Tarrio, descrito por la mayoría de los medios como líder de un grupo “de extrema derecha, supremacista blanco y un tipo duro”, fue declarado culpable de conspiración sediciosa, un delito muy grave desempolvado por el juez Kelly, que no se utilizaba desde la época de la Guerra Civil estadounidense.
“El señor Tarrio fue el líder supremo, la persona que organizó, que estaba motivado por un celo revolucionario y que no ha mostrado ningún remordimiento” afirmó el juez en la audiencia antes de la sentencia.
Los doce miembros del jurado lo hallaron culpable y recibió la condena más larga entre los casi 1.100 procesados por el ataque al Capitolio, a pesar de que Tarrio no se encontraba en Washington DC el día del asalto a la sede del Congreso. La realidad es que Tarrio se encontraba en un hotel en Baltimore, a más de 40 millas de distancia, obedeciendo la orden de un juez que le prohibió viajar a la Capital Federal.
A pesar de lo expresado por el juez Kelly, Tarrio dijo en el juicio: “Estoy extremadamente avergonzado y decepcionado por haberles causado pena y sufrimiento. Tendré que vivir con esa vergüenza el resto de mi vida”.
Zuny Duarte Tarrio, la madre de Enrique, dibujó en la entrevista un sorprendente perfil de su hijo y compartió por qué considera que el Departamento de Justicia lo ha utilizado como cabeza de turco [chivo expiatorio].
¿Quién es Enrique Tarrio?
“Enrique nació y creció en Miami. Nosotros somos una familia cubana de clase media baja. Es una persona sencilla, cariñosa y familiar. Yo misma estoy sorprendida de los cientos de llamadas y los miles de personas que me escriben, expresando mensajes de cariño”.
Tarrio estudió Administración de Negocio en el Miami-Dade College, “quiso entrar al ejército, pero no lo consiguió y desistió de la idea. Después entró en negocios con su hermana, vendían cámaras de vigilancia".
La madre confiesa que siendo bastante joven Tarrio tuvo problemas con la ley federal. “Hubo un robo en otro estado y al cruzar las fronteras estatales se convirtió en caso federal. A Tarrio lo sancionaron por cambiarle las etiquetas al producto para venderlo”. Estuvo 10 meses en la cárcel.
Perfil político
En 2020, Tarrio se lanzó a la política, hizo campaña por el escaño del distrito 27 del Congreso, el que representa la congresista María Elvira Salazar, pero desistió por falta de fondos y por estar ocupado en otras actividades, sostuvo la madre.
Según se puede ver en ballotpedia.org, en su campaña Tarrio se describe a sí mismo como inmigrante cubano de primera generación, dueño de varias empresas involucradas en la industria de vigilancia y seguridad. También figura como director estatal de “Latinos por Trump”. Aboga por el emprendimiento y el activismo por los derechos civiles. Al enumerar a las personas que admira escribió: presidentes como George Washington, Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Ronald Reagan y Donald Trump, y otras personas como Martin Luther King Jr., Winston Churchill, Margaret Thatcher, Kanye West. Roger Stone, Jack Posobiec, Chadwick Moore, Ron Paul, Rand Paul o Michelle Malkin. “Estas personas enumeradas anteriormente son fundadores de este país, defensores de la libertad de expresión o defensores de los derechos civiles”, escribió Tarrio.
Proud Boys
Los Proud Boys -Muchachos Orgullosos, en español- se describen a sí mismos como un club de hombres, “chovinistas occidentales”. La organización fue fundada en 2016 en Nueva York. “Comenzó como un club de bebedores, como una hermandad. Al principio quedaban para tomar y comer, hacer sus eventos. Después se fueron extendiendo para hacer seguridad en los eventos de Latinos por Trump”.
Duarte desconoce de dónde salió la etiqueta de supremacistas con la que algunos los califican. “Eso no tiene sentido, dentro del grupo hay negros, blancos, asiáticos, gays y latinos. Creo que esa etiqueta procede de la izquierda, de Antifa o Black Lives Matter (BLM), se la pusieron para dar una imagen negativa del grupo”, opinó.
La realidad es que Proud Boys y Antifa son grupos rivales que durante años se enfrentaron violentamente en una serie de manifestaciones callejeras.
En agosto de 2021, Tarrio fue sentenciado a cinco meses de cárcel por quemar una pancarta de BLM que estaba en una iglesia metodista en el centro de Washington. Tarrio admitió en el juicio que lamentaba profundamente sus acciones y las calificó de error. Su madre, sin embargo, sostiene que no fue él quien lo hizo, sino que asumió la responsabilidad del verdadero autor.
“No existe ninguna prueba, ni video, ni foto que muestre que él sea una persona violenta”.
El juicio
Duarte cree que la imagen que proyectan de su hijo, de jefe supremo, violento y transgresor no compagina con su actitud el día del ataque. “Si él fuera el organizador principal, quien convenció a todos para tumbar al gobierno, sin armas, ¿cómo es que un hombre que tiene en marcha tal conspiración va a quedarse tranquilo en un hotel, esperando a que todo el mundo cumpla con su función? ¿Cuál fue la planificación, cuál fue la conspiración?”
Tarrio fue juzgado junto a cuatro participantes en el ataque, uno de ellos Dominic Pezzola, al que, según Duarte, su hijo solo había visto una vez. “Casualmente, a Pezzola lo incluyen en el caso porque fue quien rompió la ventana del Capitolio. Esa ventana era importante para demostrar la conspiración y la violencia”.
Efectivamente, Ethan Nordean y Joseph Biggs fueron condenados a 18 y 17 años de prisión respectivamente. Zachary Rehl fue sentenciado a 15 años, mientras que a Pezzola le correspondieron 10 años y fue el único liberado de los cargos de conspiración. Todos eran Proud Boys.
Testigos
El juicio demoró unos cinco meses. “Estuvimos tres semanas para escoger el jurado. El juez nunca había hecho un caso tan grande, con más de 41.000 páginas en documentos”.
A la madre de Tarrio le sorprende la existencia de tantos informantes del FBI entre los participantes en el evento del 6 de enero. “Diez minutos antes de la declaración de uno de los testigos de la defensa, la fiscalía habló con los abogados para retirarlo al tratarse de un informante de la policía federal. En total la defensa no pudo presentar dos testigos por este motivo”.
Pruebas
Duarte no cree que en el juicio mostraran pruebas suficientes que indiquen que su hijo organizó el ataque al Capitolio. “La realidad es que en el juicio nadie pudo probar que hubiera una conspiración, no existe ningún documento ni prueba que lo sustente. Él nunca le dijo a ningún grupo ni a ninguna persona, esto es lo que vamos a hacer en Washington, ni este es el plan. Con los mensajes de las redes sociales inconcluso que mostraron de él, determinaron la conspiración. En un chat alguien dijo, vamos a acercarnos al Capitolio y Enrique cuestionó ¿al Capitolio? Esa pregunta fue la excusa perfecta para la fiscalía, siempre ignorando que Enrique había dicho “al Capitolio”, sin los signos de interrogación”.
“Esto no es un problema de Enrique Tarrio, es del país. ¿Cómo es posible que le demos ese poder al Departamento de Justicia? Si una persona no estuvo ahí, no conspiró y son capaces de condenarlo a 22 años… EEUU siempre ha sido admirado por el respeto a la libertad de expresión, pero si al ejercer nuestras opiniones en Telegram, Twitter o Whatsapp se te puede acusar de algo semejante, estamos viviendo en un momento crítico”, advirtió Duarte.
Duarte considera que “la gente que entró al Capitolio debe ser acusadas y condenadas por lo que hicieron. Traspasaron y destrozaron una propiedad federal y no hay dudas. Pero al juzgar a quien no estaba, tiene que haber alguna duda razonable en esos 12 miembros del jurado que votaron que sí. Creo que esas personas estaban contaminadas desde el principio. Cuando el juez les preguntó, usted puede dejar a un lado su sentimiento de lo que pasó ese día y muchos de ellos dijeron que no, aun así, los dejaron en el jurado”.
“Nosotros tratamos de saber las posiciones políticas de los miembros del jurado. Pero fue rechazado bajo el argumento de que el juicio no era político. Creo que este caso lo debieron considerar un juicio político”.
Trump, la pieza mayor
La madre asegura que Trump y Tarrio nunca han hablado. “Nunca hubo ningún vínculo entre ellos. Solamente admiración y que ambos son republicanos. Sin embargo, el Departamento de Justicia le ofreció a Enrique una negociación para disminuir su condena si sostenía en el juicio que él había tenido comunicación con Trump a través de terceros. Eso sencillamente no era verdad y no iba a decir una mentira con tal de que su sentencia fuera menor. Esto parece un trabajo para, a la larga, atrapar a Trump”, dijo.
Apoyo
“Hemos tenido muy poca ayuda. Especialmente de los congresistas. Les he enviado mensajes a María Elvira Salazar, a Mario Díaz Balart, a Carlos Giménez, y nunca he recibido respuesta. Me parece algo absurdo que ellos, tan preocupados por el problema de Cuba o de los nicaragüenses, no se hayan acercado a nosotros, con este problema interno en los EEUU, para conocer nuestra versión sobre lo que pasó”, reclamó.
Apelación
“El primer juicio nos costó cientos de miles de dólares. Todo el dinero que usamos era de la familia. Nunca pedimos ni un centavo. Ahora nos encontramos al borde de una apelación que va a costar otros cientos de miles de dólares. Le pedimos a la comunidad que nos ayude en lo posible, tenemos una cuenta en tarriofamilyfund.org".
“Yo estoy super orgullosa de la forma en que crie a mi hijo. Crie a un buen hombre, que dice las cosas mirándote a los ojos y las verdades como son. Es un gran patriota que creyó siempre en la justicia, quien sabe lo que siembra no teme a su cosecha”, concluyó Duarte.
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