La reciente renuncia del general de la policía colombiana con motivo del escándalo sexual derivado de una comunidad llamada “del anillo” en donde policías prestan servicios sexuales a altos miembros de la clase dirigente, como también a sectores privados de la sociedad, ha generado un revolcón en Colombia con consecuencias de alto calibre.
El general Rodolfo Palomino se ve obligado a renunciar por las evidencias de una red que al parecer este conocía y que al parecer permitía su accionar. Aunque aún se están investigando las vinculaciones del general con esta red de prostitución, lo único cierto es que deja mucho que desear que hubiese renunciado si realmente no tiene nada que ver con dicho escándalo.
Sumado a esto, el general se ve salpicado con escándalos de seguimientos ilegales del Gobierno de Juan Manuel Santos a periodistas y políticos del país sobre lo cual también existen investigaciones en curso sobre la participación del general. Lo curioso de los seguimientos es que durante el Gobierno de Álvaro Uribe se acusó al Gobierno de esa época de ser culpable y nunca se le otorgo responsabilidad alguna al actual presidente Santos, sin embargo; hoy vemos como los seguimientos siguen y los lagartos (mermelada) de los medios no hacen tanto escándalo como cuando sucedió en el Gobierno Uribe.
La renuncia del viceministro Carlos Ferro por el escándalo generado por el video divulgado sobre sus actos bisexuales vulgares con miembros de la fuerza pública quienes hacían o hacen parte de una red que presta servicios sexuales a altos dignatarios del estado, solo produce asco y pone en evidencia la doble moral de estos funcionarios públicos que no solo cometen los actos más corruptos en contra del pueblo que dicen representar, sino que también se revuelcan con todo el mundo violando todo principio ético y moral.
El presidente Santos descalificó la divulgación del video, y aunque tiene razón en lo vulgar y desacreditador del mismo, también es cierto que los medios tienen la obligación de poner en evidencia las conductas inmorales de los líderes que los colombianos tienen para que los representen. El contexto del video muestra a un miembro de la fuerza pública colombiana, Ángelo Palacio, hablando de cómo le haría el sexo al viceministro y de los lugares más idóneos para tener un sexo más violento o como lo dicen ambos en el video, “para que lo claven rico”. ¡Sin dudas, da asco! Es claro que el video es de una característica vulgar e indeseable.
Lo que se pregunta Colombia es; ¿qué sigue ahora? Por un lado, como ya se vio, renunció el general de policía, y por otro; se vienen las investigaciones para dar y desarticular esta red de prostitución que desde muchos años ha venido funcionando en la policía y no solo para servicios homosexuales, sino también mujeres de la fuerza pública que caen en una red de sexo y abuso de sus superiores.
Es claro que Santos, que tanto le gusta ser el adalid de todo, debería por fin poner en orden a la policía que es una entidad corrupta y en la que el pueblo colombiano tiene poca o cero confianza. Es sabido por muchos que algunos policías son jefes de bandas delincuenciales, que prestan en muchos casos sus armas para cometer delitos, y lo peor, son jefes de bandas de paseo millonario sin contar como, en muchos casos, también hacen parte de bandas dedicadas al fleteo, que es una modalidad del crimen que ataca a sus víctimas a la salida de los bancos para hurtar sus recursos.
Entonces este escándalo es solo la punta del iceberg en donde ojalá se dé lugar a destapar lo putrefacta que es la policía colombiana y tomar correctivos para que los colombianos vuelvan a confiar en una policía que por más esfuerzos que hacen, sin duda su mala imagen no la deja ser la policía que todos los colombianos quisieran que fuera.
Finalmente, este servidor, quien ha dialogado con generales y coroneles de la república, y sobre quienes no divulgaré su identidad, estos han mencionado que en muchos casos el policía que quiere hacer bien su trabajo es acosado y en muchos casos amenazado de muerte si no se une a las bandas delincuenciales que existen en la policía. Sin dudas, dentro de la revolución de las ideas que este servidor impulsa, estos escándalos y la corrupción en el seno de la policía colombiana es algo que algún día tendrá que acabarse y haremos todo porque así sea.