Alejandra, Lake, Rosie y Zoe, cuatro jovencitas que cursan el quinto grado en Saint Andrew’s School, eligieron sensibilizar a las personas sobre el maltrato animal porque es una causa que les apasiona y reconocen cuán importante y necesario es cuidar a las mascotas.
Exhibition (Exhibición) es el nombre del proyecto que presentarán ante el resto de los estudiantes y padres la semana antes del Spring Break [vacaciones de primavera]. Y para ello, se han preparado con esmero, investigando el tema e incluso tomando acción, tal como requiere esa tarea con la que culminan una etapa escolar.
Las cuatro tienen en común el amor por los animales, algo que les han inculcado en casa. También cuidan a sus mascotas y son conscientes de que esas criaturas especiales que nos alegran la vida no merecen ser maltratadas.
“Decidimos investigar sobre el abuso animal, porque queremos ayudarlos; amamos a los animales y queremos que sean felices porque nos hacen felices. Si nadie quiere hacer la diferencia, nosotros sí lo haremos. Entendemos que hay gente que no quiere a los animales, pero hacerles daño es algo terrible. Y, además, ¿por qué los científicos hacen pruebas con animales si esos productos no los van a usar en animales?”, expuso Alejandra, de 11 años.
Ale, como le llama sus compañeras de estudio, tiene tres perros en casa. Ella cuida de Boston, y su hermana de Charlie. El más viejito es Pepper.
A su mejor amiga, Lake, esta investigación le ha servido para entender las ramificaciones del abuso animal y que existen varias formas de maltrato.
“Queremos llevar el mensaje de que los animales no merecen ser maltratados. La gente no se da cuenta por lo que atraviesan los animales. La negligencia y las pruebas son formas de abuso animal que estamos estudiando”, expresó Lake, de 10 años.
“Otra forma de abuso son las peleas de perros. La última pelea de perros que fue promocionada fue en el 1990, pero desafortunadamente aun sucede. La gente las hace en lugares desiertos, porque se puede ir a la cárcel por hacerlo. 16.000 perros mueren cada año en esas peleas y es algo muy triste”, agregó sobre algunos de los datos que han hallado en su investigación.
Lake ahora cuida de Waffle, su perrito, luego de que murieran otros dos que tenía. También tiene un conejo que encontró en el vecindario, una ardilla y un gato que rescató
“Amo los animales. Soy vegetariana y trato de donar a la causa de los animales lo más posible, y me gusta encontrar compañías que donen a esa causa. Creo que nadie sabe por lo que pasan los animales. Siempre les he tenido amor, crecí en un ambiente amoroso hacia ellos”, contó la jovencita.
Tras investigar, Alejandra ahora entiende que se puede ser negligente con los animales de varias maneras.
“Aprendí que negligencia es cuando alguien no provee suficiente agua, comida o abrigo a sus mascotas. Y si dejas a tu perro o gato en el carro con las ventanas cerradas en altas temperaturas, eso también es negligencia, porque no es un cuidado adecuado y pueden morir por el calor”, explicó Alejandra.
Por otro lado, Rosie, de 10 años, quiere llamar la atención hacia este mismo problema, que también se ha extendido a las redes sociales. El grupo encontró que, en ciertos videos publicados en redes, han expuesto prácticas perjudiciales a la salud de los animales.
“Estamos creando conciencia y pensamos que después de presentar Exhibition podríamos contactar a algunas de esas plataformas para que consideren vetar esas cuentas o que no dejen que publiquen esos videos”, dijo Rosie.
“Hay gente que cree que esos videos son graciosos y no se dan cuenta de que cuando empiezas a ponerle salsa picante a la comida o les das agua con gas a un animalito, esa mascota va a perder la confianza en ti y dejará de comer o tomar agua. Eso le puede causar deshidratación o alguna enfermedad por pasar hambre”, añadió la estudiante, que cuida de Winston, su perro.
A Rosie también le preocupan las prácticas de las compañías que prueban sus productos en animales.
“Encontré que el público en general no sabe que esas pruebas son peores de lo que creen. No se trata solo de ponerles un poco de maquillaje. Muchos animales mueren cada año a causa de esas pruebas y si no mueren son usados en otras pruebas, según PETA (People for the Ethical Treatment of Animals), algunos de ellos mueren con quemaduras o los obligan a inhalar combustibles tóxicos”, expuso la estudiante, que anhela ser veterinaria.
Zoe, de 11 años, agregó: “Me siento mal por los animales que son sometidos a pruebas y quiero hacer la diferencia en el mundo. Cuando crezca, quiero tener muchos animales, pero no quiero ser veterinaria porque sería triste ver el abuso”.
Las jovencitas cuentan con el apoyo de su maestra Jenny Warren, quien las ha llevado de la mano en este proyecto.
“Han crecido tanto desde el inicio del curso, porque no solo saben lo que les apasiona, ahora tienen más información, más datos, saben lo que pueden hacer, han investigado, entonces pueden diseminar lo que han aprendido. Esta experiencia les ayuda a trabajar juntas en equipo, esa es una habilidad que muchos adultos no tienen”, destacó Warren, quien enseña varias asignaturas como parte del currículo de educación general.
“También han tenido que saber organizar el tiempo. Tenemos 90 minutos al día para trabajar en la exhibición. Eso es un proceso de aprendizaje, porque a esa edad son muy sociables, solo quieren hablar. Y están aprendiendo”, agregó la maestra, quien explicó que Saint Andrew’s es una escuela de alcance global, donde se puede obtener un diploma internacional de bachillerato.
Alejandra, Lake, Rosie y Zoe piden que se firme en change.org una petición para alertar sobre el abuso animal y de esa manera contribuir a un cambio a favor de las mascotas.