España cuestiona posiciones del Gobierno

De “sobresaliente”, “cohesionado” y sobre todo “cumplidor” Pedro Sánchez calificó su gestión "social, feminista, económica y social", y aseguró haber cumplido compromisos a pesar de la pandemia, que, según sus palabras no pudo mover la agenda "ni un milímetro", según informaron varios medios de prensa del país ibérico.

Sánchez incluso dejó la puerta abierta a una posible ley de la Corona, ante varias preguntas de la prensa, aunque no quiso dar más detalles.

“Vamos paso a paso”, señaló el presidente del Gobierno español, y añadió que trabaja con el rey Felipe VI en un proyecto para continuar con la línea de modernización de la Monarquía.

Sánchez reconoce la figura del rey como jefe del Estado español, aunque el papel del monarca sea paralelo al gobierno nacional y no practique la jefatura de poder, según dispone la Constitución española adoptada en 1978.

Pablo Iglesias, que creció en una familia de pensamiento republicano, antimonárquico eso es, funge hoy como vicepresidente segundo del Gobierno de coalición y continúa abogando por el fin de la monarquía por considerar que “su tiempo ya pasó” y que “no es necesaria”.

Planteó incluso hacer un referéndum sobre “la utilidad de la Monarquía” en España.

No obstante, hay quienes piensan diferente.

“El Rey es básicamente el símbolo de unidad y permanencia de la nación española, prácticamente nada más, aunque en teoría posee el mando supremo de las Fuerzas Armadas”, reclamó el profesor de Derecho de la Universidad de Lleida, la más antigua de Cataluña, Ferran Espaser.

En efecto, el Rey no tiene voz ni voto en las políticas nacionales ni en las posiciones del Gobierno español en el exterior, aunque sí “es arbitro y moderador en el funcionamiento regular de las instituciones”, subrayó el profesor.

“Por ello, el anterior monarca (Juan Carlos) ayudó a facilitar la transición a la democracia y parar el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981”, recalcó.

De cualquier, Sánchez tiene una ardua labor tratando de mantener la boca de Iglesias cerrada para mantener la coalición, luego de que, como cabeza del Partido Socialista Español, no obtuvo los escaños necesarios en el Congreso para ser nombrado presidente y optó por sumar los 35 de Unidas Podemos para serlo.

Y a eso, como si fuera poco, Sánchez suma la papa caliente de indultar o no a nueves líderes separatistas de Cataluña que guardan prisión, tras haber violado la Constitución de la nación ibérica al promulgar o colaborar a la promulgación de la independencia de la región española el 10 de octubre de 2017.

“Creo que es muy importante superar episodios aciagos que nos sonrojan a todos”, señaló Sánchez.

De esta manera, el presidente del Gobierno español anticipó que favorece el indulto, aunque no indicó que lo haría mayormente por la deuda que tiene con Esquerra Republicana de Catalunya, que pactó con Sánchez para facilitar su investidura el 8 de enero de 2020.

Iglesias, que insiste en darle más espacio a los separatistas, en vez de fomentar la unidad, aboga insistentemente por el indulto de los nueve condenados a penas que oscilan entre nueve y 13 años por sedición y/o malversación con derecho a rebajas.

En España el indulto no se decide en la mesa del presidente del Gobierno. Debe cumplir primero un largo proceso que comienza en la Fiscalía nacional, quienes fueron tajante al decir que no hay “ninguna razón admisible en Derecho” que justificara esta medida. Hacerlo, señalaron, supondría premiar “al gobernante desleal y corrupto”.