miércoles 21  de  mayo 2025
Operación Pedro Pan

Tomás Regalado: "Ahora, que somos padres, entendemos el sacrificio que ellos hicieron por nosotros"

"Ahora, que somos padres, entendemos el sacrificio que nuestros padres hicieron", resaltó Regalado
Diario las Américas | JESÚS HERNÁNDEZ
Por JESÚS HERNÁNDEZ

Han transcurrido casi 60 años desde que Tomás Regalado, con solo 13, salió de Cuba con prácticamente lo puesto, y hoy mira atrás y reflexiona sobre la decisión de sus padres de enviarlo a Estados Unidos, donde logró ser periodista, reportero de guerra, comentarista de radio y televisión, además de comisionado y alcalde de la Ciudad de Miami y director de Radio y TV Martí.

“Mis padres, Tomás Regalado y Carmen Rita, decidieron que yo y mi hermano Marcos, cinco años menor, saliéramos del país para salvaros de lo que se avecinaba en Cuba. Y salimos en los vuelos de Pedro Pan en abril de 1962”, recordó Tomás con voz firme.

Pero antes, durante la segunda mitad de los años 1950, el país vivía la convulsión del avance de las tropas de Fidel Castro, cuando su padre, un periodista “muy activo contra el gobierno de Fulgencio Batista”, era objeto de vigilancia.

Regalado recuerda que su niñez “fue tormentosa” porque “la Policía hacía registros en casa y apresaba a mi padre”.

Después, con el comienzo del autoritarismo de Castro, continuaron los registros en casa “porque mi padre seguía siendo periodista y no aceptaba las pautas de la dictadura”.

En aquel tiempo, “el régimen de Castro culpó a la prensa de todos los males del país y terminó eliminándola, prácticamente en semanas, hasta crear su propio aparato de medios de comunicación. Quienes disentían eran apartados, eliminados o encarcelados”, indicó.

Regalado estudiaba en el emblemático Colegio La Salle. De pronto, “dejé de ir a clases, en medio de los cierres y las acusaciones del régimen contra los curas”, señaló.

Una mañana el padre le dijo “van a Miami”. Tomás, con sus 13 años entonces, le preguntó por qué, y “mi madre”, con la bondad y la astucia que caracteriza a las mujeres, “me dijo, con mucho dolor por la separación, ‘no importa mijito, que Fidel se cae dentro de tres meses y van a regresar (a Cuba)’, y fuimos al aeropuerto”, rememoró.

“Yo tenía una vaga idea de Miami porque habíamos estado exiliados aquí en la era de Batista”, apuntó.

Exilio

Entonces Miami era una pequeña ciudad, que apenas lucía amena y estaba rodeada de campos inhóspitos.

“Al llegar a Miami, me separaron de mi hermano por la diferencia de edad, a distintos campamentos. Requeríamos una atención diferente, bajo el cuidado de sacerdotes y maestros laicos”, comentó.

En los campamentos, lejos de la zona urbana, miles de ellos esperaban por el reencuentro con sus padres. El regreso ‘prometido’ a Cuba, mientras estudiaban y vivían el día a día.

La incertidumbre se apoderó de todos, uno por uno, hasta el punto de cuestionarse qué hacían allí.

“Recuerdo que algunos de los que estaban en el campamento mostraban cierto resentimiento con sus padres porque fueron enviados a un lugar desconocido. Un lugar remoto, en el sur de Miami, en medio de montes, donde no existía lo que hay hoy”, indicó.

Paso del tiempo

Tomás, atento a las noticias, les decía a sus amigos en el campamento, “no se preocupen, que regresamos pronto”. Pero los tres meses se convirtieron en más meses. Incluso años para algunos.

“Aquellos meses, años, fueron duros, pero esa dureza dio a los Pedro Pan una fuerza muy especial para salir adelante, superarse, convencidos tal vez de que el reencuentro con los padres demoraría”, admitió.

De hecho, ambos, Tomás y Marcos, se reencontraron con la madre en Miami un año después, y juntos rehicieron sus vidas sin poder regresar a Cuba.

Tomás se graduó de periodista y Marcos de administración de empresas.

Al padre, que fue condenado a cárcel en Cuba por disentir de la dictadura, lo volvieron a ver al cabo de veintitantos años, “cuando yo ya estaba casado y tenía dos hijos”, afirmó Tomás.

Reflexión

Hoy, tantos años después, Tomás mira atrás y reflexiona: “Si pienso en aquellos días, cuando llegamos y nos vimos lejos de la familia, porque las comunicaciones por teléfono a Cuba eran escasas y las cartas demoraban meses, podría decir que nos sentimos aislados. Tal vez otros se sintieron abandonados”.

Aquellas sensaciones hicieron mella en unos. Pero el paso del tiempo, la reflexión y el fruto del esfuerzo les hizo recapacitar.

“Nos dimos cuenta de lo que sucedía y hoy agradecemos extraordinariamente a nuestros padres por lo que hicieron”, subrayó.

“Ahora, que somos padres, entendemos el sacrificio que nuestros padres hicieron. Decidieron separarse de nosotros para darnos la posibilidad de tener una vida diferente a la que tuvieron los que se quedaron en Cuba”, resaltó.

Después de muchos años, Tomás ha vuelto a ver a compañeros del Colegio La Salle que se quedaron en Cuba. “Me ha dado mucho dolor escuchar sus historias. Por eso y más, estoy muy agradecido de mis padres por habernos enviados a lo ‘desconocido’ porque no habríamos tenido vida en Cuba”, recalcó.

Hoy, que además de padre es abuelo, Tomás está seguro de que ha educado a sus hijos y nietos “para defender los valores de la democracia”.

“Mis hijos, que nacieron aquí y nunca han visitado Cuba, se sienten cubanos”, declaró.

Si Tomás afrontara una situación similar, a la que sus padres percibieron en la isla, “definitivamente sacaría a mis hijos y nietos, los salvaría. Los empujaría a marcharse, aunque me duela la separación”, concluyó.

[email protected]

@JesusHdezHquez

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar