miércoles 9  de  octubre 2024
ANÁLISIS

Espejismo intelectual

Sobran los ejemplos que demuestran que los superdotados politólogos y analistas casi siempre andan a la zaga, reaccionando a los sucesos acontecidos. En pocas situaciones se adelantan a los hechos

Por DARSI FERRET

No hay postura más engañosa que el aceptar como referencia inobjetable las predicciones o valoraciones de los “sesudos” de traje y corbata, pertenecientes a la élite intelectual que siempre andan metiendo camellos por el hueco de las agujas. Perciben salarios de cientos de miles de dólares anuales por realizar desde sus lujosas oficinas sofisticados diagnósticos, evaluaciones y especulaciones con “autoridad” sobre fenómenos políticos, económicos y sociales. Y más allá del prurito de sabiondos que les alimenta el ego, con no poca frecuencia andan desacertados o los sorprenden los acontecimientos o realidades diferentes a las que prevén.

En este orden recordemos que no hubo uno solo de los prestigiosos think thank que alertara del increíble desplome de los muros del bloque comunista liderado por la URSS. Menos, que visualizaran que todo ese imperio del mal se vendría abajo sin dispararse un tiro y de modo estrepitoso a la vuelta de apenas un año. Sin embargo, los hechos y elementos para haber anticipado esas conclusiones siempre estuvieron a la vista. Hasta los tecnócratas de los ultra avanzados aparatos de inteligencia como la CIA se pasaron con fichas.

La hegemonía y el poder soviético se sustentaba en los pilares de una economía estancada, improductiva, incapaz de modernizarse, que desde finales de los 70’ se debatía en un franco proceso de recesión. Y el dominio ruso sobre las ex colonias y países satélites nucleados a su eje, dependía de modo absoluto de la tenebrosa y aplastante amenaza de intervención del ejército comandado por el Kremlin de Moscú.

Llegado a un punto crítico por la debacle económica, unas simples reformas estructurales (Perestroika y Glasnost), más la certeza de que los tanques rusos no serían enviados en defensa de los gobiernos títeres de corte comunista, bastaron para que todo el andamiaje se desmoronara como castillo de naipes. Las principales razones de esta deriva fueron la derrota militar y el enorme desgaste político, económico y humano en los ocho años de guerra rusa en Afganistán. Pero sobre todo, la locura y desangre económico que les causó el embarcarse en la competencia con EEUU por la preeminencia en la carrera espacial y armamentística.

Más reciente, la asombrosa sorpresa de la Primavera Árabe cogió con los pantalones quitados a los intelectualoides y especialistas del campo del espionaje y las predicciones. La situación desatada abruptamente en el 2011 en Medio Oriente y el Norte Africano fue todo un terremoto grado 8 en la escala de Richter, con unas fuerzas telúricas que sacudieron a toda la humanidad. No hubo un solo informe que previamente llamara la atención de la posibilidad de ese tipo de desenlace en la región que se creía incapaz de protagonizar alteraciones del status quo, y que le tenían estampada la etiqueta de inamovibles por ser sociedades cerradas, atrasadas, fanáticas y gobernadas por despiadados regímenes autoritarios.

Las evidencias para avizorar la sublevación de los pueblos del mundo árabe en reclamación de libertades estaban a la mano, lo que no hubo fue agudeza analítica para realizar la lectura correspondiente. Uno de los factores determinantes fue el creciente acceso a Internet y las modernas tecnologías de las redes sociales y las comunicaciones. Esto puso en contacto a esas sociedades con un flujo de información global, que les transmitió como una especie de germen del virus de los valores y conceptos de vida occidentales. También influyó el incremento del turismo foráneo, el contagio de lo externo que acompaña a la inversión extranjera, y de algún modo las mejoras sociales devenidas por salpicadura del boom de los precios del petróleo, facilitador de programas sociales que incidieron elevando en algún grado el nivel de vida de la población y empujaron a nuevas ambiciones y expectativas personales.

Otro acontecimiento “impensable” que tomó por sorpresa a la élite acorbatada lo constituye el reciente desplome de los precios del oro negro. De una cesta sostenida superior a los 100 por barril, en pocos meses el valor cayó a menos de 30 dólares. Y como en los sucesos anteriores, ni un solo aviso previo.

Los elementos concretos para sospechar esta situación yacían sobre la mesa. El vertiginoso desarrollo de las tecnologías permitió el alcance de modernos métodos de producción de petróleo y gas, como el Fracking, que consiste en la fracturación hidráulica de las rocas de esquisto. Esta nueva metodología posibilitó a los EEUU duplicar su extracción de petróleo, que en 2008 era de 5 millones diarios y en la actualidad alcanza los 10 millones. Igualmente incidió la fuerte recesión China por efecto de sus visibles problemas estructurales y la falta de despegue económico de Europa. Estos dos últimos factores disminuyeron de modo significativo la demanda, y combinados con la superproducción estadounidense, que aumentó la oferta, saturaron el mercado internacional y por ley económica, oferta-demanda, afectaron sensiblemente a la baja los precios.

Lo otro novedoso relacionado es que la OPEP, conocida como Cártel del Golfo Pérsico, por primera vez desde su creación en 1960, perdió la capacidad de controlar los precios del barril de modo artificial. La llegada del Fracking colocó a EEUU como principal productor de petróleo a nivel mundial desplazando a Arabia Saudita y a Rusia, y causó que las monarquías árabes no puedan apelar a su esquema de siempre; la disminución de la producción mediante cuotas fijas negociadas entre ellos. Rebajando la producción se disminuye la oferta y esto se traduce en un aumento de la demanda y, por consiguiente, de los precios.

En esta ocasión lo que sucede es que, contrario a la receta aplicada anteriormente, si ahora la OPEP reduce la producción lo único que consigue es perder mercado, pues ello sería un estímulo a más inversión de las compañías de EEUU que extraen petróleo con el fracking. La lógica actual liderada por Arabia Saudita es mantener e incluso incrementar la producción. Lo hace porque a los países OPEP les cuesta producir un barril de petróleo de 3 a 4 dólares. Producir mediante el método del fracking tiene un costo de 32 a 34 dólares por barril. Contribuir a que los precios se mantengan bajos conduce a desestimular la producción a través del fracking al no ser rentable por debajo de 60 dólares y, de ese modo, los árabes conservan mercado frente a la competencia norteamericana, aunque vean reducidas sus ganancias a consecuencia de los bajos precios.

El gravísimo problema del terrorismo internacional es otro de los que agarró por la espalda a los distinguidos analistas de la inteligencia y la intelectualidad. Tras desatarse la Primavera Árabe, este flagelo pasó en escasos meses a convertirse en la principal amenaza para la paz y la estabilidad mundial. Brotaron vertiginosamente grupos como Estado Islámico (ISIS) estableciendo hasta autodenominados Califatos en amplios territorios que lograron dominar en Siria, Irak y en localidades de Libia.

Las mortales y aterradoras consecuencias de estos grupos radicales islámicos, que aplican el terror como herramienta de intimidación y combate, se han extendido, además, al interior de las fronteras de países occidentales de Europa y en EEUU. Diversos países entre los que cuentan Francia, EEUU y España, han padecido ataques terroristas adjudicados a tales grupos musulmanes. Entre las secuelas de este mal se incluye el involucramiento de miles de jóvenes de Occidente en las filas de las agrupaciones terroristas, muchos de los cuales regresan a sus naciones con el arsenal de esas brutales experiencias. 

Por estos días la Unión Europea atraviesa la peor crisis con la que ha lidiado como bloque. Alrededor de dos millones de refugiados árabes en condición de vulnerabilidad huyen a la desesperada de los conflictos bélicos en sus países y han entrado, o se agolpan contra las alambradas fronterizas que les impide el paso, de modo descontrolado e irregular en las naciones europeas. Este contexto representa un evidente peligro de inestabilidad y amenaza con la desintegración de la Unión y con la derogación de algunos de los más destacados instrumentos logrados por los europeos, como el convenio Schengen, por el que se regula la supresión de las fronteras y se garantiza la libre circulación de todas las personas nacionales o radicadas dentro de ese territorio. Lo peor es que en general no se avizoran las alternativas de solución y la amenaza terrorista se incrementa.

Sobran los ejemplos que demuestran que los superdotados politólogos y analistas casi siempre andan a la zaga, reaccionando a los sucesos acontecidos. En pocas situaciones se adelantan a los hechos. Las razones de esta postura tienen que ver, en gran medida, con el desajuste de épocas. Continúan rigiéndose por los caducos conceptos, esquemas y paradigmas del pasado. No toman en cuenta que la humanidad se encuentra inmersa en la tercera ola de su evolución. Que se vive bajo nuevas reglas y condiciones propias de la globalización y las tecnologías modernas que le acompañan. Y en ese nuevo contexto integrador, los sucesos en cualquier lugar, como nunca antes, influyen en el resto de las naciones y viceversa.

Lo ideal es consultar todos los informes y valoraciones que estén al alcance, pero con todo ese volumen de información se debe tratar de llegar a conclusiones propias. No hay que dejarse impresionar por los sacos y las corbatas.  

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