MIAMI. - La renuncia del administrador de la Ciudad de Doral, Rey Valdés, desató una nueva tormenta política en este municipio de Miami-Dade. Su dimisión expone profundas divisiones y conflictos dentro del gobierno local.
La dimisión de Rey Valdés desata una nueva polémica en Doral, tras señalamientos de recibir presiones de dos concejalas, quienes se defienden de las acusaciones
MIAMI. - La renuncia del administrador de la Ciudad de Doral, Rey Valdés, desató una nueva tormenta política en este municipio de Miami-Dade. Su dimisión expone profundas divisiones y conflictos dentro del gobierno local.
Valdés, quien asumió el cargo en junio de 2024, presentó su renuncia el lunes, 30 de septiembre, durante una tensa reunión del Concejo, bajo alegaciones de ser objeto de “presiones políticas” para despedir empleados y “amenazas” de reducir su salario si no seguía esas instrucciones.
En su carta de dimisión, Valdés fue contundente: “Durante los últimos tres meses, he tenido muchas diferencias de opinión con la concejala Digna Cabral y la concejala Maureen Porras con respecto a cambios de personal, específicamente el despido de varios empleados por asuntos no relacionados con el trabajo”.
Valdés, con una trayectoria de más de 34 años en el servicio público, afirmó en su carta que se negó a ceder ante las presiones por cuestiones éticas.
Además, denunció que las mencionadas concejalas supuestamente buscaban despedir empleados únicamente por su vinculación con la exadministradora Bárbara Hernández, a quien la alcaldesa Christi Fraga había nombrado en el cargo.
El detonante, según Valdés, fue una reunión de presupuesto en agosto con la concejala Cabral, quien le habría exigido el despido del director Financiero de la Ciudad, Fernando Casamayor.
Días más tarde, en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, Valdés profundizó sobre sus razones para renunciar y ahondó también en las conversaciones que sostuvo con las legisladoras señaladas en su carta de dimisión.
Según el administrador, desde que asumió funciones dejó claro que no realizaría despidos inmediatos y que evaluaría cada departamento con detenimiento, antes de tomar cualquier decisión.
Aseguró que en agosto se reunió por separado con las concejalas Porras y Cabral y les comunicó que, si no estaban conformes con su desempeño, “se buscaran un administrador que estuviera dispuesto a desarrollar su agenda. Allí comenzaron las confrontaciones”, apunta.
Valdés reiteró la supuesta “amenaza” de bajarle el salario cuando “me negué a hacer lo que me estaban pidiendo”. Luego, dijo, “me quisieron poner en un plan de mejoramiento, aunque la concejal Porras había dicho a otro medio que yo estaba capacitado para el cargo, pero que tenía que aprender a tomar dirección”.
La concejala Maureen Porras ofreció una versión diferente de los hechos. En entrevista con DLA, la legisladora negó haber presionado a Valdés para que despidiera a empleados por razones políticas. Argumentó que su propuesta se basaba en las “ineficiencias” que había observado en su gestión.
Porras detalló una serie de “deficiencias” en el desempeño de Valdés, como la programación de vacaciones durante el periodo de debate del presupuesto, un viaje planificado durante un momento crucial para la administración y la falta de nombramiento de un director para el departamento de IT (Sistemas).
"Nosotros necesitamos un administrador que estuviera disponible en septiembre y en especial durante la primera y segunda lectura del presupuesto", afirmó Porras. "Él decidió tomar vacaciones, pero también había programado un viaje después de sus vacaciones para estar afuera por más de una semana".
Con respecto a los días de vacaciones, el administrador sostuvo que se trataba de una semana en septiembre para un viaje familiar y dos días en noviembre para asistir a una boda. “En ambos casos, informé a los concejales con suficiente antelación y recibí su aprobación”.
En cuanto al nombramiento de un director para el departamento de sistemas, Valdés acotó que no lo ha hecho porque no puede garantizar más de tres o cuatro meses en el cargo tomando en cuenta que “después de las elecciones [de noviembre en las que se escogerá alcalde en Doral] todo puede cambiar”.
Porras reclamó que si Valdés “tiene pruebas de que le pedí despedir empleados, que las presente porque si no, voy a pedirle una retractación de esas alegaciones que son falsas”.
La concejal añadió que durante su reunión con el administrador le hizo una serie de señalamientos “para mejorar su trabajo” debido a que “había preguntas sobre operaciones básicas de la Ciudad que desconocía, y por eso necesita dos personas más en su oficina”.
Se refirió además al contrato firmado con Valdés, que “nos da la autoridad como Concejo de evaluar su salario y esa evaluación se basa en su desempeño antes de octubre primero. Yo estaba siguiendo lo que dice el contrato”.
Entretanto, la concejala Digna Cabral expresó su sorpresa ante la renuncia de Valdés y las acusaciones en su contra esbozadas en la carta de dimisión.
Cabral, en conversación con este rotativo, confirmó que tuvo una conversación con Valdés sobre la plantilla de personal del gobierno municipal motivada por preocupaciones relacionadas con el presupuesto.
“Él tiene cuatro personas en su oficina; anteriores administradores solo tenían dos. Esto le cuesta a la Ciudad”, dilucidó.
Cabral negó rotundamente haber presionado a Valdés para realizar despidos por razones políticas. “Me reuní con él, como es normal para hablar sobre el presupuesto”.
La concejal argumentó que el presupuesto presentado por Valdés era muy similar al de la administradora anterior, “que yo no iba a apoyar”. El plan de gastos municipales pasó de 66 millones de dólares a 112 millones de dólares. “Su deber es balancear el presupuesto”, expuso.
“¿Por qué vamos a tener una persona de marketing y una persona de ‘social media’, cuando el de marketing se supone que pueda hacer lo de social media?”, cuestionó Cabral a manera de ejemplo sobre lo que considera “gastos excesivos e injustificados” en la Ciudad de Doral.
La concejal defendió su derecho a reevaluar las posiciones para realizar ajustes en el presupuesto, con el fin de garantizar su eficiencia y un uso responsable de los recursos públicos.
Apuntilló que “nadie se debe considerar perfecto” como para no aceptar recomendaciones en su trabajo. En su opinión, a Valdés le “molestó” que cuestionaran su trabajo.
“Debió irse de inmediato, y no esperar hasta diciembre para seguir cobrando su salario, si no estaba conforme con que evaluáramos su trabajo”, remarcó. Cabral votó en contra de que se le dieran 90 días a Valdés para permanecer en el cargo hasta el 31 de diciembre.
A su vez, la alcaldesa de Doral, Christi Fraga, lamentó la renuncia de Valdés y reconoció que la Ciudad de Doral atraviesa un momento de “turbulencias políticas” y “división evidente”.
Desde su punto de vista, “para mí es obvio que querían un títere, una persona que simplemente iba a hacer lo que ellos querían y no una persona profesional”. Las concejalas Porras y Cabral rechazaron esa alegación.
Fraga calificó a Valdés como un “hombre de valor e integridad”, con el que venía trabajando “muy bien en los últimos 90 días”, a pesar de que no votó a favor de su nombramiento en la posición de administrador.
La edil se enfrenta ahora al desafío de buscar un nuevo administrador en medio de un clima político tenso y polarizado, a solo semanas de las elecciones municipales, según dijo.
La renuncia de Valdés se suma a una serie de cambios en la estructura de gobierno de Doral, que ha visto pasar por el cargo a tres administradores en propiedad y uno provisional en tan solo ocho meses.
@danielcastrope