Europa siente el peso que desequilibra la balanza

Rezagados en tercer, cuarto y quinto lugar, la izquierda francesa, con los comunistas incluidos, lograron agruparse en coalición con apenas seis días para dejar en segundo lugar al partido centrista Renacimiento, que encabeza el presidente Emmnauel Macron, y en tercer lugar al llamado Reagrupamiento Nacional, que lidera la controvertida Marine Le Pen.

No obstante, ninguno obtuvo los 289 escaños mínimos, de los 577 que posee el Congreso francés, para comandar la legislatura, lo que sitúa al país europeo, que está acostumbrado a gobernar con mayorías claras, ante una situación inédita muy difícil de gestionar.

De esta manera, “sospecho que Macron, que es muy ágil como político, trate de romper la coalición de izquierdas y se sume los parlamentarios del Partido Socialista, al que perteneció”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS el profesor emérito de Derecho de la Universidad de Lleida, en Cataluña, España, Ferran Espaser.

Otra posibilidad sería, aunque maquiavélica, “que Macrón no logre romper la coalición y otorgue un caramelo envenenado a la izquierda con el nombramiento de un primer ministro que no pueda hacer su trabajo ante tanta disparidad en el Congreso y quede mal parado ante los votantes para otra elección”, añadió.

Cómo funciona

Francia cuenta con un sistema democrático que elige presidente, pero, al igual que otros países, el gabinete ministerial tiene que ser validado, de alguna manera, por el Congreso.

Por ello, “si el partido del mandatario francés no posee mayoría absoluta en el poder legislativo, que le otorgue los ministros que quiera, tiene que aceptar lo que el mayor número de disputados le indique”, esclareció el académico.

Bajo esta coyuntura, el bloque centrista dejó claro que no aceptará una coalición en la que esté la izquierda radical del partido Francia Insumisa, formación que insiste en que se debe aplicar su programa socioeconómico sin cambios.

Ese programa, calificado como “extremista” y “peligroso” por Macron, pide aumentar el salario mínimo a los 1.600 euros netos (vale recordar que el cuidado de salud y otros asuntos están cubiertos por el presupuesto nacional), así como volver a imponer altos impuestos a los más ricos o derogar la reforma de pensiones que el Gobierno tuvo que imponer por decreto tras meses de protestas callejeras.

Por otro lado, la llamada derecha, que Le Pen lidera y tuvo por bandera un fuerte rechazo a la inmigración, mantiene como propuesta clave favorecer a los franceses sobre los extranjeros en el reparto de empleos, vivienda y servicios sociales.

Vale recordar que el partido de Le Pen fue el vencedor en Francia en las recientes elecciones legislativas europeas. Inclusive recibió el ‘apoyo’ de Rusia, de manos del mismísimo Vladimir Putin, pero lo rechazó.

Confiada de que ganaría las legislativas francesas, Le Pen, que aspiró a liderar el país por tercera vez y aceptó la derrota otra vez, aseguró que “la victoria ha sido aplazada”, lo que significa que continuará batallando.

Europa

Si importante es Estados Unidos, y también China, Europa es el bastión intermedio. Como siempre fue, desde los tiempos antiguos, el Viejo Continente es tierra de ideas y divergencias, y por lo tanto es tribuna de vanguardias con sus virtudes y defectos con la mayoría de los países gobernados por coaliciones políticas.

“Hay quien cree que Estados Unidos está en crisis, que hace aguas, y que China podría ser el nuevo líder. Pero no lo creo. El país americano tiene mucho más que ofrecer que los chinos”, apuntó.

Europa, que fue terreno de dos guerras mundiales y es el patio cercano a la confrontación de la Rusia de Vladimir Putin y su invasión a Ucrania, siente el peso de cualquier movimiento político que desequilibre la balanza.

Incluso dentro de la Unión Europea, Hungría, que fue es miembro de la organización de países europeos desde 2004, parece alejarse de ciertas normas europeístas al promulgar leyes conservadoras y hacerle guiños a Rusia bajo el supuesto estandarte de la ‘distensión internacional’, cuando su primer ministro, Viktor Orbán, visitó Moscú para, presuntamente, “tender una rama de olivo y promover el fin del ataque a Ucrania”, señaló el catedrático Espaser.

En España, el país más cercano a Hispanoamérica, la situación política arde a diario.

“En España no saben qué más hacer para poder gobernar porque no hay partido político que logre la mayoría”, apuntó.

“Por eso, a Pedro Sánchez, que se oponía a la amnistía de los catalanes que violaron la Constitución al declarar independencia en 2017, no le quedó otra que cambiar de chaqueta y ofrecer el perdón para formar coalición”, resaltó.

“Y el Partido Popular, que teóricamente rechaza a Vox, por sus inclinaciones extremas, no le queda otra que aceptarlos a medias para formar gobierno en regiones y municipios”, amplió.

En el Reino Unido también hubo elecciones legislativas, que definen quien es el que manda en asuntos de gobierno.

“El Reino Unido ya no es miembro de la Unión Europea”, recordó el académico, “tras el referendo nacional que pidió la salida en 2020. Pero sigue siendo importante para la Unión Europea por sus aportes económicos y políticos”, recalcó.

Hace unos días, el pueblo británico, conformado por Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, optó por darle mayoría absoluta al Partido Laborista tras 17 años de gobierno conservador, lo que equivale al centro izquierda o Partido Demócrata en Estados Unidos.

Alemania, la potencia europea que encabeza la Unión Europea, también gobierna en coalición.

“Guste o no, esa es la nueva norma. Es la democracia. Y probablemente se extienda al resto del mundo, incluyendo a Estados Unidos, cuando los partidos políticos tradicionales no tengan más para dar y surjan otras agrupaciones”, pronosticó.