MIAMI.- Son muchas las voces que advierten a la Administración de Obama sobre la posibilidad de que el régimen cubano esté jugando con Estados Unidos y que esta relación recién inaugurada no sea más que una forma para ganar tiempo. Si nos fijamos en los gestos sobre apertura democrática o avances en los derechos humanos que los Castro han implementado desde el anuncio conjunto del pasado diciembre, realmente no hay nada destacable. Nada que haga pensar que los cerebros de la dictadura cubana hayan barajado la posibilidad de moverse hacia una transición democrática como la que se produjo, por ejemplo, en España, tras el fallecimiento de Franco.
Si no ha habido cambios en las líneas clásicas y convencionales, podríamos esperar algún tipo de movimiento en el ámbito de la tecnología, las comunicaciones o en las innovadoras redes sociales que están consiguiendo acercar distancias entre los ciudadanos de todo el mundo.
Pero parece que tampoco en este ámbito, que blogueros como Yoani Sánchez han planteado como fundamentales para provocar un cambio en la isla, va a haber novedades sustanciosas. Parece ser que el Gobierno cubano tiene sus propias recetas frente a fenómenos como Wikipedia, Facebook, Yahoo o Gmail. Y en el fondo no hace otra cosa que copiar el modelo chino más que el estadounidense o el de cualquier país del mundo libre. Con unos índices de penetración en internet que son irrisorios, Migue Díaz Canel (uno de los posibles delfines de los Castro) ha dado algunas pistas del proyecto que dista mucho de las intenciones de Barack Obama, Yoani Sánchez o de cualquier cubano que quiera equipararse con un internauta europeo o americano. El régimen comunista sabe bien que para sobrevivir no puede permitirse el lujo de facilitar que la red sea libre y asequible para todos.