martes 11  de  febrero 2025
UN OSCURO CAPÍTULO

La historia del reformatorio Dozier de Florida llega a su fin

Uno de los capítulos más oscuros del sistema de justicia de menores de Florida, con muertes sospechosas, agresiones sexuales y desaparecidos, concluyó con la presentación del informe final sobre el reformatorio público Dozier

MIAMI.-EFE

Uno de los capítulos más oscuros del sistema de justicia de menores de Florida, con muertes sospechosas, agresiones sexuales y desaparecidos, concluyó este mes con la presentación del informe final sobre el reformatorio público Dozier, situado en la zona del Panhandle del estado.

Tras tres años de excavaciones y trabajos arqueológicos en el antiguo reformatorio Arthur G. Dozier for Boys, abierto en 1900 y clausurado en 2011, el exhaustivo informe de 168 páginas examina la recuperación de 51 restos de chicos hallados en fosas sin marcar en este colegio situado en la localidad rural de Marianna, en el noroeste de Florida.

Más de un centenar de expertos participaron en la investigación científica y las exhumaciones, realizadas por la Universidad del Sur de Florida (USF), que desde 2011 examinó y cotejó los registros e identidades de decenas de chicos enterrados en el colegio.

"Un total de siete cuerpos dieron positivo a las pruebas comparativas de ADN y se registraron otras 14 probables identificaciones de los 51 restos localizados" en el terreno de unos 1.400 acres, resaltó en el informe final la antropóloga de la USF Erin Kimmerle.

El propósito primario de la excavación e investigación consistía en "determinar la ubicación de los cadáveres de los chicos desaparecidos y enterrados en el reformatorio", así como entregar sus restos a la familia para darles sepultura adecuada.

En el transcurso de la investigación se excavaron 55 tumbas donde se enterró a los chicos que murieron confinados en este reformatorio. Chicos acusados, condenados y presos aquí no solo por "robo y asesinato", sino también por delitos menores como "ausentismo escolar" o "comportamiento incorregible".

Esta situación convirtió al reformatorio Dozier, que albergó a niños de hasta 5 años de edad y contaba con una caseta de confinamiento, en el mayor de Estados Unidos, con dos instalaciones segregadas por sexo y raza.

Tan pronto como en 1901 se registran ya casos de "niños encadenados a las paredes con cadenas, palizas", lo que impulsó al menos seis investigaciones por parte de las autoridades estatales durante los 13 primeros años de funcionamiento.

El proyecto de investigación desvela que apenas existe documentación oficial sobre el cementerio, sobré la identidad de los chicos que allí recibieron sepultura o en torno a la localización exacta de las tumbas individuales.

La documentación del informe final presentado por la USF recoge que la "causa o forma de muerte de la mayoría de los casos es desconocida. "Enfermedades infecciosas, neumonía, incendios, traumas físicos y ahogamiento" aparecen como las causas más comunes de fallecimiento registradas", describió el informe.

El informe muestra también la existencia de un "patrón de mortalidad alto entre los chicos que murieron tras intentar escapar del reformatorio", y, aunque el mal estado de los esqueletos hallados impide determinar con certeza la causa de la muerte, sí resultó posible el uso de la prueba de ADN en muchos casos.

En conjunto, existen "pruebas sustanciales de deficiencias nutricionales, mal cuidado dental (la gran mayoría de los chicos presentan extensas caries y abscesos), pobre desarrollo óseo y crecimiento, además de infecciones de oído.

Si bien el informe no determina la existencia de actos criminales, arroja que, en el 34,5% de los casos, la "causa y circunstancias de las muertes son completamente desconocidas, sin documentar", con un 20% entre los chicos blancos y un 44% entre los negros.

Se mencionan tres casos de muertes de menores por homicidio cometido supuestamente por otros chicos y la existencia de túneles en el sótano de un edificio del gimnasio del reformatorio, conocido entonces como el "cuarto de las violaciones", donde, al parecer, se abusaba y agredía sexualmente a los chicos reclusos, algunos de ellos con solo 12 años de edad.

El documento señala que el 67% de los chicos enterrados en el reformatorio Dozier eran afroamericanos. Además, no era infrecuente que las familias fuesen notificadas de la muerte de los chicos días o incluso semanas después de que estos fueran enterrados en el reformatorio.

Este siniestro capítulo del sistema judicial de menores en Estados Unidos se cierra ahora, aunque con muchas sombras todavía y la denuncia del oscuro pasado de un lugar donde el castigo arbitrario y abuso, la falta de sanidad, la segregación y el miedo eran moneda común.

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