MIAMI.- Nuevamente se manifestaron los propietarios del edificio 5050 de la calle 7 del NW de Miami, exigiendo que la Ciudad y la Asociación cumplan la promesa y les dejen comenzar a ocupar el edificio, tras haber solucionado los problemas de seguridad estructural por los que hace dos años fueron desalojados.
Bajo el grito "queremos regresar,” los propietarios mostraron su determinación a exigir que alivien los obstáculos que les impiden ocupar sus casas.
“El problema es que tenemos que cumplir con una serie de requisitos, muchos de los cuales no tienen nada que ver con la seguridad estructural del edificio”, sostuvo Dmitri Asanov, propietario afectado por el desalojo.
Los residentes afirman que ya se han reemplazado las mangueras de incendio y se colocaron los extintores. En noviembre, se les informó que el panel de incendio estaba casi listo y solo faltaba la inspección de los bomberos.
“En la lista de 16 requerimientos exigidos por la Ciudad a cumplir, antes de poder ocupar nuestras viviendas, existen algunos tan ridículos como cambiar las tapas de los tomacorrientes de las 175 unidades”, indicó Asanov.
Este propietario consideró que algunos de estos requerimientos, no relacionados con la seguridad, los podemos cumplir una vez que estemos dentro del condominio.
Asanov se refirió a una lista con 16 exigencias requeridas por la Ciudad antes de dar luz verde a su regreso. Por ejemplo, el Punto 10 de la lista dice textualmente. “Traer a un contratista eléctrico para que revise el total de las 137 unidades en busca de cubiertas de los tomacorrientes, faltantes o rotas”.
El Punto 8 afirma que se deben “revisar todos los pisos para ver si faltan bombillas en las salidas de los pasillos”. En el punto 14 se requiere colocar tomacorrientes GFI -de fallo a tierra - en áreas externas del edificio.
“Yo le escribí una carta al abogado de la Asociación sobre los nuevos requerimientos y no he tenido respuesta. El gran problema que teníamos era de seguridad estructural. Hemos reunido mucho dinero y lo hemos solucionado. Cómo la luz de una lámpara de un estacionamiento puede ser un impedimento para que estas 175 familias puedan regresar a sus casas”.
“Esto tiene que acabar. Tenemos que entrar en razón. Claro está, nosotros debemos continuar arreglando nuestro edifico, como cualquier otro. Pero lo podemos hacer estando dentro”.
El miedo de Asanov es la escasez de suelo en Miami y la magnífica ubicación del terreno donde esta ubicado el 5050. “No acusamos a nadie de nada. Pero sospechamos que existe un motivo etéreo que ralentiza nuestra entrada al edificio. Soy Agente Inmobiliario, tengo mi propia oficina y he recibido llamada de un inversor para decirme que deseaba comprar el edifico entero”.
A pesar de lo expresado, Asanov sostuvo: “Creo que la Ciudad de Miami está cansada de nosotros y lo que más le interesa es que volvamos rápido a ocupar nuestras casas, para poder pasar la página de este problema.
Por su parte, un propietario llamado Luis dijo que hace 30 años vive en el edificio. Afirmó que en el hotel donde se encuentra alquilado paga una renta muy alta y que, desde que los desalojaron, ha ido rodando por distintos sitios. “Cuando me suben el alquiler, tengo que marcharme”.
Ahora mismo, “mi esposa y yo, que estamos jubilados, pagamos en un hotel de Flagler 1.800 dólares de alquiler, además de los 207 dólares mensuales de mantenimiento”.
Este anciano reconoció estar "sufriendo una crisis psicológica y económica". “Necesitamos volver a nuestra casa. Le pedimos a la Ciudad, por favor, que tenga compasión con nosotros”.
Muchos de los propietarios desalojados son personas mayores como Luis, quien confesó que vendió su segundo auto para poder pagar el alquiler.
Asael Marrero, director del Departamento de Construcción del Ayuntamiento de Miami, en la reunión de noviembre, justificó los 16 requerimientos de la Ciudad, al decir que “en un edificio vacío, surgen nuevos problemas que deben subsanarse”.
Precisamente por eso, los vecinos insisten en regresar. Por temor a que el deterioro se adueñe de su patrimonio. La semana pasada, hubo un acto vandálico en el que rompieron el cristal de la puerta de entrada, a pesar de estar custodiada por la policía.
Algunos de estos propietarios están recibiendo ayuda para el alojamiento en Hialeah. “Si Hialeah nos retira esa ayuda no sabemos qué será de nosotros, afirmó Moisés Abella, quien prometió que las manifestaciones continuarán hasta que logren regresar a sus casas.
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