El presidente Donald Trump lanzó su campaña de reelección la semana pasada y casi inmediatamente después autorizó un ataque contra Irán.
El presidente Donald Trump lanzó su campaña de reelección la semana pasada y casi inmediatamente después autorizó un ataque contra Irán.
¿Fue acaso parte de un calculado plan de la Casa Blanca?
Y es que durante su primer mitin de campaña, al que asistieron miles de entusiastas simpatizantes, reveló su nuevo eslogan: Keep America Great Again, o mantener grande el nombre de América en español.
Todo indica que el anuncio inicial de tomar represalias contra Irán obedeció a las presiones del secretario de Estado Mike Pompeo y del asesor de Seguridad Nacional John Bolton, pero Trump, quien había aprobado el ataque, cambió de opinión.
El tema sacudió Washington y aún no había terminado la semana, cuando algunos de sus rivales demócratas por la primera magistratura del país lo criticaron duramente por considerar una acción militar contra la nación persa.
Las renovadas tensiones en una de las rutas marítimas internacionales más vitales del mundo han producido el ataque a varios petroleros y un avión espía estadounidense sin tripulación, que fue derribado en las cercanías del estrecho de Hormuz.
Por lo pronto, el mercado petrolero no ha reaccionado dramáticamente a los acontecimientos, aunque los precios subieron sólo un poco la semana pasada empujados por la crisis, lo cual puede significar que hay saturación de suministro, aunque esto podría cambiar pronto por el desarrollo de los acontecimientos aunado a que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reunirá en Viena entre el 1 y 2 de julio para frenar la producción.
En realidad, Irán fue responsabilizado por Washington y los aliados occidentales de atacar a cuatro petroleros en el mencionado golfo, aunque Japón y Alemania manifestaron sus reservas en un principio pero fueron confrontados con pruebas de inteligencia que Estados Unidos proporcionó.
La tensión entre estos rivales de vieja data se reavivó, cuando Irán derribó el avión no tripulado de la Fuerza Aérea estadounidense, afirmando que había sobrevolado el espacio aéreo iraní, algo que Estados Unidos negó, diciendo que el avión Global Hawk estaba operando en espacio internacional.
El riesgo de una confrontación militar entre Estados Unidos e Irán aumentó considerablemente, al tiempo que el alto mando militar advertía que responderían acorde si Irán atacaba algún activo estadounidense en la región.
Las recientes fricciones entre Teherán y Washington tienen como punto de partida la decisión del presidente Donald Trump de abandonar el acuerdo nuclear de 2015, que fue negociado entre Irán, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, China y Rusia, que acordó frenar el programa nuclear iraní a cambio de un alivio de las sanciones.
Pero Estados Unidos volvió a imponer un régimen de amplias sanciones a Teherán que le impiden acceder al sistema financiero estadounidense o comerciar con dólares estadounidenses.
Más del 80% de la economía de Irán está bajo castigo según ha confirmado el propio secretario de Estado Mike Pompeo, quien justificó las nuevas sanciones como "un esfuerzo adicional para asegurar que su capacidad para hacer crecer su economía, así como para evadir las sanciones se vuelva cada vez más difícil”.
Luego de calibrar su decisión inicial de responder militarmente, el Presidente anunció que su "línea roja" sería si los iraníes fueran responsables de la muerte de aunque sea un solo estadounidense, adelantándose a una situación de consecuencias insospechadas.
El giro dado por Trump ha sido comparado con la línea roja del expresidente Barack Obama, quien en 2012 amenazó al régimen sirio de usar la vía militar si se atrevía a usar armas químicas en la guerra civil del país árabe.
Al final, Obama no cumplió su promesa a pesar de que quedó en evidencia de que el ejército sirio tenía armas químicas, lo cual fue interpretado como un signo de debilidad de su administración.
Es bien cierto que Irán ha estado siguiendo un curso deliberadamente provocativo, como para incitar a la administración Trump a lanzar un ataque, aunque el presidente estadounidense dejó la puerta abierta para un diálogo sin condiciones, a pesar del endurecimiento de las sanciones.
El punto es si Irán acogerá la oferta.
La búsqueda de soluciones puede ser un buen ejercicio para la reflexión política de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, ya que no hay duda de que las tensiones se mantendrán más allá de las elecciones en noviembre de 2020.