MIAMI.- Transcurrió el cuarto debate republicano con solo cuatro participantes y sin la presencia del expresidente Donald Trump, quien lidera las encuestas de favorabilidad electoral, y algo quedó claro: la pugna entre Ron DeSantis y Nikki Haley adquirió un matiz más profundo.
Los dos precandidatos pelean codo a codo el segundo lugar en los sondeos, con un DeSantis que ha descendido notoriamente en sus números de aceptación entre los republicanos, mientras que Haley enseña una favorabilidad creciente hasta el punto de ser hoy la amenaza más fuerte del gobernador floridano, después de Trump.
El debate de la noche del miércoles en Alabama comenzó con una pregunta inquietante para DeSantis sobre su caída en las encuestas, lo que hábilmente el titular de Tallahassee convirtió en un ataque en contra de la exembajadora en la ONU, de quien dijo que ella “cede” a la izquierda.
Lo cierto es que el gobernador estuvo al ataque desde el principio. Sus más intrincadas discusiones se enfocaron en Haley, aunque por momentos también arremetió, en menor escala, contra el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie y el empresario tecnológico Vivek Ramaswamy.
“He dado resultados”, dijo DeSantis. “Eso es lo que necesitamos para este país y hay otros candidatos aquí como Nikki Haley. Ella cede cada vez que la izquierda la persigue, cada vez que los medios la persiguen”.
Haley no optó por el silencio ante la provocación y respondió que DeSantis “sigue mintiendo sobre mi historial”.
En otro momento del encuentro, Haley criticó el apoyo de DeSantis en Florida a una nueva ley que habría facilitado demandar a las organizaciones de noticias que utilizan fuentes anónimas en sus informaciones.
Acotó que Florida consideró una legislación a instancias de DeSantis que “impediría que personas anónimas hablen con la prensa” y “llegó tan lejos como para decir que los blogueros deberían registrarse en el estado”.
Desantis al ataque
Pero DeSantis no parecía dispuesto a cejar en su empeño de cuestionar a Haley, a quien describió como una republicana que no estaría dispuesta a “levantarse y luchar” contra las políticas liberales. Y fue más al fondo: la acusó de acercarse al Partido Comunista Chino cuando se desempeñó como gobernadora de Carolina del Sur.
Otro tema que sirvió de detonante para la confrontación entre DeSantis y Haley fue el relaciondo con el cambio de sexo, también denominado afirmación de género.
“Hice un proyecto de ley en Florida para detener la mutilación de género de menores. Eso es abuso infantil y está mal. Ella se opone a ese proyecto de ley. Ella piensa que está bien y que la ley no debería involucrarse en eso”, afirmó DeSantis.
En una encuesta reciente del Washington Post y la Universidad de Monmouth, Haley superó a DeSantis en el estado clave de New Hampshire, posicionándose como el principal rival de Trump. El sondeo la muestra con el 18% sobre DeSantis, quien obtuvo el 7%. Trump figura con el 46%.
En otros estados como Carolina del Sur, Haley también aparece por delante de DeSantis.
Queda en evidencia que a menos de un mes y medio de las asambleas electorales de Iowa, DeSantis mostró una personalidad más agresiva contra Haley en el cuarto debate republicano, que es quizás el último de cara a las primarias de ese partido.