MIAMI.- Voy a contarte la historia de Alexa. Es imposible pensar o hablar de ella sin sentir una punzada aguda en el pecho. La conocí junto a su mamá un dÍa por la tarde de este mes agosto. Nos citamos en la consulta del doctor Armando Quirantes. Alexa Prieto y su mamá Jacqueline Vidal llegaron de Cuba hace unos días. Es la segunda vez que tocan territorio de Estados Unidos por una misma necesidad, renovar las prótesis de ambas piernas de Alexa.
Con apenas unos meses de vida, Alexa llegó a un hospital pediátrico de La Habana, Cuba. Los síntomas que presentaba eran fiebre y diarrea. Nada grave, pensaron los doctores y la dejaron al cuidado de una enfermera de sala. Una suma de malas decisiones médicas cuestionables y de mala praxis provocaron que la bebé contrajera una infección grave en el propio hospital de Marianao, municipio del oeste de la capital cubana. En consecuencia, a los dos días de su ingreso fue operada de urgencia. Aquella operación triste fue la solución desesperada para salvar su vida. A la bebé Alexa le amputaron ambas piernas.
La niña Alexa me sostiene la mirada mientras sonrie y le hablo. Es de risa fácil, tiene mucha energía y un carácter abierto. Qué es lo que más te gusta de este viaje, le pregunto. “Que, cuando subo por el avioncito, pa’rriba me da la cosquillita”. Nos reímos un poco, pero luego, cuando entra su mamá a la conversación, me dice que le encantan los parques porque allí puede jugar a sus anchas. “Porque en Cuba no hay parques cerca de donde vivo”, termina diciendo.
Jacqueline trajo a su hija a Estados Unidos por primera vez cuando tenía tres años. Habían pasado por cuatro cirugías complicadas. Como madre, conoció a doctores en Cuba con mucha voluntad de hacer algo, pero con cero recursos para que Alexa pudiera caminar algún día. “Yo en Cuba iba gateando con las manos para todos los lados”. “Si, muy rápida que eras”, le dice Jacquelin mientras le toma la mano. Ahora Alexa tiene siete años y puede andar gracias a las prótesis que lleva. Pero las prótesis tienen las medidas de una niña de tres años pues aún lleva las que el Dr. Quirantes hizo a su medida durante su primer viaje a Miami.
En 2018, madre e hija viajaron bajo la protección migratoria de una visa humanitaria. “En aquel entonces yo tenia unos vecinos que tenían algunos contactos, y el caso llegó a Karen Caballero, periodista y presentadora de Televisión Martí. A partir de ahi comenzaron los contactos con la organización Prótesis sin fronteras, liderada por el Dr. Quirantes. “Los primeros intentos para adaptar las prótesis enviadas por Prótesis sin fronteras desde Miami a La Habana fueron infructuosos porque una adaptación tan compleja no puede hacerse en la distancia y en Cuba no existen ni condiciones, ni materiales, ni experiencia para aplicar estas técnicas”, explica Quirantes.
“Cuando llegaron la primera vez de Cuba, yo la traje del aeropuerto para mi casa. Las traje por seis meses para poderle hacer una piernas artificiales a su medida. Al principio, apenas las conocía, apenas teníamos contacto, pero ya la niña comenzó a decirme abuelo. Cuando yo iba a recogerlas, Alexa me sentía llegar y, sin abrir la puerta, decía, “Ahí esta mi abuelo”.
¿Yo no sé por qué yo lo adivinaba, seré adivina? Dice la niña y vuelve a reírse muchísimo.
Después de un largo proceso médico que implicó la evaluación por parte de especialistas ortopédicos, fisioterapeutas y cirujanos ortopédicos, la toma de molde y medidas, las pruebas de encaje de las prótesis y su alineación, finalmente Alexa tuvo sus “primeras piernas para aprender a caminar”. La prótesis más larga es una articulación en rodilla que le permitiría dar pasos, tomar impulso. La que está por debajo de la rodilla sería una prótesis más fácil de usar porque la mobilidad parte de su propia rodilla, esa prótesis es un complemento para que pueda tener una marcha más simétrica.
Hace cuatro años, Alexa tuvo que hacer mucha terapia y rehabilitación en un Hospital especializado de Tampa. “Hicimos todas las gestiones para que recibiera un entrenamiento integral, que lleva tiempo, paciencia y dedicación”.
Alexa sueña con su futuro
Hasta que Alexa cumpla los 15 o 16 años, tendrá que seguir pasando por este proceso cada año. Es costoso, es complicado pero es necesario. La organización Prótesis sin fronteras cumplió más de 52 años de creada y el Dr. Quirantes ha seguido movilizando recursos mediante West Miami Sunshine Lions Club, una extension de la organización internacional Walking with a Lion, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a personas que han perdido una o varias extremidades. No obstante, esta es una organización en ciernes. Cuando Alexa viaja a atenderse en Estados Unidos, los gastos mínimos en vuelos, estancia, gestiones para la atención médica y fabricación de prótesis ascienden a unos cuarenta mil dólares. Este esfuerzo de ahora, corre a cargo del Dr. Armando Quirantes y de su clínica especializada, ubicada en Hialeah.
“Alexa ya está en fase de crecimiento, ahora es consciente de todo lo que supone no tener piernas. Debido al crecimiento, debe tener prótesis año a año para poder caminar. Caminaría sin problemas. Podría caminar ahora con normalidad si logramos crearle prótesis articulares cada año en la medida que vaya creciendo”. El Dr. Quirantes anuncia la hora del almuerzo. Ha encargado comida en un establecimiento cercano. Alexa me pregunta si quiero, le digo que prefiero quedarme allí para ver cómo se aleja, andando.
Ella quiere demostrarme que puede moverse rápido, aunque ya me había explicado que lleva prótesis y zapatos adaptados de una niña de tres años. “A veces quiero apurarme demasiado y entonces me caigo”. Todo eso me lo dice riendo mientras adelanta a su mamá por el pasillo angosto de la clínica. Se mueve segura pero, en sus movimientos, hay más voluntad que armonía.
Me quedo pensando que en cualquier otro país del mundo, con verdadera protección de derechos, el Hospital cubano habría tenido que indemnizar a Alexa y a su familia con una suma millonaria. Ninguna cantidad de dinero puede sustituir la libertad que supone tener dos piernas y estar sano. Pero dispositivos adaptados, sillas de ruedas, prótesis adecuadas desde los primeros años, condiciones de transportación, de cuidados y de vida, habrían significado mucho para Alexa, sus padres y su hermano. Mientras tanto, la niña no para de sonreir, la esperanza se desborda por sus ojos.
Cuando regresan, Jacqueline me cuenta que Alexa es muy querida en su escuela, que la miman y la apoyan en todo lo que pueden. “También le gusta sentarse en el portal de su casa y conversar con los vecinos”. Entonces es cuando llama mi atención para decirme, balbuceante y con las dos manos cubriéndoselos toda la cara menos los ojos, que quiere ser doctora para ayudar a otros niños como ella. Su mamá asiente y la mira, orgullosa. “Todo esto es gracias al Dr. Quirantes, gracias a él estamos aquí y gracias a él Alexa camina, es como un milagro para ella y un sueño cumplido para mi”.
Durante la sesión de fotos para este reportaje, la fotógrafa la animó a sentarse “Alexa, ven, camina hasta aquí”. Ahí fue cuando todos escuchamos a ese dispositivo llamado Alexa contestar con su voz enlatada, “yo no puedo caminar”. Sin embargo, la Alexa Prieto Vidal de esta historia se bajó de la mesa camilla con aptitud y, sin sujetarse de nada ni de nadie, caminó.
Quienes se interesen, pueden ayudar para que Alexa Prieto Vidal obtenga prótesis adecuadas año a año hasta llegar a los 16 y así tener una vida lo más normal posible. Estos son los datos para apoyar al Dr. Quirantes en su empeño. Existen dos vías para realizar donaciones deducibles en su declaración de impuestos: West Miami Sunshine Lions Club Foundation (Checks) 833 082 5806 Zelle 305 305 0358 Armando Quirantes.