"La demanda de carbón es obstinada y probablemente alcanzará un máximo histórico este año, lo que aumentará las emisiones globales", señaló Keisuke Sadamori, director de seguridad y mercados energéticos de la AIE.
La AIE estima que el consumo mundial de carbón terminará el año con un 1,2% más que el consumo reportado en 2021, o sea más de 8.000 millones de toneladas de carbón, lo que representa el nivel más alto desde 2013.
Los patrones de consumo internacional han cambiado este año como resultado de la invasión de Rusia a Ucrania.
Rusia, que ha sido acusada durante mucho tiempo de usar su influencia en el sector energético para obtener ganancias geopolíticas, empeora la situación con su guerra en el país europeo y amplía las preocupaciones acerca de la red de oleoductos que atraviesa parte de Europa, y por ende dispara los precios de otros combustibles menos contaminantes, como el gas.
Entretanto, Europa se mueve rápidamente para diversificar sus reservas de combustible y el rechazo de los productos rusos ha obligado a algunas economías a cambiar el gas natural de alto precio por carbón más barato.
No obstante, la mayoría de las grandes economías avanzan de alguna manera hacia la transición energética al adoptar alternativas más limpias, como las bombas de calor y las fuentes renovable del viento, el Sol y los biocombustibles.
El gran descubrimiento científico estadounidense sobre la fusión nuclear, que tanta esperanza arroja a la fabricación de energía neta limpia, “no contribuirá significativamente hasta dentro de 20 o 30 años”, comentó Julio Friedmann a CNN, jefe de asuntos científicos de la firma Carbon Direct.
“Es la diferencia entre encender un fósforo y construir una turbina de gas”, subrayó.
China
Sobre China, el mayor consumidor de carbón del mundo, la AIE señaló que la ola de calor y la sequía, y ahora el invierno, provocaron el aumento del uso de carbón, compensando la demanda por la dura postura del régimen de Pekín sobre el COVID-19.
Hace apenas seis meses un informe del grupo de estudio UN Climate Change certificó que China no solo es el primer contaminante del mundo, sino que los gases que emite superan la suma de la polución que provocan todas las naciones desarrolladas juntas.
En efecto, China lanzó a la atmósfera el 31% de los contaminantes dióxido de carbono, metano y óxido nitroso que produjo el mundo en 2021.
Acorde con el informe, Estados Unidos, Unión Europea, Canadá y Japón suman el 22% de las contaminaciones.
En solo dos años, China aumentó su porción contaminante de 27 a 31% y los científicos advierten que si no hay acuerdo sólido entre EEUU, la Union Europea y China será difícil evitar el peligro contaminante.
Cuba
Por otra parte, Cuba, que continúa culpando las restricciones comerciales de Estados Unidos sobre la isla caribeña, admitió que no cuenta con un sistema de medición, reporte y verificación que cumpla con el Acuerdo de París, y aseguró que es un “objetivo” en el que está trabajando.
La estudiosa en monitoreo de países de la World Resources Institute Kelly Levin declaró a Climate Home News que la implementación de un sistema de medición, reporte y verificación en Cuba es necesario, si el país quiere comerciar con créditos de carbono.
Acorde con el Gobierno de Cuba, el estado tiene como “objetivo reducir el consumo de combustibles fósiles por vehículos terrestres en un 50 % para 2030”.
Entretanto, la red ferroviaria del país, que fue una de las primeras en ser establecidas en el mundo a finales del siglo XIX, es antigua, lenta y poco confiable.
Otro “objetivo” de Cuba es aumentar el parque forestal del país “al 33% de la superficie total para 2030”, lo que equivaldría a un aumento de 2%, según el último informe oficial emitido hace seis años.
Esto significaría, si Cuba cumple, un inventario de 14.000 millas cuadradas del territorio nacional para la maltratada forestación de la nación caribeña.
Además, Cuba asegura que quiere “aumentar las energías renovables de electricidad al 24% para 2030”, lo que, dadas las características económicas de la isla pocos creen posible.
Emily Morris, conocedor de estos asuntos en University College London, declaró a Climate Home News que la posición de Cuba es “ambigua” y “menos ambiciosa que países vecinos como Belice, Jamaica y República Dominicana.
“Además, la meta cubana se refiere únicamente a la generación de electricidad, y no a la energía total, y por lo tanto excluye el uso de hidrocarburos para el transporte, que representa una cuarta parte del consumo total de energía a nivel mundial”, argumentó.
Según la Agencia Internacional de Energía, más del 70% de la energía total de Cuba proviene de productos derivados del petróleo, la mayoría de los cuales son importados. El gobierno autoritario del país tradicionalmente ha importado petróleo de sus aliados, primero de la Unión Soviética y luego de Venezuela y México.
De cualquier manera, el vasto aval de incumplimientos que caracteriza al Gobierno dictatorial de Cuba pone en duda cualquier supuesta meta que el país presente.
Cuba acusa a Estados Unidos por la falta de acceso al sistema crediticio estadounidense, pero tampoco obtiene suficientes beneficios de otros países con los que mantiene relaciones comerciales.
Científicos, ambientalistas y líderes de otros países insisten en que se necesitan más que palabras para cumplir y alcanzar metas que están destinadas a mejorar la calidad de vida y el futuro de la humanidad.
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@JesusHdezHquez