.
El mismo día se reunirá en privado con el presidente francés, Emmanuel Macron, para pasar la página de una grave crisis de contratos de submarinos ocurrida a mediados de septiembre.
Ese asunto, junto con la retirada caótica de Afganistán, pesa sobre el aura de Biden, quien repite que "EEUU está de vuelta" pero crea desconfianza en muchos sectores
Antes de eso, los aliados de Estados Unidos lo habían aplaudido durante una cumbre del G7 en junio, celebrando el regreso de la potencia al acuerdo del clima de París, así como su voluntad de negociar con Irán y Corea del Norte, y su determinación para acabar la pandemia.
El martes ante la prensa, su consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, aseguró sin embargo que la relación va muy bien entre EEUU y los europeos.
"Ni Rusia ni China serán representadas al más alto nivel" en las cumbres, mientras que "EEUU y Europa estarán allí, unidos y llenos de energía", anotó.
Sullivan quiere creer que los aliados de Estados Unidos no han perdido su "entusiasmo" hacia Biden y sus proyectos.
Pero esos mismos aliados notan que la Casa Blanca reduce un poco cada día los gastos faraónicos prometidos por Biden en casa en infraestructura, salud, educación y transición energética, para lograr reunir los votos necesarios para su aprobación en el Congreso.
Los cuatro meses y medio transcurridos desde el G7 "han enfriado los ánimos de los europeos", comentó Heather Conley, del Center for Strategic International Studies, durante una conferencia telefónica el lunes.
FUENTE: AFP