MIAMI.- Alicia cumplió 100 años. No es algo que pase todos los días, y no todos llegan a esa edad. Sin embargo, aunque hay quienes ansían vivir mucho tiempo, lo mejor es hacerlo en armonía y junto a la familia.
No, Alicia no es una celebridad, no está en la política ni aparece en la televisión, pero, en medio de injusticias, tiroteos y malas noticias, su historia bien vale unos cuantos titulares. Su hija, Ligia Houben, ha organizado una fiesta para cumplir el sueño de su madre. No es para menos. Alicia Gallegos de Martínez, nacida en Rivas, Nicaragua, el viernes 8 de agosto de 1919, ha estado contando los días para tan esperada fecha.
¿Quién no ha dicho alguna vez: “quiero que mi mamá dure 100 años”? Pues a Ligia se le ha cumplido esta bendición y aprovecha cada día para hacerle saber a su madre cuánto la ama. Por eso este jueves brilló de felicidad mientras todos cantaban para felicitar a su madre.
Le tomé una foto que comenzó a revelarse mientras cortaban el cake. Alicia, con la sabiduría del tiempo andado, observó a todos para guardar aquel instante en su memoria.
“Mi mamá quedó viuda cuando tenía 52 años”, me contó Ligia. “Papá tenía un negocio de una distribuidora de automóviles y cuando murió, súbitamente, ella se hizo cargo del negocio en Nicaragua. Ella siempre decía: ‘sigo con el legado de tu papito’. Ese era su lema, y eso fue lo que la movió, lo que la inspiró. El recuerdo de mi padre está vivo en nosotros”.
Podrías decir que Alicia es un modelo de madre, ¿no? “Mi mamá es un ejemplo de vida, cada día, cuando le abro la ventana, dice: ‘qué linda mañana, el sol está radiante’. Es positiva, muy determinada, perseverante”.
Y en efecto, cuando le pregunté a Alicia cuál es el consejo para llegar a los 100 años, sin pensarlo mucho y con una sonrisa dijo que es necesario “estar con la familia, que te apoyen, y siempre tener fe, rezar mucho, para que Dios nos proteja siempre”.
No hay más que conversar con sus familiares para entender que ha hecho bien su trabajo como madre, como abuela y hasta bisabuela. Ellos saben que la armonía familiar es determinante para asumir cualquier reto.
En una sociedad en la que la vorágine del trabajo deja poco tiempo para el encuentro en familia, donde a los niños los cuidan en day care (guarderías) y a los ancianos los atienden en homes (hogares para adultos), urge hacer un espacio para la unión familiar. Desde los balbuceos y ocurrencias de los niños, hasta la sapiencia y los consejos de los abuelos, cada miembro de la familia tiene mucho que compartir.
“Es muy curiosa”, señaló Ligia. “Siempre quiere aprender, siempre se ha sentido motivada a hacer diferentes cosas: hacía crucigramas hasta los 95 años, le regalé una tableta y la usaba para aprender inglés. A los 97 empezó a hacer collares, los diseñaba y le fascinaba. Hasta el día de hoy juega dominó. Mi madre es una inspiración. Le hace mucha ilusión el hecho de ser centenaria”.