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MIAMI.- Con más de 18.400 fallecimientos y cerca de un millón de positivos acumulados, Florida continúa batallando contra el coronavirus, sin mayor esperanza que la bendita vacuna que está por llegar.
De hecho, más de la mitad de los casos positivos tuvieron lugar durante el verano, cuando el estado estableció el récord nacional, aún sin superar, de 15.300 contagiados el 12 de julio.
Semanas antes, la mayor parte de Florida fue sumergida en una especie de confinamiento declarado a medias, en el que las visitas a los hogares de la tercera edad fueron prohibidos, se cerraron prácticamente todos los negocios no esenciales y se disparó el desempleo.
Los condados Miami-Dade, Broward y Palm Beach, los más afectados, ordenaban a sus residentes cubrirse nariz y boca con mascarillas en locales comerciales e incluso en lugares públicos.
El contagio disminuyó drásticamente a finales a abril y el gobernador Ron DeSantis comenzó a permitir que negocios no esenciales reabrieran y abogó por la reapertura de las escuelas públicas.
"Si se puede ir a Home Depot, si se puede ir a Walmart, si podemos hacer estas cosas", señaló DeSantis entonces, "absolutamente podemos ir a las escuelas" y otros lugares.
Miami-Dade, dirigido entonces por el alcalde Carlos Giménez, convocó la reapertura a mediados de mayo, bajo la presión innegable de empresarios, que habían perdido ingresos y empleados, y funcionarios que no veían con buenos ojos la crisis que se avecinaba en un año de elecciones.
Un mes después, el contagio de coronavirus se disparó. Aquella convocatoria a priori conllevó a la muerte de unas 3.000 vidas en el condado.
Reapertura
En septiembre, cuando el estado reportó una tasa de positividad sostenida por debajo del 10%, DeSantis declaró la fase número tres de reapertura, mientras Miami-Dade, Broward y Palm Beach se mostraban cautelosos cuando aún no cumplían la preciada meta.
Las multas a quienes no usen mascarillas fueron suspendidas, los restaurantes volvieron a funcionar prácticamente a plenitud, bares y clubs nocturnos fueron reabiertos y el desempleo bajó rápidamente.
"Esos tipos de cierres no hicieron nada", aseguró DeSantis en aquel momento. "En realidad, parece que fueron más dañinos que buenos", apostilló.
Pero los expertos médicos difirieron: "Más que todo, se trata de que hay gente que no cumple las medidas básicas de salud pública porque sienten una falsa sensación de seguridad", declaró la doctora Aileen Marty, profesora de Enfermedades Infecciosas de Florida International University y asesora del equipo de contingencia de Miami-Dade.
Repunte
Hoy Florida vuelve a reportar un preocupante incremento de nuevos contagios y aumento considerable de hospitalizaciones, que hacen recordar los días previos al pico de julio.
Miami-Dade, con más de 220.000 contagios y 3.800 muertes acumuladas, denota 35% de aumento en hospitalizaciones, según el informe oficial condal Moving to a New Normal Dashboard.
“Sabemos cuán difícil es hacer frente a una pandemia de este tipo y proteger a la economía al mismo tiempo”, declaró el doctor Javier Santos, especialista en enfermedades respiratorias.
“Podemos hacer ambas cosas con medidas que todos debemos cumplir. Pero lo que no podemos hacer es ignorar la pandemia”, detalló.
Miami-Dade, a diferencia del resto de Florida, mantiene normas a cumplir: