BAGDAD.-dpa
El EI utiliza el Ramadán, que para la mayoría de los musulmanes es un tiempo para la vida en familia y la reflexión, para reforzar su “guerra santa” contra los “infieles”
BAGDAD.-dpa
La onda expansiva de la explosión fue inusual incluso para una ciudad como Bagdad. La detonación del coche bomba en una popular zona comercial de la capital iraquí no solo mató a más de 200 personas, sino que también destruyó por completo varios edificios, en un nuevo clímax del terror que siembra la milicia yihadista Estado Islámico (EI).
En el lugar donde antes había un centro comercial con una publicidad luminosa multicolor solo quedan muros quemados. Varios iraquíes difundieron en las redes sociales fotos de familias enteras segadas en el atentado.
El ataque en Bagdad fue el tercero perpetrado en un breve intervalo atribuido a la milicia terrorista. Primero, tres terroristas suicidas atacaron el aeropuerto internacional de Estambul. Después siguió la noche de horror en Bangladesh, donde murieron 28 personas durante una toma de rehenes. Otros atentados pudieron ser abortados en el emirato de Kuwait.
Semejante serie de masacres perpetradas por el EI "no tiene precedentes", dice el experto en terrorismo de la fundación berlinesa Ciencia y Política (SWP), Guido Steinberg. Una vez más, el EI ha demostrado que actúa a nivel global y que ha expandido su zona de influencia.
El momento escogido no fue casual: esta semana termina el Ramadán, el mes sagrado del ayuno para los musulmanes. Ya antes de comenzar el Ramadán, el portavoz del EI, Abu Mohamed al Adnani, había anunciado nuevos atentados en un mensaje de audio difundido en Internet. El EI utiliza el Ramadán, que para la mayoría de los musulmanes es un tiempo para la vida en familia y para la reflexión, para reforzar su "guerra santa" contra los "infieles".
Con estos atentados, la milicia terrorista reacciona a la situación militar en Siria e Irak, donde últimamente ha aumentado la presión sobre los extremistas.
Hace pocas semanas, el Ejército iraquí logró recuperar la ciudad de Faluya, un bastión del EI en el oeste del país, cortando de esta manera una importante ruta de aprovisionamiento de la milicia. Aviones de combate de la coalición internacional liderada por Estados Unidos lanzan todos los días ataques contra los yihadistas, que probablemente causan numerosas bajas entre sus filas.
La rápida sucesión de los últimos ataques terroristas estuvo planeada, asegura la experta en Oriente Medio Lina Khatib, del "think tank" británico Chatham House. "Cuanto mayor es la presión militar sobre esa organización, tanto más intenta compensar esa situación con ataques en todo el mundo", analiza Khatib.
El EI pretende demostrar con los atentados que todavía conserva un gran poder, a pesar de todos los reveses que ha sufrido sobre el terreno. No hay que olvidar que la milicia terrorista ejerce atracción sobre muchos musulmanes, sobre todo jóvenes, porque se presenta ante ellos como una organización fuerte capaz de enfrentarse a sus odiados enemigos.
Para poder seguir reclutando combatientes, el EI necesita exhibir éxitos. Lo mismo vale para los potenciales donantes, que probablemente solo están dispuestos a apoyar a la milicia terrorista si están convencidos de su influencia.
Con los atentados, el EI ha vuelto a su "antiguo negocio principal", dice Steinberg. Desde que comenzó su avance en Siria e Irak, la milicia centró su objetivo en construir en los dos países devastados un Estado propio, es decir, un "califato islámico". Según el experto alemán, "los yihadistas temen que no puedan alcanzar ese objetivo, por lo que tienen que cambiar su guerra de propaganda cometiendo muchos atentados brutales y de gran envergadura".
En Irak, los atentados van dirigidos una y otra vez contra los chiitas, a quienes los extremistas sunitas del EI consideran "infieles". Con los atentados, la milicia pretende sembrar más discordia entre ambas ramas del islam. En Bangladesh, la mayoría de las víctimas eran extranjeros. En Estambul, los terroristas suicidas también escogieron como escenario un lugar por donde pasan muchos extranjeros.
Lina Khatib prevé que los siguientes atentados del EI no tarden mucho en llegar, aunque es imposible saber dónde. "Ellos realizan sus atentados siempre en cualquier lugar donde puedan hacerlo, sobre todo en lugares donde las fuerzas de seguridad no están en condiciones de impedir ataques". Jalida Ahmed, una mujer de 37 años de Bagdad, espera lo peor: "Lo que pasó en el barrio de Karada no ha sido el último atentado ni tampoco el más sangriento".
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